Los directores de Madre oscura (2019), Brett Pierce y Drew T. Pierce, son, como podrán imaginar, hermanos. Y su padre, Brat Pierce, trabajó en el equipo de efectos especiales de Posesión infernal (1981), de Sam Raimi. Al parecer, los pequeños Brett y Drew, cuando eran dos inocentes retoños, pasaron buena parte de su tiempo entre la casquería que Raimi y su equipo de efectos estaba desperdigando por una remota cabaña perdida en los confines del bosque. Debe ser por esto que muchos han querido ver en el filme que llega hoy al Sombra Festival cierto sabor al cine de horror del director de Evil Dead. Y puede que también se deba a esto que el mismísimo Sam Raimi aplaudiera la cinta de los hermanos Pierce llegando a afirmar que era uno de los títulos más terroríficos que había visto nunca.

El filme nos cuenta la historia de un adolescente problemático que tras la separación de sus padres se las tendrá que ver con una milenaria bruja agazapada bajo la apariencia de una de sus vecinas. Se ha dicho de Madre oscura, y no sin razón, que es una mezcla de Spielberg y Raimi, y el cruce tiene su sentido (aunque, afortunadamente, la cinta de los Pierce encuentra su propio espacio). De hecho, Madre oscura está salpicada de momentos intrigantes obra de dos directores que, se advierte, conocen todos los palos del medio, pues han trabajado en casi todas sus facetas, incluyendo la animación, como fue el caso de Drew, que estuvo en el departamento de animación de Futurama (2007-2009). Es por esto que el filme de estos dos hermanos es técnicamente impecable y los grandes momentos de terror de la cinta están calculados hasta el delirio.

No cabe duda de que, para gustos, los colores, pero no cabe duda de que Madre oscura es una película con muchos puntos de interés y a buen seguro, al menos una o dos de sus imágenes se quedarán grabados en la mente de algún que otro espectador. Ojito a los hermanos Pierce porque sospecho que esto no ha hecho más que empezar...