La Opinión de Murcia

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Las salas son las que le dan la vida a un grupo, las que te permiten mirar al público a los ojos al transmitir tu mensaje» Julia Martín-Maestro | Batería
Julia Martín-Maestro Batería de Rufus T.Firefly

"Nos flipla que la gente esté moviendo las caderas con este disco"

Aseguran que se aburren rápido de sí mismos y por eso le han dado un giro de tuerca a su habitual psicodelia

Víctor Cabezuelo (tercero por la izquierda) y Julia Martín-Maestro (a su lado) junto al resto de la banda. L.O.

Rufus T.Firefly están presentando su nuevo álbum, El largo mañana (2021), repleto de amor esperanzado y con vistas al soul de Isaac Hayes, Curtis Mayfield y, sobre todo, al What’s going on (1971) de Marvin Gaye, a quien incluso mencionan en Tempelhof. Sin embargo, Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro –los líderes del proyecto– provienen de la cultura psicodélica; de hecho, les han llamado no pocas veces «los Tame Impala españoles». Y con 15 años de trayectoria y numerosos discos publicados que han pasado casi desapercibidos, de pronto, Magnolia (2017) y Loto (2018) consiguieron multiplicar sus ventas y actuaciones (por aquí han venido mucho últimamente, sorprendiendo y cautivando siempre). Además, Rufus T. Firefly han alcanzado la estabilidad sin dejar de lado su esencia, trascendiendo la condición de grupo de culto. Les ha ayudado el productor Manuel Cabezalí, y ahora también Kennie Takahashi en las mezclas. Julia es nuestra interlocutora.

¿Qué os ha llevado a hacer El largo mañana? ¿De dónde viene este cambio de sonido?

Lo que nos ha llevado a hacer El largo mañana son todos los años que llevamos en esto, que ya son quince. Creo que es el disco más equilibrado de Rufus si atendemos a lo que nosotros queríamos al principio y lo que hemos acabado consiguiendo. Y sí, ha supuesto un cambio de sonido que viene porque nosotros rápidamente nos cansamos de lo nuevo que aprendemos, o de lo que buscamos en ese momento.

¿Cuál era el planteamiento?

Cuando la gira de Magnolia y Loto, empezamos a buscar otra nueva forma de expresar lo que queríamos, y al final encontramos a Marvin Gaye y todo el sonido de los setenta, que nos dejó un poco locos. A partir de ahí empezamos a currar.

¿Qué os gustaría transmitir?

Poder transmitir mucho amor y cariño es lo que más nos ha gustado siempre. Y más ahora, que estamos recibiendo mucho de eso por parte del público en la gira. Transmitir eso y que te llegue de vuelta sobre el escenario es algo increíble.

Después de vuestros discos anteriores, plagados de referencias culturales, en este habéis dado un paso más allá en las letras.

Sigue habiendo referencias, pero sí que es verdad que quizás las letras sean más etéreas y mucho más evocadoras.

Parece un disco muy de banda, de tocar todos a la vez, con pocos trucos de producción. ¿Qué han aportado Manuel Cabezalí y Kennie Takahashi?

Antes jugábamos mucho más con los efectos, con los trucos de la producción, y uno de los objetivos para este disco era salirnos de ahí y que todo lo que tocáramos, lo que estuviera grabado, luego se pudiera también tocar en el directo. En eso, Manuel Cabezalí ha sido una pieza fundamental, pero como en las producciones que nos ha hecho anteriormente... Para nosotros es un miembro más de Rufus; su aportación, su opinión sobre las canciones y sobre lo que queremos grabar es muy importante. Y normalmente, Vitin y él han mezclado los discos, pero esta vez queríamos salir de nuestra zona de confort, y Kennie Takahashi es un referente para nosotros desde hace muchos años: ha mezclado discos que son increíbles y optamos por escribirle y ver qué pasaba, si nos contestaba y le apetecía hacerlo. Tuvimos la suerte de que nos contestó, y ha sido muy bonito trabajar con él. Nos ha servido también para ver cómo otra persona ve las canciones, porque la mezcla es muy importante también y cambia mucho tu forma de percibir lo que has grabado. Nos ha encantado todo lo que ha hecho, estamos muy felices.

