Hace unos diez años, Tomy Ceballos (Caravaca de la Cruz, 1959) dio un paso a un lado; se alejó del foco mediático. Esporádicamente ha vuelto a exponer (y a exponerse), como ocurrió en el verano de 2018 con Océanos pacíficos –una pequeña muestra en la que presentó una línea de actuación centrada en los digital y que acogió la galería Arquitectura de Barrio (AdB)–, pero apenas sacaba la cabeza y se volvía a esconder en su madriguera, en plena huerta de Murcia. Los motivos de su «retirada» son varios. Para empezar, y a pesar de gozar de reconocimiento internacional, Ceballos es un outsider que vive al margen de las exigencias de la industria. Exponer su trabajo no le obsesiona. Además, a principios de la década pasada fue padre por primera vez, una experiencia que se convirtió con abrumadora diferencia en su proyecto principal. «Vivimos en un mundo que genera mucho ruido –señalaba este martes en declaraciones para LA OPINIÓN–, y alejarse del foco de atención es importante para acercarse a lo importante», reconocía.

Sin embargo, su desempeño puramente artístico durante este tiempo de ‘ausencia’ no se reduce a esas pequeñas intervenciones de las que hablábamos anteriormente (como la de AdB o como la que protagonizó en Loft 113 en 2016 bajo el título Varios). «Estos han sido años de trabajar en casa y de pensar mucho tanto en lo vivido como en lo que queda por vivir, pero también en todo lo que nos dejamos por el camino», apunta. De ahí que haya llegado el momento de volver a salir al exterior, y de hacerlo, además, a lo grande: con un proyecto retrospectivo que girará en torno a una macroexposición en la Sala Verónicas que está previsto que se inaugure el próximo martes 8 de febrero.

«Es hora de mostrarle a la gente un mundo que se ha perdido en tiempo récord», advierte. La muestra, titulada La huella es el molde de la ausencia, recogerá obra de Ceballos que abarca desde sus inicios, a finales de los años ochenta, hasta piezas de muy reciente creación, algunas incluso de 2021. Así, en la antigua iglesia barroca se podrá disfrutar de «varias de las piezas que otorgaron al artista caravaqueño fama internacional», tal y como informó este martes el Instituto de las Industrias Culturales y las Artes (ICA) por medio de una nota de prensa. Entre ellas, por ejemplo, sus ‘fotogramas corporales’, obras en las que los cuerpos intervienen directamente sobre material fotosensible, eliminando la cámara de la ecuación; o, lo que es lo mismo, «una apología de la intimidad y de esa ‘distancia cero’ entre el objeto y la huella», una idea muy presente a lo largo de toda la carrera de este innovador autor, un auténtico «renovador» del arte de la fotografía.

Si bien Ceballos prefiere «mantener el secreto» hasta el día de la inauguración, la exposición –comisariada por el filósofo y doctor en Ciencias de la Cultura, Pedro Medina– acercará al espectador «a una obra que ha ido evolucionando, desarrollando numerosas variantes del fotograma y en la que la dimensión performativa adquiere suma importancia, pero también con la que, gracias a una experimentación incesante, ha generado infinidad de técnicas propias y procesos con diferentes medios: desde los rayos X a la experimentación digital», avanza el ICA. De hecho, y en este sentido, Ceballos reconoce que esta no será una retrospectiva «convencional»: «No se ha seguido un recorrido cronológico, sino que se ha intentado captar un ‘espíritu’. Para ello, partimos de dos presupuestos: por un lado, pensamos que, para las nuevas generaciones, toda imagen es una imagen digital, y sería interesante mostrarles procesos que no han conocido; y, por otro, optamos por aquellas piezas que tuvieron más éxito internacional, que son principalmente los fotogramas», apunta el artista.

«De esta manera –añade–, se plantea todo como una oportunidad de volver a pensar la esencia de la fotografía. De ahí que hayamos intervenido la sala para crear una atmósfera mucho más sugerente que recuerde un laboratorio fotográfico», desvela.

Dos por uno

Para Ceballos, de 62 años, ha sido «una gran suerte» poder revisar y reunir gran parte de su obra: «¡Ni yo mismo la había visto nunca junta!», señala con sorna. Y buen parte de la culpa de que esto sea así es del propio Medina. «Sin él no había podido realizar esta retrospectiva», reconoce. Ya habían sido socios en proyectos como Fotologías u Océanos pacíficos, pero desde hace un año estaban centrados en esta exposición. El artista llevaba un tiempo trabajando en un archivo que recogiera toda o casi toda su producción, pero el comisario fue quien se encargó de hacer y mover esta propuesta.

«Al final, y aunque otros espacios habían demostrado también interés por esta retrospectivas, pensamos que Verónicas era la sala que mejor se adaptaba a nuestras necesidades», explica el caravaqueño, que asegura que son «innumerables» las versiones de la exposición que han pensado juntos. «Esperamos que esta última sea la que guste a todo el mundo», añade. Porque la realidad es que no es fácil para un artista de su trayectoria –y amplia producción– hacer una selección como la que ya se encuentra ‘colgando’ en Verónicas. «Es lo que tiene llegar a cierta edad, que son muchos los caminos creativos que he explorado…», afirma.

De hecho, tanto es así que el día 11, viernes de la próxima semana, volverá a AdB con una segunda exposición que completará lo exhibido en Verónicas. Esta muestra se titulará Equis y tendrá entidad propia. «Parte del diálogo entre los cuerpos y la naturaleza. En él se recrea una constante: esa incógnita que aparece en todo lo ‘revelado’ y que me ha llevado a experimentar continuamente con distintos medios; últimamente, incluso, a intentar enfocar las sombras de los objetos, en una mezcla de física y filosofía», explica Ceballos. Entre las obras elegidas para este «anexo» se encuentra, por ejemplo, una de sus imágenes más reconocidas, Bailarinas, un significativo fotograma corporal que manifiesta el origen performativo de sus piezas, pero, sobre todo, ese particular modus operandi citado anteriormente: la acción directa de cuerpos humanos y objetos sobre una superficie fotosensible.

Por último, el miércoles 9 comenzará en el Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo (Cendeac) un ciclo de conferencias titulado ‘Espectros de la imagen fotográfica’ centrado de nuevo en «descubrir a las nuevas generaciones, marcadas por la inmediatez y la sobreabundancia del panorama digital, otras maneras de entender lo fotográfico», apunta Medina. Para ello, las jornadas contarán con un primer día dedicado a los nuevos comportamientos fotográficos a finales del siglo XX –con una mesa redonda en la que, además de Ceballos, intervendrá el comisario Manuel Santos y el profesor Enric Mira (Universidad de Alicante)–, y un segundo destinado a entender las características de la imagen digital, así como las derivas y posibilidades que abre.