Al tiempo que estamos sumergidos en la quinta ola de coronavirus, los niños que estos días veranean en la costa murciana aprovechan para surfear en las agua del Mediterráneo como participantes de alguno de los diferentes campamentos acuáticos asentados en las playas de la Región; campamentos que este año han vivido un importante incremento de las inscripciones y que, en su mayoría, ya están completos.

Por supuesto, las olas que rompen en la orilla de nuestra costa acogen no solo a jóvenes murcianos, sino también a turistas de otras comunidades que viajan en familia al Mar Menor y a las playas de Águilas o Mazarrón, lo que ha sido decisivo para que muchas de estas escuelas hayan agotados para este verano en algunos de sus cursos, alcanzando, incluso, las cifras de alumnos previas a la pandemia. Desde la Colonia Náutica Grímpola, en Mazarrón, su director, Mario Raschetti, asegura haber incorporado nuevos horarios en sus campamentos quincenales a consecuencia de la alta demanda recibida, un 30% más que el año anterior. Raschetti apunta que casi todos los alumnos que se inscriben en el mes de julio son residentes en zonas costeras cercanas a Mazarrón; una mayoría que se reduce considerablemente en agosto con la llegada de visitantes del interior peninsular, especialmente Madrid, quienes forman parte del 50% de los alumnos que finalizan la temporada veraniega en sus cursos en el Mediterráneo.

Uno de los monitores recoge las palas después de realizar actividades acuáticas. Iván Urquízar

Parece evidente que la moda de los campamentos de verano ha llegado para quedarse, y, en plenas vacaciones escolares, se presenta como una alternativa de calidad sustituyendo a los aparatos electrónicos que atrapan a los más pequeños. Móviles y consolas quedan aparcadas estos días en favor de las tablas de surf, los remos y neopreno. Así, además de disfrutar de juegos en la arena, los niños practican diversas actividades acuáticas instruidas por monitores competentes en vela, kayak, paddle surf o windsurf. Las familias, sin duda, prefieren apostar por la naturaleza y las actividades deportivas en el exterior para sus hijos (un dato, esto último, que no es baladí en tiempos de coronavirus). En definitiva, un ambiente sano y seguro que, además, contribuye al impulso económico de una Región que cuenta con unas condiciones ideales para estas prácticas en su litoral.

Monitores enseñan a sus alumnos a remar. Iván Urquízar

En este sentido, los campamentos combaten la quinta ola (exclusivamente la de la covid, claro) con medidas sanitarias que cumplen de forma exhaustiva. Han diseñado un protocolo de prevención que incluye la toma de temperatura y el uso de mascarilla y gel hidroalcohólico en sus instalaciones. Además, la organización de grupos burbuja entre los jóvenes de 11 a 16 años es esencial para que estos no mantengan contacto con personas externas que podrían estar contagiadas. En campamentos como los que alberga el Club Náutico de Águilas, el resultado negativo de un test de antígenos 48 horas antes de la entrada es obligatorio, según afirma el propio director, Pedro Juan Pérez Castejón.