Llevo haciendo entrevistas veinte años y nunca habían hablado de tantas cosas y de una forma tan distendida como en esta ocasión. Por razones obvias de espacio, aquí tienen una mínima parte de lo que Raquel Sastre dio de sí durante 24 minutos de cháchara. Humorista alejada de los clichés, guionista, con buen ojo para elegir vestuario, divertida, ocurrente y madre de una hija con autismo, recibirá esta noche el Premio Nosferatu del Sombra 2021, el Festival de Cine Fantástico Europeo de Murcia, que con este galardón pretende reconocer la labor de profesionales del audiovisual que, de una manera u otra, han apoyado o apoyan el certamen. La murciana lo tiene todo y, créanme, la entrevista no tiene desperdicio. 

¿Cómo le sienta a una humorista que le den un premio en un festival de cine fantástico y de terror?

Pues teniendo en cuenta que yo hago humor negro y que la Fiscalía me denuncia cada dos por tres, creo que un poco de terror y de fantástico también hay en mi profesión. En cualquier caso, me siento muy contenta y muy honrada. Normalmente los premios se dan a una trayectoria; este, en cambio, es por apoyar que el arte siga existiendo, lo que me hace probablemente más ilusión. Supongo que si me dan un Goya, lo preferiría, pero de ahí para abajo, prefiero un Nosferatu.

¿Cómo empezó tu relación con el Sombra?

Pues todo arrancó con un amigo que estaba trabajando en el festival y que un día me invitó a que fuera a una de sus jornadas. Todavía tengo fotos de aquella primera vez, cuando yo estaba joven, guapa y delgada. Y entonces conocí a su director, a Javi, y nos hicimos amigos. Tan amigos, tan amigos, que soy una de las patronas de la Fundación Sombra.

Este premio se otorga a profesionales del medio que han apoyado el festival Sombra

Efectivamente. Yo, en la medida de lo posible, he llevado el nombre del festival Sombra allí a donde he ido. Si Javier ha necesitado de algún contacto mío para acceder a algún director o a algún actor para traerlo a Murcia, yo he hecho lo que he podido; también he presentado la gala siempre que me lo han pedido… En fin, que he estado ahí siempre que me han necesitado.

Para quien no te conozca, cuéntanos quién es Raquel Sastre.

Pues soy murciana, humorista, y algunas veces incluso me dejan salir en pantalla. He trabajado en Paramount Comedy, en El Hormiguero, en La que se avecina, hice alguna cosa con José Mota, acabo de publicar un libro con Planeta…

Me has dicho que tu fuerte es el humor negro. ¿Tiene eso algo que ver con el hecho de que tengas una hija con autismo?

No, al contrario. De hecho, los que crean en el karma pensarán que tengo una hija con autismo precisamente por hacer humor negro. A mí lo que me pasa es que con otro tipo de humor es muy fácil que me vea venir el chiste. Sin embargo, el humor negro toca temas de los que uno no se reiría normalmente en la vida real. Además, hay dos cuestiones muy interesantes acerca del humor negro. La primera es que se han hecho estudios muy serios que demuestran que los que más se ríen con el humor negro son gente más estable emocionalmente, cero agresiva y muy inteligente. En cambio, los que se enfadan con facilidad suelen ser personas con un cociente intelectual más bajo, agresivas o emocionalmente inestables. Pero, además, hay otra cosa muy curiosa en este asunto y es que los que se ríen con el humor negro -por ejemplo, con un tema como el racismo- suelen estar mucho más concienciados con ese tema que los que se ofenden. Generalmente quien se escandaliza por los temas delicados es porque suele pensar cómo pone en evidencia el chiste. Pero quien está concienciado con el tema se ríe porque sabe que el chiste es un disparate.

¿Tu eres de las que piensa que el humor tiene límites?

No, no creo en los límites para el humor, pero tampoco para el cine ni para nada. A mí no me gusta el cine gore excesivamente explícito, pero eso no significa que yo quiera que se deje de hacer. ¿Hay gente a la que le gustan esas películas? Pues que vayan a verlas. No, no creo en los límites en la ficción.

¿Quiénes son tus maestros del humor?

Aquí me pillas porque debería decir George Carlin, pero también está Jim Jefferies, que me flipa; está Sarah Silverman; Ricky Gervais; los Monty Python... Pero si tuviera que elegir solo a uno me quedaría con Dough Stanhope. 

¿Y en qué andas metida últimamente?

Pues ahora mismo estoy a tope con la promoción del libro de Planeta.

El libro se llama Risas al punto de sal, ¿no?

Sí. En ese libro hablo de muchas cosas y aunque lo hayan calificado como un libro de autoayuda no es un libro de autoayuda. Pero bueno, es un libro de divulgación para poder conocer los indicadores tempranos del trastorno espectro autista. Trato también cómo está la cuestión de este tipo de estudios genéticos en la Región de Murcia -que, por cierto, es de las mejores de España en ese sentido-, y todo esto mientras cuento cómo nos dimos cuenta del trastorno de mi hija Emma y de cómo ha ido evolucionando y cómo nos tomamos todo esto con humor, porque, si no, la situación nos comía. Y luego también hablo de cómo acabar con ese ‘romanticismo’ de la discapacidad. En los medios sale antes un actor con discapacidad recibiendo un Goya que una persona con 55 años que también tiene una discapacidad, sus padres han muerto y no tiene plaza en una residencia. Es que parece que tenemos que ser felices con la discapacidad y que nos tiene que hacer mejores personas, pues mira, yo prefiero ser una hija de puta con hijos sanos.

Entonces, ¿eres una superviviente o sencillamente estás aplicando el sentido común?

¿¡Que voy a ser una superviviente!? Soy una madre con una hija con discapacidad, y punto. Los padres en todo caso somos sufridores. Además, piensa que la mayoría de terapias son de copago y no son baratas, así que si además metemos en el cóctel el tema económico, ya ni te cuento...