Hoy es un día significativo para mi querida familia, 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen María. De niño lloraba a mi madre porque no tenía hermanas y sí dos hermanos. Mi abuela materna se llamaba Asunción. Y cuando yo cumplí 18 años, llegó mi primera hermana y, por tradición familiar, la bautizaron como Asunción. También un fatídico 15 de agosto de 1969 fallecería mi abuela materna, Josefa. Para mi madre, siempre supuso una delicada situación la coincidencia de fecha: el mismo día de la onomástica de su suegra y de su hija se cumplía el aniversario de la defunción de su madre. Recuerdo tantos 15 de agosto ir al Cementerio de Nuestro Padre Jesús a llevar flores y a rezar ante la tumba de mi abuela, eso se llevaba a cabo con un abrasador sol de justicia… y mientras le susurrábamos al oído a mi hermana un: «Felicidades por tu santo». Aquella fecha se convirtió en una cita esperada y así se formó un universo idolatrado, donde la visita al camposanto finalizaba con tarta, refrescos y café de puchero con anís seco en casa de mi abuela Asunción. Pulchra ut Luna, electa ut Sol.

‘Dormición de la Virgen’, Museo de San Juan de Dios

La responsable del Conjunto Monumental de San Juan de Dios, de Murcia, Elisa Franco Céspedes, la amabilidad personificada, me avisó de que un acontecimiento bellísimo se volvía a celebrar este mes de agosto en el templo rococó del siglo XVIII, construido sobre los restos de una iglesia gótica posterior al Oratorio del Alcázar Mayor. En breve me puse en contacto con el historiador de arte y vestidor de imágenes Alejandro Romero Cabrera, quien es el autor del montaje escénico de la Dormición y tránsito de la Santísima Virgen, junto a los hermanos escultores Juan y Sebastián Martínez Cava, en San Juan de Dios. Acción, que se viene realizando de forma continuada desde el año 2013, me apunta Elisa.

El dogma de la Asunción de la Virgen fue proclamado por Pio XII en 1950, aunque este ritual religioso se viene organizando desde época bizantina. Los ejemplos más destacados surgen en Valencia, Andalucía, Cataluña, Archipiélago Balear y Murcia, contando con la gran convocatoria del Misterio de Elche. Estos montajes efímeros, como el de las Cruces de Mayo, donde más trascendencia y constancia mantienen es en España, Italia, Filipinas e Hispanoamérica; numerosas manifestaciones artísticas dejan testimonio de ello. Reseñemos sólo uno: el alegórico retablo que pinta Tiziano de La Asunción de la Virgen, acabado en 1518 y a la que se le considera como obra modélica del renacimiento italiano. La tradición cristiana cuenta que después de dormirse (morir) la Virgen es llevada al cielo por coros de ángeles, en presencia de los apóstoles. El cuadro de Tiziano se encuentra en la Basílica de Santa María Gloriosa del Frari, en Venecia.

La Virgen dormida, en su lecho celestial, que podemos contemplar en San Juan de Dios en una talla de madera anónima del siglo XVI, atribuida al mismo autor que realizó la escultura de la titular del templo, la Virgen de Gracia, con quien comparte el ajuar de hábitos, mantos y ricas joyas. Este año la Virgen viste un lujoso traje en raso de seda con exquisitos bordados en oro, donde se incluyen insólitas lentejuelas en forma de estrella, confeccionado en los años cincuenta del siglo pasado en los talleres de Casa Lucas. Su indumentaria completa y sus adornos responden a las características del arte barroco murciano, con lazos, agremanes, lentejuelas, canutillos, perlas… y un sinfín de complementos que luce la imagen, también porta unos especiales ojos de cristal, qué aunque están casi totalmente cerrados, se puede apreciar que miran hacia su lado derecho. Este año, los autores del montaje, Alejandro, Juan y Sebastián, le han incorporado una bellísima corona y ramillete de flores en tela y cristal, que parece estar confeccionados en el mismo siglo XVII; al igual que las primorosas sandalias bordadas que cubren sus pies. Exaltata est Sancta Deigenitrix, super chorus angelorum ad coelestia regna.