Estaba en la oficina de la agencia de publicidad en la que trabajaba y de pronto se imaginó a una mujer que andaba por la calle con un abrigo de piel y un bolso de asa corta colgando de la muñeca. Sonaba la obertura de 'El Cascanueces' de Chaikovski y su mente se empeñó en saber quién sería esa señora que tanto interés le suscitaba, por qué tenía ansiedad y por qué ella tenía ganas de hacerle daño. Así nació la protagonista de 'La señora March', la primera novela de Virginia Feito que la editorial Lumen acaba de publicar en castellano traducida por Gemma Rovira Ortega. Una historia que se desarrolla en el ambiente de la sociedad neoyorquina de élite en un año sin identificar, cuando aún no había teléfonos móviles pero sí televisión.

Aunque nació y vive en Madrid, Feito escribe en inglés y la editorial Liveright ya había sacado el libro en Estados Unidos en agosto de 2021. Ni ella misma se esperaba el éxito arrollador que ha tenido, aunque para escribirlo se tiró a la piscina y dejó su trabajo en aquella empresa en la que hacía anuncios para grandes marcas comerciales. “Fantaseaba con triunfar con el libro, que no es lo mismo que estar segura de ello”, explica a El Periódico de España. “Lo que sí sabía era que si no dejaba el trabajo no lo iba a escribir. Era una princesa mimada que decía que tenía que tener tiempo para concentrarse, súper petulante. Pero el miedo de no tener nada más que hacer era lo que necesitaba. Funciono mejor bajo presión”.

Feito habla rápido y hace bromas sobre sí misma en cada respuesta. De su biografía se extraen fácilmente explicaciones a muchos de los detalles de la historia de 'La señora March'. Por ejemplo, cómo ha sido capaz de retratar bien a la sociedad adinerada de Manhattan en la que se desarrolla la trama. Su padre es un ex embajador de España ante la OCDE en París, y por ese trabajo la familia iba muchas veces a la ciudad, donde no se quedaban precisamente en pensiones de Queens. “Cuando viajaba a lo largo de los años con mis padres a Nueva York era una locura de cinco estrellas. Lo único que hacíamos era subir y bajar la Quinta Avenida y luego comer ostras en el Palace”, explica.

París, Inglaterra y Brooklyn

Su visión cambió cuando se instaló allí, pero esta vez como estudiante becada. “Vivía en una zona de Brooklyn que todavía no era cool y ya no iba a ver a Woody Allen tocar en el Carlyle. Claro, echaba de menos ese mundo tan glamuroso”, sostiene. A ella, al contrario que a la protagonista del libro, ese ambiente no le parece odioso. “Yo quiero pertenecer a él”, dice entre risas. “También es verdad que te pone mucha presión. En esa edad más joven sentía la necesidad de impactar y si íbamos a un restaurante caro quería que me aceptaran”.

La autora estudió en un colegio americano en París, en un colegio británico en Madrid y cursó su carrera –Literatura Inglesa y Arte Dramático– en Inglaterra. Su educación ha sido en inglés, de ahí que no haya escrito su primer libro en castellano. “Solo leo en inglés y las películas y las series las veo en versión original. Todo el vocabulario o cualquier idea que absorbo es en ese idioma. También veo 'La isla de las tentaciones' como todo el mundo, pero en general todo está en inglés. Estoy en un punto en el que me incomoda un poco leer en castellano porque no estoy acostumbrada, me saca mucho de la historia. He llegado a leer a Mariana Enríquez traducida. Y si quieres escribir bien tienes que leer bien y yo lo hago en inglés”, afirma.

Si quieres escribir bien tienes que leer bien, y yo lo hago en inglés"

De los colegios anglosajones recuerda que: “los americanos lo revisan todo 187 veces y exigen mucho. Creo que estaba leyendo 'Jane Eyre' con once años, y me ponían películas como 'El señor de las moscas' y 'Amadeus' con nueve años. Pero impulsaban tu potencial fuera el que fuera, creatividad incluida. Me motivaron mucho a escribir cuando se dieron cuenta de que me gustaba”. Se volvió a encontrar con esa obsesión por la revisión cuando conoció el mundo editorial estadounidense. “Había que revisarlo todo cientos de veces, no podía leerme una vez más la novela. Aquí lo noto todo más suelto, más natural. También es distinto porque a España ha venido para traducirse. Además estoy en mi país y estoy más relajada. Allí no me atrevo a soltar las bromas que suelto aquí”.

