No cabe duda de que 2021 no ha sido el año más sencillo para el arte murciano. Las limitaciones de la covid-19 han obligado a cancelar –o, en el mejor caso, a aplazar– actividades y exposiciones previstas, muchas de ellas de gran interés. Sin embargo, se da la circunstancia de que son varios los centenarios que merecía la pena celebrar. Sin ir más lejos, la semana pasada se inauguraba en la UMU –simultaneamente en varios espacios de la universidad– una muestra para conmemorar los cien años del nacimiento del polifacético José Nicolás Almansa, cuya obra (en su totalidad) fue donada a la esta institución tras su muerte en 1998), y el pasado mes de septiembre era el Museo de Bellas Artes de Murcia el que, con una gran exposición, reivindicaba a Francisco Aguirre, un ilustrador, cartelista y escenógrafo murciano que fue «figura capital» del arte de posguerra.

Pues bien, más allá de las celebraciones del octavo centenario del nacimiento de Alfonso X (que todavía sigue ‘patrocinando’ eventos semana tras semana), desde ayer la ciudad tienen una nueva vida de conmemorar. Hablamos de la del poliédrico Antonio Hernández Carpe, también hijo de la cosecha artística de 1921 y, para la historia, uno de los mejores muralistas españoles del siglo XX. Y, de nuevo, el espacio elegido para rendirle tributo es el Mubam, donde hasta el 31 de marzo de 2022 se puede visitar una exposición que muestra al autor «a través de sus variadas técnicas artísticas», como la pintura mural al temple, la encáustica, el mosaico de teselas y también las pinturas en lienzo.

Denominada Carpe. Centenario 1921-2021, esta muestra pretende revisar, a través de su obra, «su relevancia en el arte español del siglo XX, en la llamada ‘Generación Puente’», apuntan desde la Consejería de Cultura, donde subrayan esa condición de muralista de referencia –«uno de los más importantes de la época»–, granjeada gracias a «su inconfundible forma de expresar y comunicar su propio cosmos». Sin embargo, merece especial atención la obra de caballete del murciano, más desconocida, pese a que son las piezas de gran formato –esas que adornaron, durante décadas, los paramentos públicos y privados de España– las que acaparan la mirada.

En total, la muestra está compuesta por 60 obras entre las que llaman particularmente la atención por su tamaño los tres murales cerámicos, dos mosaicos de teselas en gres, tres murales a la encáustica y otros murales en soportes de tabla, así como dieciocho bocetos en diversos formatos. Junto a las obras, la muestra se completa con un vídeo que presenta un conjunto de obras en papel de su etapa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

La consejera de Educación y Cultura, María Isabel Campuzano, señaló este jueves que Carpe es «un insigne artista que, pese a que murió joven, dejó un legado inmenso, lleno de color y de vida», además de insistir en que «los murales carpianos están dentro de la historia del arte y en la historia de la pintura española». El proyecto, por cierto, está comisariado por Juan Bautista Sanz, cuenta con la colaboración de la Fundación Cajamurcia y de Celina Hernández Monterde, hija del pintor y presidenta de la Fundación El Mural.