En 1961 se rodaba en España una de las mayores superproducciones filmadas en nuestro país, El Cid, de Anthony Mann. Franco, conocedor de la importancia de este hecho, puso a disposición de sus artífices los 1500 castillos del patrimonio español para que se rodara donde quisieran, y al Ejército para intervenir en las escenas de batallas. La película tuvo un rodaje muy problemático a causa de la guerra de egos entre Charlton Heston y Sophia Loren, que intentaron que el guión se adaptara a sus intereses (la impuntualidad de la Loren se hizo, además, legendaria, llegando hasta cuatro horas tarde a algún rodaje). Franco mandó a los entonces príncipes, novios recientes, a confraternizar con los actores. Pero la película continuó (como era de esperar), como el Rosario de la Aurora.