El cantautor y poeta madrileño Marwán se subirá este viernes a las tablas del Teatro Vico de Jumilla (21.30 horas) para presentar en la localidad su último trabajo discográfico hasta el momento: El viejo boxeador (2020), un álbum repleto de optimismo y superación. Hablamos de su quinta referencia discográfica –desde que publicara Trapecista en 2008, su producción musical se ha visto intercalada con el lanzamiento de cuatro poemarios, el último, de este mismo año: Una mujer en la garganta (2021)– e incluye diez temas que, lejos de intentar convertirse en melodías alienadas, buscan reflejar la realidad, aquella que con el auge de las redes sociales se suele ocultar tras las pantallas. Sobre ello le preguntamos.

En El viejo boxeador trata temas que están muy de actualidad...

Sí, y en muchos sentidos además. Hablo de la actualidad más emocional y a nivel general –como país, como humanidad incluso–, pero también de las redes sociales y de las cosas que están a la orden del día. Sé que es una apuesta arriesgada, pero quería tratar todos estos temas que nos tocan tan de cerca y que forman parte de la vida de muchas personas.

Pero, aun así, ha querido apostar por ritmos vivos y bailables.

Sí. Lo cierto es que es un disco más optimista que los anteriores que he hecho. Se ha quedado una colección de canciones bastante movida y creo que eso, además, me aporta mucho como artista; quiero decir: quizá mis otros trabajos han sido más monótonos a nivel sonoro y pienso que un álbum como este me completa como artista y hace que los directos tengan más dinámicas. Siempre me han gustado los conciertos con sus subidas y bajadas, y en ese sentido agradezco mucho poder disponer de estas canciones más enérgicas.

En cualquier caso, también reivindica en algunos temas el derecho a estar triste, como en La pareja interminable y Siempre estás tú.

Siempre he pensado que nos tenemos que permitir todo tipo de emociones, incluso aquellas que consideramos ‘malas’. Emociones como la ira, la tristeza o el enfado, que normalmente están como muy mal vistas, también tienen su direccionamiento positivo, ya que a veces nos ayudan a ‘liberarnos’. Lo que hay que hacer es utilizarlas con sabiduría y no para hacer daño al prójimo, que es lo que suele hacer casi todo el mundo...

Por cosas así, hay mucha gente que cuando escucha sus canciones se siente identificada.

Mira, una vez hablando con Luis García Montero me dijo que el secreto del arte estaba en tratar de buscar los lugares comunes en las emociones para conseguir que, si yo cuento algo sobre mi vida, tú sientas que lo estoy contando sobre la tuya, o que si hablo sobre mi pareja, tú veas en esa canción o poema el reflejo de la tuya. El arte de la música consiste en hacer un poco de ciencia con respecto a cosas que no son verdaderamente tangibles como pueden ser los sentimientos o determinadas situaciones; ese es mi objetivo y hay mucha gente que está conmigo porque se ha sentido identificada (al igual que a mí me ha pasado con canciones de Sabina, de Ismael Serrano o de Serrat).

Uno de los focos de interés de El viejo boxeador son las redes sociales, que en muchos casos generan una ‘doble personalidad’ al usuario.

Las redes son un terreno muy peligrosos..., porque que nos aplaudan una cosa que quizás sea falsa es un horror. A veces tendemos a llevar una vida virtual que no es equiparable a nuestra vida cotidiana, sino un espejismo que creamos para estar en Internet, y corremos el riesgo de acabar por indentificarnos demasiado con esa vida falta online y los likes que genera. ¡Es que es algo terrible tanto para ti como para los demás! Está demostrado que uno de cada tres adolescentes se siente frustrado en las redes sociales, comparándose con otros porque tienen más ‘me gustas’ o que parece que tienen una vida más bonita que la suya; me parece nefasto para la salud mental a nivel social. ¡Ojo! Y a mí me gustan las redes sociales y soy usuario de muchas de ellas, pero hasta cierto punto. Hay cosas en la Red que me parece que son muy bonitas, interesantes y curiosas, pero luego existe una parte de culto al ego, a la apariencia y a la superficialidad que me resulta abominable.

Por cierto, para este disco apostó por una edición en vinilo, un formato que se resiste a desaparecer y que ha vuelvo a tomar auge en los últimos años.

Exacto: el fetichismo del vinilo ha vuelto, y a mí me encanta. Tengo 42 años y he comprado muchos vinilos a lo largo de mi vida, pero sobre todo cuando era pequeño; regresar a lo ‘físico’ me parece una noticia muy buena para el sector. La música tiene matices que en los formatos digitales se pierden..., además, tener un disco entre las manos, con un libreto con las letras y escucharlo con detenimiento me parece una sensación muy bonita. Y se ve que a la gente también, porque la edición en vinilo se agotó muy rápido.

Además de su faceta musical, cultiva la poesía. ¿Cómo lo compagina?

La verdad es que es complicado tener dos facetas artísticas..., tratar de cuidar ambas resulta bastante trabajoso. Pero bueno, te diría que el único secreto es trabajar mucho y tratar de dar siempre lo mejor de uno mismo. Es verdad que cuesta llevar las dos hacia delante –porque a veces me llaman para hacer recitales de poesía y ya tengo las fechas ocupadas con conciertos, por ejemplo–, pero siempre trato de crear un puzle en el que puedan encajar todas las piezas.

En lo referente a los directos, los últimos meses no han sido fáciles para nadie para nadie en el sector. Ahora que la cosa parece que vuelve a coger velocidad, cuénteme: ¿qué tal está siendo esta vuelta a los escenarios?

Pues está siendo una vuelta maravillosa, porque después de casi seis meses en los que no pude hacer nada para presentar el disco, desde marzo estoy a tope: llevo como medio centenar de actuaciones. Y genial, porque tanto mis músicos como yo teníamos muchas ganas de salir a la carretera y compartir estas nuevas canciones con el público. Además, siento que la gente viene ahora con muchas más ganas. Venimos de un tiempo en el que, quien más quien menos, todos lo hemos pasado mal, y el hecho de estar en un concierto y tener tiempo para emocionarte y para compartir tus canciones está siendo tremendamente reconfortante.

¿Cuándo? Hoy, 21.30 horas

¿Dónde? Teatro Vico, Jumilla

Precio: 8 Euros