La galería murciana Progreso 80 cerrará este 2021 de la mano de uno de sus artistas fetiches. Hablamos de Juan Martínez Lax, exprofesor de la Escuela de Arte de la capital del Segura y artista multidisciplinar que, influenciado por la producción de paisanos ilustres como José Planes, Juan G. Moreno, Antonio Campillo, José Molera y Hernández Cano, sobre todo se ha prodigado en el ámbito de la escultura. Así lo demostró con Obra monumental, una exposición que acogió este mismo espacio durante el pasado mes de marzo y en la que el veterano creador exhibía –además de una colección de piezas escultóricas–, una serie de dibujos, bocetos, con los que había trabajado previamente antes de meterse en harina. Y es que el proceso, según Martínez Lax, «puede llegar también a ser arte».

El murciano se inspira en la obra de maestros locales como José Planes, Juan G. Moreno, Antonio Campillo y José Molera

Pues bien, en esta ocasión el artista vuelve a mezclar esos dos mundos (el de la pintura y el de la escultura), pero, si cabe, con mayor decisión. Principalmente porque en Retratos –así se llama la exposición que inauguró ayer en Progreso 80– los cuadros le han ganado mucho terrero a los bustos –especialmente en la Sala 1–, pero también porque, esta vez, no se trata de apuntes, sino de obra terminada y perfectamente reconocible. En total, Martínez Lax presenta medio centenar de piezas en acuarela y óleo, aunque también en bronce, madera y barro modelado; rostros que ofrecen «el gesto, la mirada, los rasgos más íntimos de familiares, amigos y personajes cercanos a la vida del artista», explica Tomás Ruiz Planes, comisario de la muestra.

Martínez Lax y Tomás Ruiz Planes pasean por la Sala 2 de Progreso 80. Juan Carlos Caval

«Esta exposición pone de manifiesto la predilección de Lax por la figura humana, sea femenina o masculina», apunta el curador, que sitúa esta muestra en el marco de la estética de la «mediterraneidad», «estética donde el gesto, el ademán y la mirada convierten al rostro en denominador común de la corriente escultórica murciana», explica Ruiz Planes. De este modo, Martínez Lax ofrece de sus compañeros de viaje «un retrato psicológico, con esperanza, amor, dolor o llanto. Retratos donde el modelo se convierte en colaborador de su propia obra, de su reflejo, de su mirada», insiste su valedor, quien asegura que el murciano «modela sin exigencia hasta que descubre la mirada personal, inquieta en la figura humana que representa».