La cantaora Carmen Doorá es una de las artistas más valientes de la Región. Lo es por su fuerte compromiso social –en especial con la causa ecologista– y por su manera de entender la música. Ya en su último trabajo, ECO (2016) se atrevió a salpicar su arte flamenco con elementos del funk, del latin-jazz y del pop, y a comienzos del verano presentó el tema La parva, versión actualizada del cante de trilla originario de la huerta y rescatado por el grupo de Coros y Danzas de Santomera. Ahora –y en la línea de aquel sencillo– presenta su tercer álbum en solitario, Orgánica (2021), un disco que verá la luz el viernes y que incluye diez cortes: cinco versiones de canciones populares y otras cinco en las que hace suyas temas de artistas como Joan Manuel Serrat, Carlos Gardel o Nina Simone. Y lo hace a pecho descubierto: en directo y con el único apoyo de Paco Heredia a la guitarra. Hablamos con ella para conocer un poco mejor el proyecto.

Lo primero de todo: ¿emocionada con la salida de Orgánica?

¡Por supuesto que sí! Hace más de año y medio que grabé este disco. Debido a la pandemia creí conveniente retrasar su salida, pero por fin ha llegado el momento de que vea la luz.

Este es su tercer disco, el primero desde ECO (2016), que publicó gracias a un exitoso ‘crowdfunding’. Sé que esta es sola una parte de su faceta artística y que en este tiempo ha hecho otras cosas, pero ¿por qué ha tardado tanto en lanzar un nuevo disco?

La grabación de Orgánica ha llegado como fruto de un proceso natural. No creo que estas cosas se puedan programar, simplemente llegan cuando tienen que llegar. En este tiempo he trabajado en muchas cosas que me han hecho madurar como artista, como por ejemplo en mi espectáculo Josefina la cantante, inspirado en una pieza de Kafka. La he diseñado, dirigido y he escrito los textos sobre los que se cimenta. Esta obra ha supuesto un antes y un después para mí y ha sido también una de las causas de que este disco viera la luz.

Independientemente de la espera, lo que está claro es que, por encima de todo lo demás, Orgánica es un álbum valiente.

Hacer música o cualquier cosa relacionada con la cultura es en sí mismo un acto de valentía en la época en la que vivimos. Pero, dejando esto a un lado –que es una reflexión mía personal–, Orgánica es un disco valiente porque grabar en directo y con tan solo una guitarra da miedo; te expones completamente: lo que se escucha es lo que soy, ni más ni menos. No he buscado hacer un trabajo comercial ni está pensado con ningún propósito salvo el de mostrarme tal y como soy como cantaora y como artista y cuáles son mis intereses y mis influencias, y todo ello sin cirugías ni maquillajes.

Se lo preguntaba también porque, por ejemplo, no es sencillo versionar a Nina Simone y su Feeling good; y menos hacerlo desde una óptica tan diferente a la de la canción original. ¿Por qué ha hecho esta versión? ¿Qué pretendía con ella?

He elegido esta canción porque adoro a Nina Simone. Me parece una pedazo de artista. Además, es una persona coherente con sus ideales y muy comprometida con los derechos sociales, y esto es algo que se echa mucho de menos en los artistas de nuestra época... Y en cuanto a la versión, la verdad es que salió prácticamente sola. No hizo falta cambiar la melodía de la letra ni prácticamente la manera de cantarla, porque las maneras de Nina son ya muy flamencas (repletas de rajo y de emoción). Hasta el propio fraseo de la letra en inglés encajaba perfectamente con el ritmo de doce tiempos de la soleá por bulerías. La música de la guitarra de Paco Heredia hizo el resto... Creo que hemos conseguido envolver este himno con un ambiente muy distinto. Y, una vez terminada la grabación, me di cuenta de que debía ser el ‘single’ del disco porque conecta muy bien con el momento que estamos atravesando como sociedad con esto de la covid: las ganas de sentirnos bien, en paz, y de conectar con nosotros mismos y con la naturaleza.

