La fiesta del Chivo, el poder como el "auténtico veneno"

En una entrevista telefónica, Echanove explica que la obra es «una reproducción de hechos reales». De hecho, ha construido a su personaje «desde el naturalismo», frente a la que fue su interpretación de Franco en Madregilda, que define como «la reconstrucción de un sueño esperpéntico desde lo onírico». En cualquier caso, y en esencia, el madrileño apunta que este montaje es «la historia del ajuste de cuentas de una hija con su padre», pues además de sobre el dictador, el foco se centra en Urania Cabral (Quintana), una abogada que escapó treinta años atrás de Trujillo, quien la violó, y que gracias al auxilio de unas monjas pudo llegar a Estados Unidos. Una vez muerto el mandatario, esta mujer decidió volver a su país a visitar a su moribundo padre, Agustín ‘Cerebrito’ Cabral, quien fuera uno de los altos cargos del trujillismo y que regaló a su hija al dictador.

A juicio de Juan Echanove, la obra no tiene moraleja o enseñanza, pues el espectador «es quien debe tomar su decisión sobre los hechos que ha visto». Sin embargo, reconoce que el público sale del teatro «muy impactado y muy involucrado», porque se trata de una historia «dolorosa, tremenda y muy real».