El recinto del Festival de Lo Ferro se viste de gala esta noche para rendir tributo a los mismos que recibían aplausos desde los balcones durante el confinamiento: los sanitarios. En la velada del certamen pachequero en la que este colectivo recibirá una de las Medallas de Oro de este año se suben al escenario Anabel de Vico y Argentina, cantaora que presentará su trabajo La vida de la artista, en el que sones cubanos se entremezclan con el flamenco de toda la vida. La artista, que hace casi 20 años ya estuvo en Lo Ferro, charla con LA OPINIÓN sobre arte y raíz.

Llega usted a Lo Ferro, uno e los escenarios flamencos por excelencia de la Región de Murcia, y lo hace en una gala especial: la del homenaje a los trabajadores de la sanidad.

Eso no lo sabía, fíjate.

Es uno de los colectivos que recibe la Medalla de Oro del festival, los sanitarios. A raíz de esto, me gustaría preguntarle cómo vivió usted, como artista, el parón que supuso la covid.

Bueno, parece que estábamos viviendo como una película: eso de estar en casa, de no poder salir... Yo nunca había escuchado la palabra ‘confinamiento’. Yo, la verdad, estuve bastante entretenida, porque soy recientemente madre: me dediqué a estar con mi hijo, que en circunstancias normales no habría podido disfrutar de él. Entrevistas, ensayos, hay que dejarlo con una abuela, con la otra... Toda la parte más bonita del bebé la vivía, en casa con él encerrada y con Luismi, que es mi manager y pareja. Pero echaba de menos el escenario.

Muchos artistas han dicho que el parón les supuso un repunte de su creatividad. ¿Le ha pasado lo mismo?

Yo hacía todos los días, porque era todos los días, cuatro o cinco vídeos que me pedían para muchísimas cosas: incluso hacer directos para recaudar dinero para la investigación. Yo he estado todos los días maquillándome para hacer directos, para estar en contacto con mi público. Era reacia, porque, en el fondo, soy tímida, aunque actúe de cara al público: no es lo mismo terminar el concierto y hablar con el público que ponerse con un ordenador, o con tu móvil, y hablarle a millones de personas. Pero es verdad que le coges el puntillo y te va gustando. Por Semana Santa, por la Feria, por el Rocío... preparaba mi repertorio y lo que me pidieran.

¿Cree que es el futuro esto, que las tecnologías van a cambiar la relación del artista con su público?

Bueno, yo te puedo decir que me han llegado millones de mensajes dándome las gracias. Gente que estaba sola, a la que el confinamiento le pilló trabajando fuera o lejos de su familia... Me decían: «Estoy llorando de felicidad de que me hayas contestado». Estar en contacto con ellos ha sido evadirles un poco de todos los problemas y que disfrutaran.

En cuanto al trabajo que presenta en Lo Ferro, La vida del artista, ¿qué va a encontrar el público que no conozca?

Bueno, este es uno de los conciertos que íbamos a hacer en 2020 y nos quedamos con las ganas, así que estoy deseando ir. Estuve en Lo Ferro hace muchísimos años y ahora vuelvo acompañada de dos guitarristas, tres a las palmas y un percusionista, y va a ser un repertorio muy ameno. Yo soy una artista que me considero generosa, me gusta darlo todo, me gusta entregarme, me gusta que la gente salga con buen sabor de boca y se vaya bastante a gusto y bastante llena de flamenco.

Presenta sus últimas creaciones como un proyecto de flamenco y son cubano. ¿Usted es partidaria de fusionar los distintos estilos o es más partidaria de las ideas de los puristas, de ‘esto mejor no tocarlo’?

A ver, yo soy cantaora de flamenco. Pero sí que es verdad que todos los artistas, como Mairena y Juanito Valderrama, los grandes, sí que han tocado a lo mejor el mundo de la copla o boleros por bulerías. Ahí está la fusión. A mí esta fusión me viene un poco por casualidad, no sé si sabes la historia o la has escuchado.

A ver la historia.

Yo viajé a Cuba en 2019, el último día fuimos a dar una vuelta y nos paramos en un restaurante en el que había un grupo tocando. Hablamos con la vocalista y al final terminamos cantando. Lo subimos a redes sociales y se hizo viral. Ese verano, que yo estaba embarazadísima, por cierto, me pidieron que la grabara. Y en diciembre de hace ahora dos años estaba en el estudio grabándola. Y de ahí surge la idea, un poco a petición popular de mis seguidores, porque mi intención era seguir con flamenco, hacer un disco flamenco. Pero bueno, yo creo que de otros géneros se aprende, y es una parte positiva que hay que sacar. Al flamenco le sienta bien todo, porque el flamenco es una música de raíz. Y, si se hace todo con respeto, con cariño y con gusto, yo creo que pueden hacer mezclas que sí pueden fusionar.