Quién es la señora March

En ninguna reseña del libro ha faltado la comparación con la obra de Patricia Highsmith o Shirley Jackson, algo lógico teniendo en cuenta que la novela de Feito hay misterio, crimen y terror. Pero quienes conozcan un poco a 'La señora Dalloway' de Virginia Woolf se habrán dado cuenta de la similitud. La señora March también decide hacer una compra para la fiesta de esa noche ella misma –pan de aceitunas y 'macarons'– en su pastelería de confianza. Esa acción cotidiana desemboca en un ataque de ansiedad cuando la dependienta le comenta su parecido con el personaje principal de la última novela de su marido, el 'best seller' del momento. Pero esa protagonista no es una adinerada dama neoyorquina sino una prostituta repulsiva con la que no se quiere acostar nadie.

“Estaba viendo 'Las horas' [la película de Stephen Daldry basada en la novela homónima de Michael Cunningham] y cuando Meryl Streep va a la floristería y le dicen ‘el personaje está basado en usted’ pensé que eso es lo que le iba pasar a la mujer que yo había imaginado”, declara Feito, que desgrana más inspiraciones. “'El cisne negro' de Darren Aronofsky por los dobles, la perfección y las apariencias. Toda la obra de Shirley, Patricia y de Caroline Blackwood, que era heredera de la fortuna Guinness y escribía unas cosas muy perturbadoras pero muy femeninas a la vez. También Daphne Du Maurier por 'Rebecca' y sus historias cortas y 'American Psycho' de Bret Easton Ellis”. Ahora está con el debut de Ira Levin, 'Un beso antes de morir:' “Me está flipando. Es un tío obsesionado con cómo va a matar a su novia embarazada”.

Madrina para la pantalla

El estado de tensión en el que vive la señora March, con sus manos siempre secas y sus uñas agrietadas, se deja claro desde el inicio, pero según van pasando las páginas la angustia y el delirio se acrecientan. Una historia desasosegante –y adictiva– que ha llamado la atención de Elisabeth Moss, nada menos. “En plena pandemia estaba en un Zoom con amigas a la una de la mañana y de repente me llega un email de mi agente que dice ‘adivina quién quiere comprar tu libro y protagonizarlo'”, explica la escritora. “Hablé con ella y me contó su visión de qué tipo de película tenía pensada, porque también quiere producirla ella, como si no fuese yo la que le pediría por favor que me comprase el libro”.

Hablé con Elisabeth Moss y me contó su visión de qué tipo de película tenía pensada, porque también quiere producirla ella"

Feito será la encargada de escribir el guión, aunque aún no han empezado a trabajar juntas. “He descubierto que en Hollywood todo va muy deprisa al principio pero luego pasan tres años y no te han llamado hasta que te lo piden de un día para otro. Yo estoy todo el día metiéndome en el imdb de Elisabeth Moss para ver cuántos proyectos tiene porque no para. Pero para el mío aún tienen que cerrar con un estudio que será el que distribuya, como WarnerUniversal o alguno de esos. Y querrán opinar sobre el guión”.

Que de pronto un personaje adquiera un rostro real puede ser un asunto peliagudo. En la mente de quien lee puede ser de una manera u otra y no parecerse para nada a la del actor o actriz que le dará vida en el cine. Pero Feito ha tenido suerte. “Esto es asqueroso decirlo, pero cuando me preguntaban en las editoriales, antes de publicarlo, que a quién me imaginaba, yo decía Elisabeth Moss. Un editor dijo Cate Blanchett, supongo que por 'Jasmine', y otro me respondió ‘uf, Elisabeth Moss está en todo’. Y mira”, afirma divertida. “Si la ves en Zoom tiene una especie de halo y un cutis increíble, pero es una actriz a la que no le importase afearse. Y eso es lo que hace falta porque la señora March es muy desagradable”.

Mientras tanto, está escribiendo un nuevo libro. Comenta que tendrá algunos rasgos parecidos a 'La señora March' en cuanto a la sátira, el humor y la oscuridad, pero apunta que “igual me he pasado. Me han dado rienda suelta y no sé qué saldrá. Aún no lo ha leído nadie, el primero será mi agente y será sincero. Le pediré que tenga piedad”. También está a la espera de ver cómo será el recibimiento que tendrá su primera novela en España. “Estoy maravillada y abrumada, incluso más aquí que allí. Pero no tengo ni idea de cómo va a salir”.

Lo hace desde Madrid, el hogar al que siempre vuelve. “De todos los sitios en los que he vivido, es al que siempre echo de menos. Me encanta Nueva York y también lo echo de menos porque además con la pandemia hace años que no voy, pero mi casa es Madrid”. A no ser que, como dice entre carcajadas, se haga millonaria con la literatura y se pueda comprar “una casa donde vive Carrie Bradshaw, unos Manolo Blanick y un yate. De momento, me ha dado para un 'blazer'”.