Hace apenas dos meses, en el último de los estiajes que este año he venido dedicando a los premios literarios, mencioné que uno de los más importantes y codiciados entre los de poesía (el Loewe, recién fallado aquellos días) acababa de concederse por primera vez en sus tres décadas largas de existencia a un menor de 30 años, y que entre los finalistas menores de 33 estaba un jovencísimo y prometedor poeta murciano al que habría que prestar mucha atención en el futuro, cuya identidad callé entonces, en parte porque la Fundación Loewe no hace públicos los nombres de los finalistas, sino sólo los títulos de los libros, pero no sólo por eso.

En la comunicación del fallo, la Fundación resaltaba que la posibilidad de enviar los poemarios por correo electrónico había aumentado la participación hasta 2.773 autores/as, algo más de la mitad de Hispanoamérica y unos 525 menores de los 33 años señalados como límite entre el premio absoluto y el de jóvenes. Ser uno de esa docena de finalistas entre más de medio millar es ya de por sí un éxito notable para un joven de 22 años, máxime si uno de esos mismos doce (el mexicano Orlando Mondragón) fue el ganador absoluto, así que parecía lógico y probable que el autor tuviera intención de presentar su libro a algún otro concurso, como de hecho me dijo que haría con el Adonáis, cuyo plazo todavía estaba abierto. Por eso, tras mencionar los poetas murcianos que cuentan entre los ganadores o finalistas de este último, dije un tanto enigmáticamente, como de pasada, aquello de «y quién sabe si alguno/a más cuando se falle este mismo 2021».

Pues dicho y hecho. El pasado 2 de noviembre me dijo por whatsapp que acababan de comunicarle por correo electrónico que era uno de los finalistas al premio de 2021. La lista con los nombres de los/as trece finalistas y los títulos de sus respectivos poemarios se hizo pública unos días después y finalmente ayer viernes al mediodía tuvo lugar la ceremonia de entrega del premio en el salón de actos de la Biblioteca Nacional.

Nacido en Murcia en 1999, Andrés María García Cuevas (así se llama), que estudia Periodismo y Comunicación Audiovisual en Madrid, y hasta ahora sólo había publicado una plaquette (Más allá del principio, Heracles y nosotros, 2020) y colaborado en revistas literarias, obtuvo ayer uno de los accésits del premio Adonáis 2021 con Las ciudades, que en palabras del jurado «con transparencia y aparente sencillez propone un intenso recorrido por el amor y la pérdida con el estremecimiento de la auténtica poesía». Será, pues, su primer libro publicado, y seguro que se hablará mucho y bien de él cuando aparezca.