El Auditorio Paco Martín de Cartagena inicia mañana la programación del ciclo ‘Noches de Sal’, en el que habrá humor (con Los Morancos, Jordi Sánchez y Xavier del Tell), danza (de la mano de Los Vivancos), espectáculos familiares (La pandilla de Drilo y el musical La bella durmiente) y dos tributos: a Queen, el sábado 28, y al cantante mexicano Luis Miguel, con el que arrancarán los espectáculos. Pero el escenario del Parque Torres contará también un concierto muy esperado en la ciudad portuaria, especialmente tras no poder celebrarse en el Auditorio El Batel el pasado mes de enero (tal y como estaba previsto). Así, finalmente India Martínez visitará este viernes Cartagena dentro del Palmeras Tour, con el que se encuentra presentando su último álbum; una gira accidentada, pues la cordobesa tuvo que aplazar varios conciertos este verano tras dar positivo en coronavirus. Superado este contratiempo, India Martínez volvió a echarse a la carretera con un espectáculo en el cantará las canciones de ese octavo disco, Palmeras (2019) –donde confiesa que vuelve a sus orígenes, con el flamenco siempre presente–, pero también algunos de sus grandes éxitos.

¿Con qué le va a sorprender sobre el escenario?

En esta gira llevamos un espectáculo con canciones que son imprescindibles en mi vida, pero de una forma quizá un poco más íntima y más acústica, aunque igual de cañera. Me lo estoy pasando muy bien en el escenario y esta es, sin duda, una de las giras más bonitas que estoy teniendo.

Por supuesto, se podrán escuchar las canciones de su último trabajo, Palmeras, el octavo de su carrera. ¿Qué India se presenta en él?

Este álbum significa un paso más, una parte más de mi vida, de mi persona, de cómo me tomo las cosas, de seguir investigando y creando, de volver a mis orígenes y de mis viajes. Es un poco el reflejo de la India que soy actualmente, con esas ganas de seguir aprendiendo e investigando. Para mí, cada disco refleja la persona que soy en ese momento determinado, pero me gusta que cada uno de ellos tenga su propia vida. Creo que, como tengo diferentes etapas (como todos), mis discos van reflejando todo eso.

¿Qué siente al poder regresar al fin a la normalidad de los escenarios y reencontrarse con el público?

Me siento una privilegiada, súper agradecida y afortunada, porque sé que hay muchos compañeros que todavía están en ello, pero yo por fin vuelvo al escenario otra vez. Y es como otra primera vez todo el rato, porque hay momentos en lo que no sabes cuándo va a ser el siguiente, cuando todo vuelve a ponerse un poco dudoso y se cancelan eventos de nuevo... Pero, por suerte, está yendo muy bien y se están llenando todos los recintos.

¿Siente también que los espectadores estaban con las mismas ganas?

La gente viene con muchas ganas de disfrutar en directo de la música, y eso es vida. Estamos muy necesitados ambos, tanto el público como yo. Se notan las ganas y se agradece mucho el venir con hambre de música en directo. Se palpa en el aplauso y la cercanía, en el calor de la gente. Ese cariño es lo mejor que te puede regalar el público.

¿Qué le supuso como artista ese parón obligatorio de varios meses?

Como al resto de la gente, se me paró la vida y se empezó a cimbrear todo. Primero pensaba que sería temporal y hasta que pasaría y ya está, pero luego nos empezamos a dar cuenta de que esto iba muy en serio y empezó a pasar factura de todo tipo: desde emocional hasta económica y laboralmente. La cultura y la música fueron de las primeras cosas que se pararon. Después están los daños colaterales al resto de la sociedad, pero, por suerte, estamos comenzando a salir de todo esto. Ahora a ver si ya se quita un poco el miedo y las restricciones.

Al menos el confinamiento le otorgó el tiempo necesario para terminar su primer libro, Verdades a medias (2021). ¿Dónde tenía escondida esa otra faceta artística?

Es cierto que la tenía muy guardada para mí. Eso de escribir y dejar las cositas a medias era muy mío... No terminaba de completarla y menos de mostrarla; era lo que se quedaba fuera de las canciones. Desde niña estoy escribiendo cosas y para este libro comencé a recopilar textos, porque el confinamiento y la pandemia me regaló ese tiempo. El hecho de que una editorial como Penguin confiase en mí de esa manera me motivó muchísimo y empecé a completarlo para terminar de desarrollarlo y poder sacarlo el pasado febrero. Ha sido una gran sorpresa para mí y una forma también de sentirme completa y vacía al mismo tiempo, algo un poco extraño. Pero me ha encantado la experiencia y espero que no se acabe, así que a lo mejor repito algún día.

Comentaba que Palmeras es una vuelta a sus orígenes. Nunca ha abandonado esa raíz flamenca, ¿sigue siendo la esencia de sus trabajos?

Lo que uno es no se abandona nunca, y además no debe. Porque eso es lo que te hace tener los pies en el suelo y seguir trabajando y yendo a por los propósitos y los sueños. El hecho de haber nacido en un barrio humilde, como es mi caso, dentro de una familia trabajadora, me ha hecho tener siempre los pies sobre la tierra y seguir currándome cada cosa que hago y cualquier proyecto en el que me embarco.

Algunos de esos sueños de niña se han cumplido, como protagonizar duetos con artistas de la talla de David Bisbal, Alejandro Sanz o Marc Anthony. ¿Qué ha supuesto tenerlos como compañeros de trabajo?

Sobre todo, el estar rodeada de grandes amigos y artistas que he admirado desde niña. Es un privilegio y yo lo que intento es aprender de ellos constantemente: si me dan la oportunidad de compartir una canción, intentamos alimentarnos el uno del otro y de los arreglos diferentes que traemos. Todo eso me hace estar contenta y saber que voy por buen camino, porque, aunque me quede todo por delante, ya tengo un recorrido largo si miramos atrás y vemos todos esos duetos, esos viajes y los reconocimientos. Al final, todo ello me anima a seguir trabajando y, por supuesto, me motiva.

Está claro que nunca da nada por sentado. ¿Sigue aprendiendo y avanzando en la música?

La música está en constante evolución y está viva, me sigue sorprendiendo y me gusta también sorprenderme a mí misma, no estancarme y no ser mi propio límite. En ese aspecto, me gusta que la música sea tan libre. Al final, siempre acabo tirando de mis raíces y de mi base, que es lo que me hace llegar a otras músicas y a otros lugares y entenderlos.

¿Ahí reside la magia del flamenco?

La complejidad del flamenco me hace viajar por cualquier música que quiera y eso lo he sentido desde que era niña y lo he dicho siempre. Incluso en mis primeras entrevistas, con solo 14 añitos, ya expresaba que el flamenco me ayudaba a viajar y a entender otras músicas, y así sigue siendo ahora, años después.