Del latín infirmitas (falta de firmeza), por el añadido del prefijo negativo in- a firmitas, derivado de firmus (firme, sólido), ya que la enfermedad implica debilidad y necesidad de apoyo, sea físico o emocional. El mismo sentido tiene ‘imbécil’, calificativo despectivo que según una etimología popular provendría del griego y que, al margen de su uso técnico para referirse a los disminuidos psíquicos, se acostumbra a emplear como insulto hoy día (desde que la RAE añadiera esa acepción en 1884), en el sentido de alguien pusilánime, aunque su significado original, atestiguado también en el Diccionario de Autoridades de la RAE (1726-1739) tiene que ver con la persona físicamente débil que debe apoyarse en un bastón (del griego báktron a través del latín baculum), para poder caminar con cierta soltura, algo habitual en personas impedidas por la enfermedad o por la edad. Otra teoría sostiene que el báculo es un objeto que simboliza autoridad, como el cetro de los reyes o en general de quienes ejercen algún poder, que en la Antigüedad solían ser personas de edad, y de ahí que el imbecillis pudiera ser el joven inexperto e inseguro al que falta el apoyo de la persona experimentada, y es así como se justifica la expresión imbecilla aetas usada por Horacio para referirse a los jóvenes. Por cierto, también ‘bacilo’ (bacteria de forma cilíndrica alargada), como el bacilo de Koch, causante de la temida tuberculosis, descubierto en 1882, proviene de esta misma raíz, al igual que la propia palabra ‘bacteria’.