El auge por la tradición del mundo de los toros en la pedanía lorquina de La Hoya se remonta, especialmente, al año 1983. Fue entonces cuando la Asociación de Vecinos, que presidía Juan Molina Martínez, decidió incluir por primera vez en su programa de fiestas en honor al Sagrado Corazón de Jesús los festejos taurinos. En el cartel correspondiente a ese año aparecían los nombres de los hermanos Ángel y Rafael Peralta, junto al novillero lorquino Domingo García ‘Dominguín’. Pero los carteles se fueron superando año tras año, llegando a pisar el ruedo de su plaza portátil figuras de la tauromaquia tales como Sebastián Palomo Linares, José Ortega Cano, Manuel Díaz ‘El Cordobés’, Alfonso Romero o Jesulín de Ubrique, entre otros grandes del toreo. La afición se fue extendiendo, alcanzando los años de máximo esplendor durante la primera década del siglo XXI.

Prueba de que la afición aún persiste pese a que las corridas de toros han desaparecido por completo del programa de fiestas de los últimos años -por motivos económicos, sobre todo- es que el matrimonio formado por Roque Moya Mula y Dolores Marín Moya ha decidido dedicar parte de su tiempo libre a construir una plaza de toros en miniatura. El resultado está causando furor en el vecindario, siendo muchas las personas que se desplazan hasta su domicilio para comprobar in situ tan magistral y meticuloso trabajo, que luce en el jardín de su casa, situada junto a su gran belén navideño del año pasado.

La plaza de toros en cuestión está inspirada, según Roque Moya, en La Maestranza de Sevilla, nada más ni nada menos, «porque La Hoya no podía ser menos», dice con ilusión el matrimonio, pensando en el trabajo tan minucioso que han realizado.

En total, son más de un centenar el número de figuras, muchas de ellas de arcilla, que han tenido que realizar durante tres meses de intenso trabajo y muchas horas a las espaldas, dicen con resignación. El matrimonio ha contado en todo momento con la colaboración del ceramista lorquino Juan Lario, que les ha ayudado en el manejo de la arcilla.

La maqueta incluye la puerta principal de la plaza de toros con su correspondiente reloj, los toriles, zona de presidencia, barreras, toreros, picadores, caballos, banderilleros, banderas de España, de la Región de Murcia y de Europa, los tendidos y, por supuesto, el público debidamente distanciado, guardando en todo momento las medidas de seguridad por aquello de la pandemia que todavía nos amenaza. En el exterior de la plaza también aparecen un considerable número de personas haciendo cola antes de pasar por taquilla para adquirir su entrada, guardando igualmente la separación correspondiente, como establece la normativa vigente.

En suma, muchas horas de trabajo que ha quitado al sueño o a sus quehaceres diarios un matrimonio de La Hoya que lo único que va a obtener a cambio es agradar a sus vecinos, que se sientan a gusto contemplando esta verdadera obra de arte con la esperanza de que algún día las cosas cambien y La Hoya pueda contar con una plaza de toros de verdad.

Artífices

Roque Moya y Dolores Marín ,‘Lola’, como se le conoce popularmente, son también los artífices de un gran belén costumbrista de, aproximadamente, 100 metros cuadrados de superficie con alrededor de 300 figuras. En ellas, el visitante se puede encontrar de todo; desde el belén propiamente dicho, que constituye el centro de la gran obra de arte, con Jesús José y María confeccionados de forma artesanal, hasta la viva reproducción de las casas que se construían en la época del Nacimiento del Mesías. A ello hay que añadir, por supuesto, los tres Reyes Magos de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar, o el típico río con un circuito de agua permanente. No faltan tampoco las ocas, pollos, gallinas y bueyes. Todo el entorno está protegido por un cañizo artesanal que le da vistosidad al belén.

Tanto la plaza de toros como el belén se encuentran situados junto a la vivienda de Roque y Lola, en el Camino de El Curvo, en plena naturaleza, ubicado entre el camino de Caracoleros y la línea férrea de la línea Murcia-Lorca- Águilas, cerca del paraje de La Tejera. Sin duda, merecen una visita.