Desde sus inicios, Dorian, nombre clave de la música indie en nuestro país, no han dejado de acertar en la diana facturando canciones de tremendo calado emocional, jugando con la electrónica y con letras que evocan una y otra vez a los inadaptados. Crearon una de las más tristes que ha bailado toda una generación: A cualquier otra parte.

Después de 14 años en la música, Dorian volvían con Justicia universal, que contenía algunas de las mejores canciones de su carrera. Han pasado tres años desde que dieron a conocer ese álbum, que llevó al grupo barcelonés a protagonizar una gira de 18 meses de duración. Ahora han publicado un documental que da cuenta de lo sucedido durante esos días; puede verse totalmente gratis a través de Vevo, Tidal y Filmin. Aquella fue una gira de dimensiones colosales. Dorian visitó Estados Unidos, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina, Chile y México, donde cuenta con una sólida base de seguidores pendiente de todos su movimientos. La gira finalizó en diciembre de 2019, apenas tres meses antes de que el mundo se encerrara en casa por la pandemia, que sin embargo no ha impedido a Dorian seguir adelante, y ya están con sus conciertos en directo. Presentaron su último sencillo, Dual, junto a Pimp Flaco, a finales de 2020, y después del verano acompañarán a los mexicanos Zoé en su gira por Estados Unidos, con catorce fechas anunciadas en un mes. Hablamos con Marc Gili, vocalista del grupo que esta noche actúa en Las Noches del Malecón junto a Glas.

El documental Dorian: Justicia universal en directo refleja parte de una gira que pasó por ocho países. Imagino que ha sido una de las etapas más emocionantes para Dorian. ¿Por qué la idea de sacar este proyecto documental ahora? ¿Lo habéis guardado hasta que saliera el sol nuevamente?

Sí, desde luego la gira de Justicia universal fue un sueño hecho realidad. Cuando empezamos con Dorian jamás imaginamos que llegaríamos a tocar en tantos países. A mediados de 2018 íbamos a empezar la gira, y nos dimos cuenta de que la banda había crecido mucho en España, y que lo estaba haciendo en otros países de América. Teníamos por delante el mejor momento de toda la carrera del grupo, y sentíamos la necesidad de registrarlo en forma de docu. Nos pareció buen momento publicarlo ahora, con la pandemia remitiendo y la gente volviendo a ver conciertos en directo con alegría de vivir.

¿Qué dejó en vosotros esa gira que incluyó California, Arizona, Nuevo México, Texas o Houston?

Estados Unidos es un país que te hace sentir que puedes hacer lo que te propongas con tu vida. Lo digo en serio, es algo que flota en el aire. Hemos girado por el país en cuatro ocasiones ya, y cada vez volvemos con más ideas en la cabeza. En el próximo álbum de Dorian, esa libertad creativa que viajar por EE UU nos ha transmitido se nota. Lo podréis escuchar a principios de 2022.

El grupo ha crecido aquí y fuera. ¿Qué cuenta, qué explica el documental?

El formato documental nos ha permitido mostrar al público diversos aspectos de nuestra manera de entender la vida y la profesión de músico. No queríamos locutores. Somos nosotros, los miembros del grupo, quienes hablamos en las intervenciones de voz en off. Al mismo tiempo, este documental muestra el espectáculo que creamos para la gira de Justicia universal, un montaje que fue ambicioso tanto desde el punto de vista de lo visual como del sonido.

Hay una frase que dices al comienzo: «No hay pasado, no hay futuro, solo aquí y ahora y todos nosotros, y nada más». ¿Carpe diem?

La música nos hace vivir el ahora. Cuando escuchamos una canción que nos gusta, nos sumerge en una catarata de sensaciones que anidan desde el presente. Nos olvidamos de nuestras preocupaciones y penetramos en el ahora. Lo que busco trasmitir con esa frase es el hecho de que, para nosotros, cada concierto es una celebración de la vida que tiene como marco la comunión total entre músicos y público, y esa comunión nos devuelve al presente absoluto a través de la música. El resultado de ello es una sensación muy parecida a la felicidad total.

