Hasta mañana domingo se puede visitar en las antiguas escuelas de la pedanía caravaqueña de El Moralejo la segunda exposición Caminos de historia, del fotógrafo y ganadero Juan Manuel Navarro. Las imágenes captadas por el joven recogen su actividad diaria en este enclave del interior, donde nació hace 31 años y donde dedica su vida a la crianza y a su cámara. ‘Juanma’, cuyas imágenes han pasado por numerosos espacios del Tiempo de cadenas nacionales e incluso internacionales, muestra la otra cara de la España Vaciada: lugares con vida que quieren seguir adelante. Muestra que poblaciones como El Retamalejo, La Junquera o la Capellanía, aunque olvidadas, siguen muy presentes en la memoria de muchos. Su objetivo es trasladar estas imágenes y lugares a generaciones futuras, porque el que no sabe lo que ha sido, no puede saber lo que es.

¿Cómo surge esta segunda edición?

La gente se quedó con ganas de más tras la primera. Pasaron por El Moralejo más de cuatrocientas personas para ver la exposición, y llevan todo el año pidiéndome otra. Hemos tenido varias ocasiones de poder mostrarla en Caravaca, pero con la situación sanitaria ha sido imposible hasta ahora...

Es una muestra que, principalmente, pone en valor la vida en pedanías.

Tiene el objetivo de dar a conocer a la gente la agricultura y la ganadería que se practica en las pedanías de Caravaca, de enseñar cómo vivimos, cómo se trabaja, así como nuestras costumbres y tradiciones. Porque yo no quiero que esto se pierda, y porque a la gente que se acerca le llama mucho la atención: cuando vienen y ven la exposición se sorprenden de la manera en que trasmito esta forma de vida con mis fotografías.

Una manera de atraer a la gente hasta las pedanías.

En un principio mi idea fue exponer en Caravaca, pero hubo un momento en el que pensé que lo mejor era hacerlo en El Moralejo; es mi sitio. El año pasado iba con un poco de miedo porque no sabía cómo iba a reaccionar la gente, ya que para verla hay que acercarse a una pedanía de apenas sesenta habitantes y que está a 40 kilómetros de Caravaca, pero al final vino muchísima gente a verla.

El año pasado fue en el Salón Social, pero este año es en las antiguas escuelas.

Porque el año pasado el salón social estaba cerrado (no teníamos bar), pero este año por suerte ha podido abrir y es en las antiguas escuelas. Y yo encantado, porque en los últimos meses son muchos los que nos visitan por el mero hecho de tener bar. Estoy muy contento de ver gente por aquí; le da mucha vida al pueblo que haya un restaurante, es un verdadero chute de energía para los que residimos aquí.

Sus fotos se han visto en muchos medios de comunicación, nacionales e incluso internacionales.

Me gusta mucho el mundo de la meteorología, y cada vez que veo una tormenta intento seguirla, ver cómo evoluciona y fotografiarla. En la exposición hay varias imágenes de estas.

¿Cómo la ha estructurado este año?

Es algo diferente. El año pasado todo era nuevo para mí, pero esta vez estoy más preparado. Para empezar, la exposición viene cargada de emociones, y a los visitantes de esta zona les traerá muchos recuerdos. He querido hacer un recorrido por aquellos lugares, hoy casi perdidos, que han tenido mucha historia en esta tierra. También he querido incluir un vídeo, que será lo que primera puedan ver los visitantes y que estoy seguro que les impactará.