«Un país sorprendente con una extensa y variada geografía y un clima benigno, de antiguas ciudades y recónditas aldeas». Así recuerda Irán el pintor murciano José Claros, destino que ha inspirado su última colección, Souvenirs persas, que desde este vienes exhibe en el Real Casino de la capital del Segura. La muestra, que cuenta con Miguel Olmos como comisario, se podrá visitar hasta el 30 de mayo en la Sala Alta.

En los dibujos, acuarelas y acrílicos que componen la muestra, el artista presenta retazos de este país de Oriente Próximo: detalles de su arquitectura, de sus jardines Patrimonio de la Humanidad, de sus gentes… En total, medio centenar de obras en gran diversidad de formatos que evidencian el magnetismo que la antigua Persia ejerce sobre él (y que reconoce). «Historia, arte, religión, gastronomía y, sobre todo, la familiaridad de sus gentes», apunta Claros, quien habla de «ciudades fascinantes que nos trasladan a los fastos, las Mil y una noches y a los tiempos en los que la Ruta de la Seda era la vía de comunicación más importante del mundo».

«Por ello no me extraña nada que Pepe, incansable viajero y ávido amante de las antigüedades, se haya quedado prendado tras recorrer esas ciudades», señala Encarna Zamora en uno de los textos que acompañan la exposición; y, cuando eso ocurre, lo normal es que esa inspiración acabe permeando en sus lienzo. «Cada vez que voy a un país soy una esponja, hago un rastreo y absorbo lo que más me interesa para después plasmarlo en mis cuadros”, explica Claros, que quedó admirado por la herencia histórica dejada por el imperio persa a lo largo de los siglos. 

No obstante, Claros no se ha dejado llevar por los clichés. «Me gustan las cosas que de alguna forma se sobrepasan de la realidad, de lo ordinario, de lo cotidiano. También me gusta descubrir la belleza donde solo se puede ver fealdad, e incluso me llaman la atención sorprendentemente las alas de las moscas y de las libélulas, los ojos de los peces y los gatos. Me gusta contemplar largamente las flores marchitas –continúa el murciano–, regresar la mirada en ellas, ver cómo van palideciendo y encogiéndose. Disfruto en la basura, quizá buscando recuerdos perdidos, o cosas que tuvo y considero perdidas; o tal vez, queriendo encontrar la belleza del mundo que se va perdiendo en el lodo», incide. «En resumen –sentencia Claros–, mi obra es la representación de elementos inútiles para llevarlos a otros contextos».