Los murcianos Baboon Blues County presentan esta noche su particular revisión a los clásicos del rhythm and blues de los años cincuenta y sesenta en la segunda jornada de la presente edición del ciclo ‘A la luna de Barrada’. La cita comenzará a las 22.00 horas y tendrá lugar, como es habitual, en el patio del Museo de la Música Étnica de la pedanía caravaqueña. Con motivo de la pandemia de covid-19, las actuaciones se están desarrollando con aforo reducido y todas las medias de prevención que marca la normativa para este tipo de actividades. Así, el acceso será gratuito, pero requerirá de la previa retirada de invitación en el propio museo o a través del teléfono 968 73 84 91. En cuanto a lo estrictamente musical, casi es mejor que sean ellos mismos quienes le expliquen a los interesados lo que tienen preparado para esta noche. Pablo Orenes, cantante y armonicista de la banda, ha hablado con LA OPINIÓN sobre el concierto, la filosofía de la banda y sus proyectos futuros.

¿Qué nos vamos a encontrar este sábado en Barranda?

Un buen puñado de clásicos del rhythm and blues reinterpretados de una manera... muy personal.

Cuéntenos: ¿cómo nace el grupo, cómo surge Baboon Blues County?

Nació por iniciativa mía. Yo siempre he sido muy fan de este género: de los clásicos del rhythm and blues de finales de los cuarenta, años cincuenta y principios de los sesenta, pero, sobre todo, de un estilo que se conoce como el ‘blues de Chicago’, con figuras como Muddy Water o Little Walter a la cabeza. Hace mucho que empecé a interesarme en aprender todo ese repertorio e interpretarlo a mi manera, a nuestra manera, y con ese firme propósito me puse en contacto con algunos de los que actualmente son los miembros del grupo. Así decidimos iniciar este proyecto.

Tienen un par de trabajos en plataformas digitales: Baboon Blues County, Vol. 1 (2015) y Baboon Blues County, Vol. 2 (2019). ¿Qué han querido agrupar en estos dos volúmenes?

Han sido publicados como dos discos que, aunque relacionados, funcionan de manera independiente, pero están grabados en una misma sesión en directo. Aunque utilizamos medios digitales, la idea era grabar de la manera más similar posible a como se hacía en aquella época [primera mitad del pasado siglo], con todos los músicos en la misma sala y prácticamente con el mismo micro, todos a la vez. Queríamos mantener la esencia de esta música.

¿Y qué han aportado a estos temas?

No hemos descubierto la rueda ni el fuego, está claro, pero hemos querido reinventar de una manera muy personal los recursos estilísticos más característicos de ese tipo de música. No sé: utilizar un contrabajo en lugar de un bajo eléctrico, el uso de amplificadores pequeños de válvulas, también hemos potenciado la armónica por medio de un micrófono de alta imperancia... Y, con todo ello, intentar recrear ese sonido tan característico del rhythm and blues de los años cincuenta.

¿Qué tal está siendo la acogida tras la vuelta a los escenarios?

La gente tiene muchas ganas de ir a los conciertos. Se nota. Y nosotros lo que pretendemos es hacer que la gente se lo pase bien durante un rato escuchando nuestra música. Así que la acogida está siendo muy buena; no tan multitudinaria como a todos nos gustaría, pero muy buena.

Venís a Barranda, un lugar en el que impera la fusión. ¿Conocían ya el museo?

Yo el año pasado fui a tocar con el proyecto de Juan José Robles. Tuve la oportunidad de ver el museo y me sorprendió muy gratamente, la verdad. El nombre de Barranda y su museo son muy conocidos, y no me extraña...

Además, ustedes son un grupo que siempre ha estado abierto a cualquier tipo de público.

Sí, siempre. Pero, te diré: ahora más que nunca. Llevábamos tanto tiempo sin tocar... Teníamos ya muchas ganas de volver a sentir el contacto del público.

Por cierto, el rhythm and blues es un género que parece que siempre ha estado vinculado a espacios cerrados, salas y bares. Esta vez actúan en el patio del museo, en un espacio abierto. ¿Técnicamente supone algún problema?

No demasiado. A nosotros nos gusta tocar siempre con energía, pero poca... ‘contundencia’ (en comparación con lo que puede ser un grupo de rock moderno). Habitualmente intentamos tocar lo más juntos y flojo posible, por lo que una sala es ideal; pero, teniendo en cuenta el despliegue técnico que hay en Barranda, no habrá ningún problema. Sí que es verdad que nosotros estamos más acostumbrados a tocar en espacios cerrados, pero corren malos tiempos para este tipo de locales hoy día...

En estos ritmos también se suele dejar mucho lugar a la improvisación. ¿Ocurre así en Baboon Blues County?

Sí, sobre todo en cuando a los instrumentos que en este estilo de música, general o tradicionalmente, han tenido un papel solista: la guitarra, la armónica, etc. Pero a la hora de llevar nuestra música al directo intentamos se fieles a la época, y la realidad en que en aquellos discos, por cuestiones de tiempo, los solos no tenían mucho desarrollo; eran cosas más concretas y efectivas.

¿Por dónde sigue la gira de Baboon Blues County tras el concierto de este sábado? ¿Qué próximos proyectos tienen en mente?

Pues seguimos con la idea de volver a realizar una sesión de grabación para intentar recopilarla en un tercer volumen. Ya veremos si seguimos utilizando el obsoleto método de plasmarlo todo en un soporte físico o por fin decidimos lanzar una campaña por redes. Y en cuanto a fechas, el próximo jueves 19 estaremos amenizando una puesta de sol en Calarreona en Águilas.