Al terminar la primera década de nuestro exaltado e imprevisible siglo XXI, el conjunto musical Tallis Scholars publicó dos discos con misas de maestros flamencos. Las conmociones, calamidades y guerras del siglo XVI contrastan con la tranquilidad, transparencia y belleza de la música litúrgica. Las misas de Heinrich Isaac, Johannes Ockeghem, Orlando Lasso, Cipriano de Rore y Antoine Brumel constituyen un punto de refugio frente la vorágine tumultuosa y los golpes prodigados por aquello que, con reverencia, llamamos la ‘Historia’.

Estas voces corales, apoyadas en sí mismas y sin asistencia de instrumento alguno, claman a Dios rogándole piedad en cadencias y ritmos que podrían contener por sí mismos toda la perfección del universo, como la geométrica y efímera belleza de un copo nieve, visible al microscopio y tan solo por unos instantes. He aquí el arte verdadero. 

No sabemos qué mundo vamos a forjar nosotros, ni si los padecimientos actuales servirán para algo que no sea abrir la puerta de par en par para que entren otros mayores, pero al menos el monumento inquebrantable de la música se mostrará impasible durante un tiempo indefinido, probando que no todo cuanto hizo la humanidad fue abyecto.