El bosque Espinelves os inspiró Justicia universal, se oye decir. ¿qué os aportó ese lugar?

Mucha paz para componer y mucha humildad, ya que estuvimos completamente sumergidos en la naturaleza, y la naturaleza, con sus ciclos y sus estaciones, es completamente indiferente a la vida los hombres. Al monte le da lo mismo si en la Casa Blanca está Trump o está Biden. En la naturaleza seguirán ocurriendo las mismas cosas un año tras otro. Contemplar esa absoluta indiferencia nos dio una perspectiva real de lo poco relevantes que somos los seres humanos para el conjunto del planeta, auque lo estemos destrozando. Esa indiferencia te sobrecoge y te vuelve más humilde.

A nivel público, fan, ¿se nota el contraste entre el norte y el sur?

La verdad es que, al menos en el caso de Dorian, no. Nuestro público es igual de entregado y heterogéneo en todas partes.

Da orgullo comprobar la misma pasión al otro lado del charco. ¿Os esperabais algo así cuando comenzasteis la carrera?

Cuando empezamos con Dorian, prácticamente ningún grupo español indie tocaba en América. Era imposible saber qué se cocía ahí. Pero empezamos a ir una y otra vez, y poco a poco nos hicimos con un público, que hoy por hoy nos quiere mucho. Es un continente apasionante, del que tenemos muchas cosas que aprender.

¿Cómo está siendo este tiempo después de Justicia universal?

Hemos pasado toda la pandemia trabajando duro en un nuevo álbum del que estamos muy orgullosos, y que se publicará a principios de 2022.

Lleváis dos décadas como banda independiente. ¿Qué os hace seguir optando por esta línea? ¿Qué cambios en la industria musical de esta última década os han parecido más agresivos frente a los artistas o el desarrollo del trabajo artístico?

A lo largo de los años hemos creado una red internacional de profesionales que trabajan con nuestra banda en el extranjero. Esto es casi como estar en una multinacional, pero siendo nosotros los soberanos de nuestra carrera. Nos gusta ser independientes, decidir qué pasos vamos a dar en cada momento sin intermediarios. Con respecto a los cambios agresivos en la industria, te diría que antes los artistas estaban en manos de los sellos, y ahora están en manos de los gustos y estrategias de las plataformas. La situación es la misma, pero con otros intermediarios.

¿Cómo habéis logrado montar esa gran red internacional? ¿Ponéis los pies en el suelo cuando vais a un país y tocáis en una sala pequeña?

Empezamos desde abajo en cada país, en efecto. Luego, cada paso se va dando mejor, y mejor, y mejor, hasta que los resultados empiezan a llegar. Es un trabajo duro pero enormemente gratificante.

¿Con la crisis de la covid, creéis que está empezando a haber una mayor ‘justicia universal’ en la sociedad?

Creo que muchos ciudadanos del siglo XXI no están dispuestos a seguir tolerando que exista la corrupción política, el maltrato a la mujer, o las agresiones verbales o físicas a miembros del colectivo LGTBIQ. Estamos avanzando, aunque todavía queda mucho por hacer.

¿Se cumple eso de no eres nadie en la música hasta que no tienes un documental? ¿Qué esperáis que aporte este documental?

Creo que este documental hará que mucha gente entienda mejor cuál es el espíritu de nuestra banda. Queremos que quienes lo vean perciban que desde la independencia se pueden llegar a hacer muchas cosas. Solo hay que trabajar duro, formar un buen equipo, y creer en uno mismo.

Cuál dirías que es el espíritu que reside en Justicia universal?

Es un disco cargado de amor por la vida, por la amistad, por el verdadero compañerismo, y también es un álbum que toca temas de política. Todo ello tiene mucho que ver con la esencia del grupo.

Llévame tiene cierto aire a canción popular latina. ¿Qué intención tiene? ¿Cuál es la importancia de Latinoamérica en vuestra carrera?

Latinoamérica nos ayudó a entender que el mundo es muy grande y que nuestras raíces como personas están en muchos lugares. Me siento profundamente identificado con países como México, Argentina o Colombia, y muchas cosas que hemos vivido ahí ya forman parte de las letras de nuestras canciones.