Adentrarse en la exposición de José Miguel Muñoz es situarse a pie de bancal. Una espléndida palera repleta de higos chumbos es la carta de presentación y a partir de ahí surge la ‘huerta de Europa’ que cobra vida entre lienzos con una textura poco usual. Pinta bajo la técnica ‘Alla prima’, que viene del italiano y que significa ‘a la primera’. En este método la obra se resuelve en una sola capa, en lo que se conoce como ‘húmedo sobre húmedo’, que le permite mezclar acuarelas con pequeños detalles finales al óleo.

El visionado general de la sala principal de exposiciones del Centro Cultural Fondo Espín es como aquellas huertas de antaño en que se cultivaba un poco de todo. Lechugas, zanahorias, granadas, cebollas, habas, pepinos, espárragos, mandarinas, fresas, limones, nísperos… llenan los lienzos, pero también el espacio repleto de colores con una intensidad que parecen reflejar el sol único de esta tierra.

Higos, repollos, coliflores, zanahorias, plátanos, kiwis, membrillas y aguacates comparten espacio con viejos oficios, como el del esparto o el corral, y aparejos como la romana, plantera, zoqueta, horcate, collerón y ceña. La plancha de carbón, horza, tinaja, cetra y un botijón han sido fielmente captados por José Miguel Muñoz, que se refería a ellos no como cuadros, «sino como historias». Son, apuntaba, «discursos expositivos» de los que dio cuenta durante la inauguración de la exposición, con un recorrido obra por obra que permitió a los visitantes conocer los sentimientos del artista durante la consecución de cada uno de ellos.

 La exposición, relataba en declaraciones a LA OPINIÓN, es «el trabajo de una vida pictórica». El artista de Santomera contaba que algunos de los cuadros habían sido terminados ayer y otros «se empezaron hace diez años». Es una muestra de investigación «de doce o quince años» y que «va creciendo poco a poco». Se suman nuevas obras, pero también «otras nos van dejando».

El espíritu de la exposición es «mostrar la huerta, los productos y su trabajo», por lo que está «viva». El artista reconocía que le gusta pintar la naturaleza en estado puro, tal y como está en el árbol o la mata, «aunque ninguno de estos cuadros existe realmente, ya que son composiciones de distintas imágenes. El limonero no es el limonero que yo veía, sino la composición de cinco que yo he visto durante tres meses andando por los huertos».

Estas pinturas surgieron de sus continuos paseos por la huerta y de sus largas charlas con los agricultores que las trabajan. «Me he criado en El Raal y he vivido en la huerta desde que era un niño. Muchos de estos productos los he cultivado. Los he plantado, cuidado y recolectado. Una de mis pasiones es recorrer la huerta y hablar con los agricultores, aprender y sumar conocimientos que he trasladado a la pintura y a los que vengan a las exposiciones».

La huerta de Murcia, la huerta de Europa, es –reiteraba José Miguel Muñoz- «encontrarse con esos repollos, esas pavas [coliflores], unas verduras, unas paleras… unos granados. Todo lo que tenemos aquí es lo que te puedes encontrar a poco que vayas a pasear a la huerta».

El comisario de la exposición, Javier Pinilla Peñarrubia, destacaba que en las casi medio centenar de obras, que giran en torno al principal sector socioeconómico de la Región de Murcia, el artista «nos muestra frutas y verduras que se producen en nuestra tierra gracias a nuestro suelo grato y al esfuerzo, no siempre valorado como merece, de miles de agricultores anónimos». Y concluía aseverando que con sus obras, repartidas por medio mundo, el pintor se ha convertido en un ‘exportador’ más de nuestros productos, con los que hace un canto a Murcia, a su huerta y a esa labor de los que la producen ayer, hoy y siempre y a cuyo recuerdo y homenaje se debe este proyecto». La huerta de Europa se puede visitar en el Centro Cultural Espín hasta el 20 de febrero, los lunes y martes de 9.30 a 13.30 horas y miércoles, jueves y viernes de 17 a 20.30 horas.