¿Cómo lo acogió el público?

Pues estoy recibiendo muy buenas reacciones. Me llegan mensajes muy bonitos que hablan de sentimientos que se despiertan, de sensaciones de tranquilidad, de armonía, de calma… En este sentido soy feliz porque me doy cuenta de que se ha cumplido su objetivo.

Sin embargo, no es la única versión del disco. Pare, de Serrat; Ne me quitte pas, de Jacques Brel; Teatro, de Catalino Curet Alonso, y Volver, de Gardel y Alfredo Le Pera. ¿Qué significa para usted hacer una versión? ¿Cómo selecciona las canciones que decide llevar a su terreno?

Gracias a estas canciones soy lo que soy hoy en día y me dedico a esta profesión, porque a través de ellas aprendí lo que significa apreciar y sentir la música. Cuando me enfrento a ellas simplemente intento ser honesta conmigo misma: cantarlas desde lo que yo soy, sin imitar a nadie; en definitiva, intento cantar desde mi verdad. Creo que este disco es un paso más en el camino hacia esa búsqueda.

Además ha respetado el idioma original de las canciones, con lo que en Orgánica canta en inglés (Feeling good), catalán (Pare), francés (Ne me quitte pas) y hasta en árabe, con tu adaptación de la popular Ghanelly. Por su trayectoria, supongo que las primeras no fueron un problema, pero este última debió ser un reto...

Me gusta respetar el idioma de las canciones para conservar su encanto y la musicalidad propia de cada lengua. Además, cuando las interpreto siempre pienso que puede haber alguien entre el publico que se sienta identificado con ese idioma; después de todo, vivimos en un mundo cada vez más globalizado... Y sí, es cierto que para cantar en árabe tuve que pedirle ayuda a mi amiga Samira para que me hiciera una traducción fonética de la letra porque yo no hablo árabe (¡ya me gustaría!), pero, una vez trabajada, he de decir que es una de las canciones que más disfruto cantando: soy una enamorada de la cultura árabe desde siempre.

Por otro lado, y como señala anteriormente, el álbum, a nivel musical, es práctica y exclusivamente guitarra y voz. ¿Hay alguna reivindicación o mensaje tras esta decisión?

Indudablemente que sí. Me apetecía muchísimo grabar así, con los ingredientes más básicos, sin ningún tipo de ‘aditivos’. Me doy cuenta de que esta es una constante en mi vida y creo que cada vez hay más personas como yo que buscamos conectarnos con cosas auténticas y simples. Me refiero a alimentarnos de ‘comida real’, vestirnos con tejidos orgánicos… Para mí tiene mucho sentido haberlo hecho así.

El 1 de octubre lo presenta en Murcia, en la Fnac, y el 2 en casa, en Santomera. ¿Ganas de mostrar su nuevo trabajo en su tierra (sobre todo teniendo en cuenta que lleva un tiempo fuera)?

Sí. No puedo imaginar un sitio mejor para presentar mi disco que en casa... Hace muchos años que vivo fuera del pueblo (primero Granada, París, Barcelona y ahora Sevilla), pero a pesar de los años y la distancia siento que el cariño de mi gente es muy especial, y me hace muy feliz poder cantárselo a ellos los primeros.

Hablando de raíces, poco antes de lanzar Feeling good, y a modo de sencillo, publicó La parva, versión actualizada del cante de trilla originario de nuestra huerta y rescatado por Coros y Danzas de Santomera. Un «homenaje a todos los huertanos y huertanas», dijo. ¿Orgullosa de sus orígenes?

¡Claro que sí! ¡Superorgullosa! Date cuenta de que yo he sido jotera desde pequeña y mi familia es huertana de pura cepa. Este cante lo aprendí cuando yo misma formaba parte del grupo de Coros y Danzas, y me hacía muchísima ilusión poder grabarlo con imágenes la huerta y su sierra.