Quedo con Sofía Martínez Hernández en Léucade, la galería que dirige junto a la Plaza de la Facultad de Letras. Este es su rincón, al que dedica 23 horas al día, me dice y sé que no exagera. Es una luchadora que ha puesto en pie una galería que hoy es reconocida dentro y fuera de España, pero no todo el mundo sabe que, bajo esa apariencia de fragilidad, Sofía es toda una deportista. De más joven jugó al fútbol-sala profesional en el equipo de su Totana natal, Como no había equipo femenino, «yo jugaba en el masculino y me decía el seleccionador que era una pena que no fuera hombre, porque era la mejor». También se dedicó a correr, ganó algunas carreras de San Silvestre y en la actualidad va al gimnasio a hacer boxeo, «siempre he sabido defenderme y no quiero perder fuerza ni agilidad», dice. Tiene una sonrisa preciosa, pero le digo que no está bien enseñar los dientes mientras boxeas, por si te los parten. Me da la razón y me cuenta, divertida, que ganas le tienen algunos. Yo me extraño de que una chica que es como maná caído del cielo para esta Región, pueda tener, ni por asomo, algún enemigo. Más le cuadra, por su sensibilidad artística, lo que me cuenta de su pasión por la música: Sofía toca la guitarra, el piano y, sobre todo el violín, ha sido profesora de música y, hablando del alimento bíblico, me dice que cuando vino Maná a Murcia, ella era una de las que tocó con el grupo mexicano.

De familia humilde, sabe bien, desde niña, lo que es trabajar. Antes de terminar la carrera de Historia del Arte, ya lo hacía en una importante galería de la ciudad, con el tiempo montó la suya propia y con ella ha traído savia nueva e infinidad de propuestas creativas, culturales y multidisciplinares que han atraído al público y a los artistas. Ahora también dirige la Galería El Punto Rojo y la Feria de Arte Keyhole Art Fair. Tengo que respirar fuerte cuando me detalla las treinta titulaciones que posee, entre másteres y cursos relacionados con obras de arte, gestión o dirección de museos. Imposible también la enumeración de las más de 170 exposiciones que ha comisariado o las 220 actividades de todo tipo que ha organizado en salas de Murcia, Málaga, Madrid, Bogotá, Rumanía o Lisboa.

Dice que «mi competición es conmigo misma, me pongo metas para superarme». Lamenta que nunca ha recibido ayudas ni subvenciones desde el Ayuntamiento o la Comunidad, aunque el Gobierno de España ha premiado dos proyectos suyos en tono a las actividades que no dejó de realizar durante esta pandemia del coronavirus.

Como empieza a ser habitual entre las personas que entrevisto en esta sección, Sofía reconoce que es más conocida y valorada fuera que aquí en su tierra: «Me han conocido y felicitado por mi labor o por haber sido la galerista más joven de España, tanto en ferias internacionales, en Madrid o en varias capitales europeas».

De hecho, Sofía me confiesa que no descarta trasladar algún día la galería a otra ciudad, «no me falta proyección, porque mi galería está presente a nivel internacional en muchas ferias, pero echo de menos una apuesta más decidida, efectiva y, sobre todo, objetiva por las gentes del arte en esta Región».