La Opinión de Murcia

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Exposición

Realismo imaginativo y lirismo nuevo en la obra de José Francisco Aguirre

"La intención de esta muestra ha sido narrar sus reflexiones plásticas en la pintura, sus investigaciones", explica el director del Museo de Bellas Artes

José Francisco Aguirre en los años setenta.

La Sala Logia del Pabellón Cerdán es un espacio emblemático del Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam). El visitante se encuentra con ella de forma natural cuando recorre el edificio, topándose de bruces en la actualidad con la muestra dedicada a la figura de José Francisco Aguirre, «un artista murciano completo y singular, imaginativamente incomparable, huidizo entre las tendencias de su tiempo». Así lo describe Juan Bautista Sanz, comisario de la exposición, en un texto titulado La mano poética que sorprende y en el que se destaca su habilidad para el dibujo.

Sus obras en este campo proponen líneas que «se recrean entre espacios blancos en papel o colores planos», pero el pintor también «se apoya en imágenes cubistas o futuristas, que negaban toda la posibilidad a las tres dimensiones». Sin embargo, su pintura es diferente a su ilustración: «la libertad anda a su albedrío en los cuadros y precisa al tema y al argumento» en este otro lenguaje; «en sus dibujos se puede leer el previo de la literatura y la poesía; se puede caminar el viaje imposible y el verosímil».  

Tras una visita a la exposición, Sanz nos aclara que «el objetivo es doble: por un lado, insistir en la existencia de la figura de José Francisco Aguirre en la nómina muy ilustre de los artistas murcianos de la generación de la posguerra española, teniendo en cuenta la viciada y larga omisión de su nombre por parte de teóricos y especialistas en su tierra natal, Murcia. Y, de otro lado, conmemorar su centenario (1921-1984).  

La idea o narrativa «es notablemente clara: demostrar la importancia de la obra realizada por José Francisco Aguirre a través de los años en disciplinas como la pintura, la ilustración o la escenografía». Del mismo modo, la apertura del museo del diario ABC, con el que colaboró, guarda una inmensa colección de obras de Aguirre en sus fondos –y también de su hermano Antonio–, lo abre otra posibilidad de demostrar la importancia de ambos, señala. 

‘Noche de gala en el Romea’ (1968). La Cholepa

Heredero de la Edad de Plata

El contexto artístico de Murcia en los años cuarenta, «que pronto abandonaron muchos artistas para marchar a Madrid en busca de oportunidades y de estudios especializados, era extremadamente pobre, como corresponde a una capital de provincia en aquella época, cuya prioridad era la supervivencia, más que el cultivo de las artes. Madrid era otra cosa y, de hecho, sirvió de cuna a un grupo numeroso de artistas murcianos en muy distintas facetas como el cine, el periodismo, la música, el teatro, la pintura e ilustración o la escultura, entre otras. Solo hay que repasar los nombres de aquella generación que he llamado ‘la huella’ de Murcia», apunta Sanz, entre los que se encuentran Manuel Augusto García Viñolas, Gustavo Pérez Puig, Jaime Campmany, Eloy Moreno, Fernández Montesinos, los hermanos Toledo, Hernández Carpe, Molina Sánchez y Vicente Viudes. 

Cartel para las fiestas del ‘56. La Cholepa

En este sentido, José Francisco Aguirre «ilustra para las mejores publicaciones de la época en España, con preferencia por Blanco y Negro; gana premios y distinciones [sus ilustraciones para El libro del desierto fueron merecedoras del primer Premio Nacional Lazarillo a la ilustración infantil en 1958] y también se entrega al desarrollo de la pintura en la que cabe su interés en la experimentación: su pintura se distancia bastante de la ilustración, aunque resulta complementaria y necesaria su voluntad de trascendencia», sostiene Sanz. De este modo, «estimula su vocación y deja hecha una obra consistente. 

Paisaje, figura o bodegón son argumentos tratados con lirismo y facilidad expresiva, con técnicas nuevas, aunque antiquísimas, como es el caso de la encáustica». Pero su producción abarca también otras disciplinas, «algunas de ellas de gran originalidad», constata el hijo del artista, Miguel Ángel Aguirre: «Según detalla José María Candel en su libro Historia del dibujo animado español, a principios de los cuarenta se formó en Madrid un grupo de ilustradores liderado por Fernando Morales y con el que realizó varias películas: Un día en la feria, en 1941, y La manzana encantada, El pelo del diablo y Una extraña aventura de Jeromín, en 1942. Todas ellas con música del maestro Jesús G. Leoz». 

Diseño de una escenografía en los setenta. La Cholepa

Pero, volviendo a la muestra que nos compete, la exposición de José Francisco Aguirre se inserta en la política del Mubam de presentar «extensas retrospectivas y antológicas de los grandes artistas de la Región de Murcia», explica su director, Juan García Sandoval. Así, el visitante que se acerque durante estos días al Mubam se encontrará efectivamente con esta colección mientras pasea por sus salas. «La finalidad es crear un diálogo natural con la obra y subrayar que se trata de artistas cuya presencia es esencial dentro de nuestra colección. En el caso de Aguirre, tenemos cuadros de distintas épocas, pero todos son distintos. La intención ha sido narrar sus reflexiones plásticas en la pintura, sus investigaciones. Tenemos cuadros hechos a la encáustica y trabaja el paisaje, el bodegón, escenas religiosas o, por ejemplo, escenografías para teatro; entre las piezas exhibidas encontramos unas que podrían ser más contemporáneas, como el paisaje urbano con tejados marrones, o dibujos que recuerdan mucho a lo que se hacía en los años cuarenta y cincuenta en Madrid. Es decir, va recogiendo influencias y algunas obras recuerdan a Giorgio Morandi o al arte cubista; vemos fotografías de la época o cuentos ilustrados (algunos traducidos al alemán) que quizá nos traslada a la obra de Rafael Zabaleta. Por otra parte, se exhibe una portada de libro que es una abstracción o cartelería para teatro en técnica gouache», concluye. 

Entre las obras que se pueden visitar se encuentra un boceto para el cartel de la feria de Murcia de 1956, así como ilustraciones para el interior y portadas de revistas como ABC, Blanco y Negro, Y Revista para la Mujer, entre otras. 

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