«Solemos estar al día en lo que a exposiciones se refiere, pero el Día de los Museos siempre es otra cosa», decían, a pocos metros de los óleos de Pedro Flores, Carmen y María del Mar. Pocos metros más allá, junto al autorretrato de uno de los pintores ‘del rompimiento’, una de las guías explicaba a otra visitante la importancia de la exposición (Las costumbres murcianas, en el Museo de Bellas Artes hasta el 25 de julio): «Hay que saber que estas obras no han salido desde San Esteban desde 1964. Se han podido ver en grupos de tres en momentos muy concretos, pero no juntas». «Yo creo -continuaba- que no puede haber mejor aliciente para que los murcianos salgan a la calle y vengan a ver las obras, porque además es una muestra que a cualquiera le traerá recuerdos».

El Día de los Museos, que se conmemora mundialmente el martes pero que vivió ayer su día grande en los espacios expositivos de la Región, dejó una mañana tranquila. Al menos, en los centros «alejados del circuito de museos», explicaban en el MUBAM, donde la afluencia fue aumentando conforme remitía el sol.

De camino al Almudí, una ojeada a la propuesta del Ramón Gaya permitía complementar lo expuesto en Bellas Artes. «Pedro Flores sobre papel viene a demostrar y reivindicar -explicaban en el museo- que detrás de cada gran pintor siempre hay un gran dibujante. Antes de llegar a los óleos que podemos observar en el MUBAM existían estos grabados, estos bosquejos, en los que se puede observar nítidamente cómo el artista iba concretando su idea original».

Arte del desastre

Pese al aforo limitado a 20 personas, el gel hidroalcohólico y las mascarillas, el día tuvo algo de celebración disimulada. «Es evidente que estamos mejor que hace unos meses, por mucho que no hayamos superado la pandemia. Esto -explicaba el encargado de seguridad de la Sala Verónicas señalando a un grupo de cuatro personas que observaba la muestra de Diana Larrea- no se pudo hacer el año pasado». Yo existo, tú existes, nosotras existimos, que así se llama la muestra, es el intento de la madrileña por rescatar del olvido a artistas ninguneadas.

Cerca de allí, rodeados por la impactante Crisis en España (comisariada por Nacho Ruiz y Carolina Parra, de la galería T20), un repaso al arte surgido de esa continua crisis llamada siglo XXI, Crudo Pimento protagonizó el concierto más relevante de la jornada.

En total fueron 26 exposiciones y 37 actividades a lo largo y ancho de la ciudad. Poco importó si fue mucho o poco. Se trataba, como decía un técnico de sonido en el Almudí, «de ir sacando la cabeza».