Milagros López (Murcia, 1970) acaba de editar en Madrid (Verbum) su primera novela, titulada MM2033. Casi una distopía, un interesante relato de extraordinaria intensidad dramática. Licenciada en Filología Inglesa por la UMU, ha publicado anteriormente dos libros de poesía: A ras del mar (2014) y Llegará el día (2019), y ahora da a conocer este imaginativo relato futurista en el que va alternado, por capítulos, los tiempos del presente, entre 2018 y 2022, con el aterrador futuro del año 2033, que es el que figura en el título de la novela, junto a las iniciales (MM) del Mar Menor. Un testimonial epílogo, fechado el 2090, concluye esta interesante novela.

Casi una distopía en torno al Mar Menor

El Mar Menor, Inmensa Palus, es el espacio víctima y casi el protagonista de esta distopía, ya que asiste el lector a su errática desecación en los años del presente, debido a la contaminación y a las subsiguientes epidemias y contagios, y, una vez convertido en un erial desértico, a las terribles consecuencias, en el futuro, para toda la comarca, en la que se ha implantado una dictadura bajo cuya opresión el Sistema se erige en gobierno de la región bajo las leyes de un Ejecutivo implacable.

Todo se inicia en 2018, a raíz de unos crímenes en la rambla de Bahía Bella, que desemboca en el Mar Menor, y a las sucesivas medidas que llevan a los personajes de ficción a ser sometidos a una serie de normas dictatoriales que atentan contra su libertad, contra la convivencia e incluso ponen en peligro sus vidas. La narradora urde con esmero y sumo cuidado el entramado de disposiciones que limitan a los ciudadanos y trasforman plenamente sus vidas, cuando el lector los reencuentra en los capítulos del futuro, y los sorprende sometidos a toda clase de vejaciones, cortapisas y mutación personal y laboral. Los años transcurridos permitirán al lector conocer las trasformaciones biográficas y existenciales de los personajes, especialmente de la protagonista Leda, una activa profesora de Secundaria que se verá convertida en Formadora en el nuevo régimen. Destaca la imaginación de la novelista al establecer las alienantes denominaciones de los nuevos cargos, así como de todos los objetivos y las opresivas situaciones.

Todo ha cambiado radicalmente y no sorprende hallar a los personajes sometidos a las exigencias del Sistema. Se han suprimido, por ejemplo, las clases presenciales y el sistema educativo está automatizado, y sorprende saber que esta novela se redactó antes de la actual pandemia, y que muchas de las cosas que suceden bajo la distopía establecida en el futuro han venido a producirse en los largos meses del confinamiento a causa de la actual pandemia. Milagros López quiere hacer funcionar de nuevo los objetivos del género de la novela distópica para delatar la incomunicación de la sociedad moderna y delatar, en un hipotético futuro represivo, el aislamiento, el obligado cumplimiento de las normas, la manipulación, el castigo y la muerte.

Pero no todo funciona como el Sistema pretende y, desde dentro, surge una facción rebelde y revolucionaria de Resistencia, dispuesta a acabar con la dictadura implantada. El lector advierte, conforme se le suministran los episodios de la subversión, cómo surge el afán por la libertad y por la recuperación de los sentimientos más íntimos que en la novela, tanto en los espacios referidos al presente como en los capítulos futuristas, están admirablemente suministrados, revelando la intensidad de emociones eróticas que nunca pudieron ser abolidas. Quizá esas referencias a las expansiones del amor, del erotismo y de la pasión sin límites enriquecen la novela, proclaman la defensa de la libertad y justifican la necesidad del triunfo de la revolución que pretende acabar con tan opresivo sistema.

Sin revelar cuestiones estrictamente argumentales, hay que destacar en la novela la capacidad de la narradora para dar vida a los espacios escogidos para su ficción, en general escenarios familiares del paisaje de la Región e incluso de los ambientes estrictamente urbanos. La Catedral de Murcia adquiere un papel decisivo en el desarrollo de la trama en relación con el Ejecutivo dictatorial del futuro, y no es de extrañar que el libro luzca una expresiva portada con una ilustración del pintor Antonio Tapia, en el que se divisa la torre de la Catedral murciana, resquebrajada: Catedral la nuit se titula la pintura. Con la narradora entraremos finalmente en nuestro primer templo y visitaremos sus capillas y su coro, descenderemos a una inmensa cripta en la que el lector descubrirá un inesperado mundo trágico.

La Catedral en la ilustración aparece resquebrajada, y el lector tendrá que seguir leyendo hasta comprender qué ha sucedido para que ese mundo feliz no haya finalmente podido llegar a ser. Pero habrá que esperar a 2090.