‘Escritos sobre Rubens’ (Madrid, Instituto Moll, 2021) es el primer volumen publicado por el Centro de Investigación de Pintura Flamenca dentro de su colección Scripta Selecta. El libro, que está en las librerías desde el 1 de septiembre, recoge los estudios publicados por el historiador del arte Matías Díaz Padrón en torno al pintor Pedro Pablo Rubens a lo largo de un amplio arco temporal que abarca desde 1964 hasta 2019. Esta monografía da cuenta del sostenido interés del estudioso, pionero en los trabajos sobre pintura flamenca en España, por la figura del que fue, probablemente, el artista más reconocido del siglo XVII en Europa. Además, pone a disposición del lector una dispersa producción científica que, creada a lo largo de más de cincuenta años, toma ahora la forma de monografía para facilitar su consulta.

Tal y como Tiziano lo había hecho en el siglo anterior, Rubens marcó el devenir artístico de la vasta monarquía de España y sus áreas de influencia durante el siglo XVII. Un diplomático y pintor que fue capaz de actuar como crisol entre su formación dentro del tardomanierismo de Amberes, la riqueza del colorido y el dinamismo venecianos y las más novedosas propuestas de la cultura figurativa romana de en torno a 1600 estaba, sin duda, destinado al éxito. Su indudable perfección técnica, un estilo exuberante y dinámico fácilmente reconocible y su naturalismo y capacidades para captar la psicología humana, hicieron de Rubens el artista más completo del Seiscientos. No solo triunfó como pintor de altares en Roma o Amberes y creador de fabulosas poesías mitológicas para Felipe IV, sino que se convirtió, junto a su discípulo Van Dyck, en el retratista más solicitado del continente. Pocas veces se ha llegado a lo largo de la historia a un nivel de refinamiento y seducción tan elevado como el alcanzado por el flamenco en los retratos de la nobleza genovesa de principios de siglo.

‘Escritos sobre Rubens’ recoge, entre otras, las investigaciones de Matías Díaz Padrón vinculadas a las grandes exposiciones 'Pedro Pablo Rubens (1577-1640)' de 1977 y 'Rubens y su siglo (1998-1999)'. Aquí, como en otras publicaciones, el autor deslumbra con su completo dominio de las fuentes, tanto literarias como icónicas, que le permite enlazar la obra pictórica con piezas precedentes o contemporáneas, reconstruir el origen, datación y devenir histórico de cada pintura o deslindar las manos de Rubens, Wildens, Brueghel o Snyders de una manera magistral. Esta es la misma línea que Díaz Padrón mantiene en otros estudios como el esclarecedor sobre la Inmaculada Concepción del Prado publicado en 1967. Aquí, el historiador supo reconstruir su procedencia de la colección del marqués de Leganés al tiempo que iniciaba la revalorización de don Diego de Mexia como cliente privilegiado de Rubens y pieza fundamental en la difusión de la obra del flamenco en España.

Mención particular merece, por otro lado, el conjunto de ensayos publicados en los años ochenta del siglo XX en los que Díaz Padrón, a través de casos de estudio particulares, analizó la fortuna crítica de Rubens en la literatura española. Desde las opiniones de Pacheco o Palomino, a la percepción de literatos como Lope de Vega y Calderón, o los juicios muy favorables sobre sus copias de Tiziano, Díaz Padrón supo reconstruir de manera muy convincente la imbricación del pintor de Amberes en el medio ibérico de las primeras décadas del siglo XVII.

‘Escritos sobre Rubens’ nace en 2021 con el objetivo de convertirse en un libro de referencia sobre el pintor flamenco y ser un hito historiográfico dentro de la producción de Matías Díaz Padrón. No obstante, es más que eso. Es un paseo erudito por los pasillos del Alcázar de los Habsburgo y las estancias del Escorial en donde el autor ha sabido reconstruir a la perfección ambientes y protagonistas. Rubens solo visitó España en dos ocasiones, en 1603 y 1628, pero a través de estas páginas se presenta al lector como un pintor tan español como Velázquez.

Un hábil intérprete de un tiempo y un espacio, la España católica de los Austria, de los que el flamenco supo inmortalizar una imagen más viva que ningún otro pintor.