Antonio Javier Zapata Pérez es la prueba fehaciente de que la historia no es cosa del pasado, sino una disciplina que nos ayuda a dinamizar nuestro entorno. Profesor de Geografía e Historia en el IES Sierra Minera de La Unión, es sobre todo una persona inquieta, un ejemplo de persona entregada a la hermosa y necesaria tarea de promover el amor por la cultura, el patrimonio, el paisaje y el ecosistema que nos rodea.

No me cuesta imaginármelo un invierno, con un antiguo gorro de aviador, bajando de un histórico hidroavión en la centenaria base militar de Los Alcázares. Entre la niebla destacaría su estilizada silueta de Indiana Jones, dirigiéndose hacia la multitud congregada esperando el relato de sus aventuras y de la multitud de historias que se pierden en las aguas, en las orillas y en los cielos de la laguna salada en la que un día se establecieron los mismísimos romanos.

Pero es verano y a este caballero, cultivado y sibarita, me lo he encontrado en una habitación del Balneario La Encarnación disfrutando de un ratico de solaz de los que últimamente dispone menos a causa de su reciente paternidad. A la fresca del patio, rodeados del verdor de las plantas y el murmullo de una fuente, sentados en unos sillones de mimbre, nos hemos tomado una limonada mientras hablábamos sobre sus charlas y artículos, sobre su próximo libro que está en imprenta y sobre la Asociación Eco Cultural que fundó hace diez años y que ha removido felizmente la localidad y toda la comarca, realizando, de manera incansable, más de 600 actividades entre charlas, mesas redondas, excursiones, rutas guiadas, exposiciones, concursos culturales, ferias y presentación de libros…

Antonio está feliz porque «lo hemos conseguido después de 10 años de insistir para que se buscara la villa romana de Los Alcázares y los restos del asentamiento o alcazaba árabe» que, tras las últimas excavaciones, han salido a la luz. Me habla entusiasmado de la historia de su pueblo, de las famosas Fiestas del Mar en el siglo XIX, del impulso modernizador e inversor del galileo y minero Alfonso Carrión, que construyó el hotel balneario y el primer paseo marítimo. Pero lo que más me sorprende es cuando me dice que aquí los baños de mar están atestiguados mucho antes que en ninguna otra parte: en 1798 un cura, Juan de Dios Neri, escribió en una carta algo así como «te tengo que dejar que voy a darme mi acostumbrado baño en la playa».

Antonio Zapata me habla esperanzado en la riqueza multicultural de Los Alcázares y de la necesidad de implicar a todos los colectivos para evitar guetos y enriquecerse mutuamente. También me describe, con brillo en los ojos, que «la gente flipa al ver en las fotografías antiguas que aquí había 50 balnearios. Lo que habría que hacer es dejar de sacar arena que no dura nada en la orilla y construir otra vez los balnearios». Lo único que le quita el sueño es el Mar Menor.