Rocío Marín Navarro (Murcia, 1990) ha sido, sin duda, una de las artistas más destacadas de la Región durante el pasado 2021. Profesora asociada de la Facultad de Educación de la UMU, fuera de las aulas –y especialmente en los mentideros culturales– responde al nombre de Rocio Kunst, firma bajo la que este año no solo se ha mostrado artísticamente muy activa con la presentación de diferentes proyectos fotográficos y exposiciones tanto dentro como fuera de la comunidad. Pero la murciana no solo se ha dedicado a mostrar su trabajo –de fuerte influencia pictónica y latido introspectivo–, sino también a recoger reconocimientos por su magnética e impactante mirada. Es el caso del premio del CreaMurcia, donde se impuso en la categoría de ‘Artes Plásticas’ con la serie About me; también del concurso asociado al programa ‘ODSesiones’ de la Uuniversidad, que ha seleccionado su proyecto escultórico Anillos –junto a Cristóbal Hernández Barbero– para presidir a partir de la próxima primavera la pinada del Campus de Espinardo, entre las facultades de Trabajo Social y Economía y Empresa, y, por último, del Certamen Nacional ‘Carmen Arias’ de Socuéllamos (Ciudad Real), que hace apenas unos días anunciaba a Kunst como ganadora de su vertiente plástica con Matriz, una fotografía de la serie About my branches con la que ya logró un accésit en el CirculArt. 

Más allá de la covid y de que, supongo, eso también ha podido afectar a su desempeño profesional de una u otra manera, 2021 ha sido un gran año a nivel artístico para Rocío Kunst, ¿no? Al menos, así lo parece si atendemos a los reconocimientos que ha recibido...

Sí. De hecho, la fotografía titulada Estratos –perteneciente al proyecto About my branches– la realicé justo una semana antes de que se declarara el estado de alarma. Aunque es cierto que, debido a las restricciones, durante todo este tiempo ha primado la edición frente a la producción. Así que sí, sin duda el 2021 ha sido un gran año para mí a nivel artístico, pero, más que en lo creativo, en lo referente a recoger la cosecha de años atrás. 

Es más, su último premio llega de la mano de Matriz, otra pieza de la familia About my branches –serie que presentó inicialmente en la UMU– con la que ya logró también un accésit en el CirculArt. Me refiero, por supuesto, al primer premio del Certamen Nacional de Artes Plásticas ‘Carmen Arias’, de Socuéllamos. ¿Qué tiene de especial esta fotografía para que haya sido la elegida a la hora de representar este proyecto?

Creo que lo más especial de Matriz es que es una imagen universal, en tanto en cuanto representa el origen de todo ser humano. La relación con ese origen deja unas huellas, signos marcados en nuestro inconsciente, y Matriz refuerza la idea de que la verdad es y está en la persona, revalorizando así la singularidad de la vida. 

Pero Matriz también habla de la ausencia, del cómo querer sentir la presencia de ese primer ‘otro’, y para ello transfigurar el árbol-matriz en el signo de esa presencia, en un espacio psíquico que no puede ser colmado. Es la búsqueda del (re)conocimiento, una demanda de amor. 

"Se menosprecia a la fotografía frente a otras disciplinas cuando la valoración de una pieza no debería responder a la técnica"

Este galardón, por cierto, es la guinda a un año en el que también destaca su triunfo en el CreaMurcia con About me, un proyecto que, entiendo, es bastante personal y que funciona «casi como una performance», según ha subrayado en alguna ocasión. Hábleme un poco de él, ya que creo que es bastante especial...

Se trata de un proyecto de autorretrato que consta de doce fotografías en las que prima el aspecto psicológico. Y la considero performativa porque cumple con un principio fundamental de la performance: ser una acción continuada con un principio y un final (agosto de 2018). Es un trabajo sobre el cuerpo (la memoria del cuerpo que nunca miente; el cuerpo como un mapa para ser leído, para ubicarse; el cuerpo como una construcción cultural a cuestionar) que implicó una acción diaria delante del espejo:la acción de tratar de reconocerme, de encontrarme. 

Mirarse y verse parece una obviedad, pero no lo es. El rostro propio se construye a través de la mirada del otro. Y, en este sentido, About me nace de la mirada del otro, pero culmina en la construcción de una mirada propia. Poner determinadas emociones en imagen me ayudó a encontrarme de algún modo; sentí que la imagen podía ayudarme a ubicarme, a estar presente, a materializarme a través de ella. Fue para mí como una especie de diario al que vas sumando días en los que corroboras que aún estás ahí.

¿Qué suponen para usted estos reconocimientos? ¿Son algo más que alimento para el ego? ¿Gasolina para mantener el motor creativo encendido? 

Para poder ser artista lo primero que debes aprender es a conquistar el fracaso. Detrás de cada premio hay una larga lista de intentos... Evidentemente, cualquier reconocimiento es una ayuda moral y/o económica para una carrera artística; pero, eso, es una ayuda, no un fin en sí mismo. El impulso creador nace más bien de la necesidad humana de entender el mundo, de conocerlo, como una forma de pensamiento necesario para cuestionar el statuo quo.

