«Sendero, camino, transformación, cambios de estado y de forma, encuentros con el reflejo, encuentro con mi yo….Reflejo del yo». Así comienza el texto que el comisario Tomás Ruiz ha escrito a propósito de la muestra que Juan Martínez Lax expone hasta el 10 de julio en Espacio Expositivo Progreso 80. Se trata, explican desde la galería, del proyecto expositivo que cierra la temporada.

«Expresión de belleza -continúa Ruiz- por medio de un acto de intimidad y de amor. El artista, su obra, fruto de la simbiosis de su ser mortal, carnal y su esencia primaria y final, la espiritual». Reflejo del yo recoge los frutos de las reflexiones sobre la propia identidad que el artista plástico murciano ha desarrollado a lo largo de su trayectoria.

«La obra de arte nos permite la posibilidad de comprender al mundo que nos rodea. J. M. Lax cumple esa finalidad educadora, enseña una naturaleza humana dinámica en continuo cambio, influenciada por su finalidad mágica, liberación de ataduras que nos apegan y sujetan al carácter matérico de nuestro ser mortal. La obra es el propio artista que evoca su transformación, cambio, paso, y mientras tanto nos ama y entrega su energía, su ser sublimado, reflejo de su ser», explica el comisario, que destaca la manera en que el artista «interpreta la necesidad de aplicar técnicas acomodadas a nuestra contemporaneidad» y, a través de un aprendizaje, «entra en un laboratorio de experiencias».

Percepción del cuerpo

El texto de presentación ofrece, asimismo, detalles significativos de las reflexiones de Martínez Lax, que sirven como contextualización para Reflejo del yo.

«Desnudo, inmóvil, -escribe el artista- el cuerpo se muestra de todas las formas posibles y vive su arte en la fotografía, en el vídeo o en la performance. A lo largo de la historia, el artista ha representado la forma humana, más recientemente revela la percepción que él posee del cuerpo, explorando la idea se representa en las fronteras culturales, expresando el yo invisible, exorcizando el sentimiento, la comunicación con el cosmos, con la energía que se funde, se une y se expande por el cuerpo espiritual, energía luminosa».