Nosotros cuando componemos un disco intentamos buscar cosas nuevas, aprender a tocar de otra forma diferente, recursos nuevos para sumar a todo lo que ya sabemos. En este caso, teníamos a todos esos referentes del soul y de los años setenta, que tienen esa delicadeza tan particular a la hora de tocar..., era una cosa que nunca habíamos experimentado. Y nos ha cambiado. Nosotros lo notamos mucho internamente, en cómo la banda ha cambiado mucho la forma de enfrentarse a las canciones. Y también, claro, con en detaller como que ya no hay tantas distorsiones, todos los sonidos son más limpios.

Habéis conseguido renovar vuestro sonido, sonar diferentes, pero ser completamente reconocibles.

Nosotros siempre hemos mantenido nuestra esencia, y en esta ocasión no iba a ser diferente. Así que desde fuera igual no se nota tanto el cambio, pero nosotros, el grupo, sí.

¿El título El largo mañana a qué se refiere?

A muchas cosas: a la aceptación de uno mismo, a cuando creces y te haces un poco más maduro, a todas las cosas que has hecho y sobre las que reflexionas... Por ejemplo, hay una canción que habla de un familiar que ha fallecido, y te acuerdas de todo lo que te ha dado, de todo lo que has podido aprender de esa persona. En general El largo mañana habla de la aceptación.

¿Cómo saltó la chispa de Marvin Gaye? ¿Se puede decir que, con esas influencias del soul y el R&B, Rufus T. Firefly ahora vais más a las caderas?

Intentamos aprender cosas nuevas con cada paso que damos. Nos aburrimos mucho de nosotros mismos, así que eso nos ayuda mucho a investigar cosas nuevas. Y cuando encontramos el disco de Marvin Gaye –lo habíamos escuchado antes, pero quizás no le habíamos prestado la atención que necesitaba o requería un disco tan complejo como este– nos dejó flipando. Empezamos a escuchar a otros artistas de la época (Issac Hayes, Curtis Mayfield …) y, a partir de ahí, comenzamos a ver qué nos interesaba de todas esas referencias, y a currar. Pero es verdad que antes veías al público en los directos y movían la cabeza; ahora, con el nuevo disco, una cosa que nos está dejando bastante flipados es que la gente mueve las caderas. Es curiosísimo.

¿Vuestra visión del mundo es positiva?

No sé si se podría decir que nuestra visión del mundo o del futuro es positiva, pero antes cuando componíamos siempre hablábamos más de lo que nos afectaba, de lo que nos dolía, y desde Magnolia y Loto estamos intentando ser más positivos y transmitir un mensaje más de amor y de paz.

¿Qué ha significado para vosotros pasar de tocar en salas pequeñas a hacerlo en festivales? ¿Se puede vivir sin los festivales?

No creo que tenga tanto que ver con que se pueda vivir o no de los festivales, sino con que al final (y al principio) las salas son las que dan vida a un grupo, las que te hacen poder tener a la gente al lado, transmitir prácticamente mirando a los ojos del público. Los festivales también son geniales, pero nosotros nos encontramos más a gusto en un habitacionicita cerrada.

El disco lo habéis planteado de manera diferente ya desde el principio. Tocándolo en directo antes de publicarlo, y vendiendo el formato físico antes de que saliera en las plataformas digitales. ¿La música independiente era esto?

Sí, puede venir de cómo era antes la música. El formato físico y el que tú llegaras a tu casa, abrieras el disco y descubrieras en ese momento las canciones, las letras y el mismo diseño del álbum era algo muy especial. También para nosotros era muy importante que la gente que comprara el disco tuviera algo diferente a lo que por ejemplo pueda haber en las plataformas digitales, y fundamentalmente esto lo hemos hecho porque nos apetecía hacer un regalo a toda la gente que ha comprado el disco, que nos ha seguido y que también piensa como nosotros en ese momento de abrir un disco.

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