Hay una pregunta obligada: tanto este último premio –el certamen ‘Carmen Arias’– como el del CreaMurcia le llegan dentro de la categoría de Artes Plásticas. ¿Valora especialmente estos galardones también como un reconocimiento a la fotografía, a menudo ‘olvidada’ dentro de esta rama del arte?

Lo cierto es que ambos premios fueron muy inesperados. Aunque nunca pierdo la esperanza, jamás visualizaba una fotografía premiada por encima de una pintura o de una escultura... Y sí, esta idea no es huérfana, ya que normalmente la cuantía de los premios de fotografía son significativamente inferiores al resto de disciplinas, lo que ya crea un referente. Es evidente que se infravalora la fotografía frente a otras disciplinas. Y al final yo considero que la valoración de una pieza artística no debe responder a la técnica utilizada; eso son pensamientos que hace años dejaron de tener cabida y validez en el mundo del arte.

Desde luego, por cosas como esta, parece evidente que la fotografía está ganado cada vez más enteros dentro del mundo del arte. En este sentido (y en primer lugar): ¿Vamos por el buen camino o todavía queda demasiado por recorrer?

Basándome en mi experiencia reciente, diría que vamos por buen camino. 

Rocío Kunst frente a la serie ‘About me’, ganadora del CreaMurcia. L. O.

Y, en segundo lugar: ¿A qué cree que se debe este cambio de... ‘actitud’? ¿Cree que la democratización de la fotografía a nivel masivo (técnicamente, prácticamente todo el mundo tiene acceso a cámaras de calidad con sus propios teléfonos móviles) ha puesto en valor la mirada del artista? Ahora más que nunca queda claro que no todo el mundo puede hacer arte con la fotografía, por mucho que la máquina acompañe...

Actualmente vivimos inmersos en la era de la imagen y de la sobreexposición. La fotografía hoy es un lenguaje cotidiano, lo que irremediablemente altera su significado dependiendo del contexto en el que se enmarque. Ahora todos somos lo que Joan Fontcuberta denomina como ‘prosumidores’: productores y consumidores de imágenes. Ya no podemos hablar de fotografía, sino de postfotografía. La primera nos habla del pasado y la segunda nos habla en un eterno presente. Entonces el valor no reside tanto en crear ‘buenas fotografías’, sino en dotar de sentido a las imágenes. Es ahí donde se encuentra la verdadera mirada del artista.

En cualquier caso, su actitud ante el objetivo también ayuda a esa consideración. En alguna ocasión le he escuchado decir que sus estudios de dibujo y pintura han contribuido a que su fotografía desprenda una influencia fuertemente pictórica. ¿A qué se refiere? ¿Cómo explica o detecta esa relación?

Mira: desde que era pequeña he recorrido museos, de la mano de mi madre, donde primaban la pintura y el dibujo. Fueron precisamente estas dos disciplinas las que me llevaron a estudiar Bellas Artes, donde aprendí sobre composición y otros aspectos visuales; la fotografía llegó después. Quizá por eso en mis imágenes priman otros elementos por encima de la técnica, dando como resultado una sensación pictórica. Además, creo que beber de otras disciplinas artísticas hace que no tenga tanto miedo de saltarme las reglas de la fotografía, lo que me ha ayudado en la búsqueda de un lenguaje propio, que exprese mi punto de vista.

Por cierto, este año –hace apenas unos meses– ganó otro premio: el del concurso de Intervención Artística del programa ‘ODSesiones’ de la Universidad de Murcia, en esta ocasión junto a Cristóbal Hernández Barbero. Hablamos de un proyecto escultórico que, aunque relacionado teóricamente con su trabajo –con About my branches, sin ir más lejos–, imagino que le saca un poco de su medio habitual. ¿Se niega a ‘encasillarse’ como fotógrafa?

De entrada, como filosofía de vida, huyó de todo lo que sea catalogable. No considera ni al Arte ni a las personas como objetos susceptibles al encasillamiento; de hecho, creo que al hacerlo pierden su verdadera esencia. 

Y sí, el trabajo de Cristóbal y el mío cuentan con unos nexos de unión (el estudio de la naturaleza y su memoria, el vinculo con el contexto, etc.) que dieron como resultado el proyecto presentado a ‘ODSesiones’, Anillos. Se trata de una instalación escultórica que nos acerca de nuevo a la naturaleza a través de un empedrado compuesto por diecisiete anillos concéntricos que recuerdan al crecimiento de los anillos de los árboles. El proyecto se encuentra en proceso y quedará finalizado en unos meses. 

Por último, ya hemos cerrado el 2021, en su caso con un balance más que positivo (como hemos visto a lo largo de esta entrevista), así que... ¿algún proyecto ya en mente para el año que recién comienza?

Pues en febrero participo en la Bienal de Artes Visuales ‘Mulier, Mulieris’ de Alicante. Me hace mucha ilusión formar parte de esta exposición. Paralelamente, formaré parte del ciclo ‘Enclave Mujer’, que trabaja la perspectiva de género en las artes y que ha contado con mi proyecto para esta edición 2022. Y, además, tengo programadas varias exposiciones: en la Sala Caballerizas de Los Molinos del Río –comisariada por el escritor Miguel Ángel Hernández y apoyada por la beca ‘Reactivos Culturales’–, en la Sala Cultural Muralla Carlos III de Cartagena y en la Sala de Máquinas del Centro Párraga, también en Murcia.