Aupados a los cielos, Arde Bogotá son la banda del momento, uno de los pocos grupos de guitarras que siguen despertando interés entre crítica y público. Y tienen una misión: salvar el rock. La expectación ante su primer disco grande es total. Los cartageneros presentaron este viernes La noche (Sony Music, 2021), un viaje nocturno, una crónica generacional que reúne diez temas relacionados y condicionados por la oscuridad, con una estética inspirada en la película Trainspotting.

Desencantados del mundo que les ha tocado vivir, Arde Bogotá lanzan una oda al desconsuelo contemporáneo experimentando dolor, frustración y angustia en carne propia; juntan los sentimientos negativos y los transforman en una colección de canciones viscerales. La bajona como signo de los tiempos.

Para la producción de su primer álbum, grabado en Estudios Neo Music Box con José Caballero, han vuelto a confiar en Lalo GV (Ayoho), en un momento de popularidad creciente, incluso con una nominación en los Premios Odeón (Banda Revelación de Rock), y tras pasar por la última edición de la LAMC (Latin Alternative Music Conference).

Sin miedo al tiempo o a la oscuridad, Arde Bogotá tratan de proyectar luz y abrir un camino lleno de interrogantes, no solo para una generación castigada, sino para la propia banda. Su cantante, Antonio García, posee el carisma de las estrellas del rock; lo tiene todo: un gran talento compositor, una voz seductora y una fuerte presencia escénica. Puro romanticismo posmoderno.

Arde Bogotá ya están confirmados para un buen puñado de festivales esta temporada, y presentarán La noche el 8 de junio en la plaza de toros, pero este sábado van a tener un pequeño encuentro en Cartagena con unos pocos seguidores en un sitio muy especial, el Cartagonova, que forma parte del imaginario de su disco. Una original manera de celebrar la salida de este disco tan esperado.

 

La noche es vuestro primer álbum. ¿Qué habéis vertido en el disco? ¿Qué tiene de nocturno?

Es un disco de rock. Hemos continuado la esencia de nuestro primer trabajo, El tiempo y la actitud, en el que cada uno traía elementos del indie patrio, del rock, del hip-hop y de la canción de autor, pero añadiendo una historia como hilo conductor, y explorando aún más los límites del rock. La temática nocturna está presente en muchos elementos del disco: en su construcción armónica, en la evolución del tempo, en la temática de las letras, en las guitarras oscuras, en los bajos bailables o en los ritmos con reminiscencias dance o hip-hop. Intentamos buscar el sonido de los distintos momentos de una noche y convertirlo en canciones.

¿Qué fatal atracción produce la noche sobre vosotros?

Seguramente el idilio con la noche venga del momento en que se ha compuesto el disco. Muchas de las canciones se trabajaron durante el confinamiento, y una de las cosas que más echábamos de menos entonces era salir de fiesta. Al final, para alguien cargado de obligaciones, la noche es un lugar donde liberarse, donde dejarse llevar, y sobre eso habla el disco.

Reúne diez temas relacionados y condicionados por la oscuridad y la noche. Para describirlo utilizáis la idea de un viaje... ¿hacia la luz, o hacia dónde?

Utilizamos una historia como hilo conductor entre las canciones. Imaginamos a un personaje saliendo una noche cualquiera y fuimos jugando con los distintos estados por los que pasaría, desde la euforia del principio hasta el típico momento reflexivo mirando al techo, pasando por la tensión de una relación romántica. El disco viaja hacia la luz porque, inevitablemente, acaba saliendo el sol, pero si el final de la historia es o no feliz para nosotros no está tan claro. En nuestra opinión se queda abierto, pero guarda un poquito de esperanza.

¿Cómo fue la concepción de La noche?

Nosotros queríamos hacer un disco que fuera un trabajo compacto. Entendíamos que el primer LP de la banda tenía que tener sentido como una obra autónoma, y para eso las canciones tenían que interrelacionarse musical y temáticamente. Por ello creamos unas reglas de juego para componer dentro de ellas. Nos decíamos todo el rato: «¡Que suene nocturno!» , o marcábamos el BPM [el pulso] de un tema. Y dentro de ese campo de juego fueron apareciendo las canciones representando distintos puntos de la noche.

Sobre la estética del álbum y de las portadas de los singles, habéis tomado como referencia Trainspotting, la película de Danny Boyle. ¿Coincidís en el mensaje? ¿Os sentís parte de una generación ‘descolocada’?

En Arde Bogotá nos gusta mucho el cine, y el cine creado a finales de los noventa y principios de los 2000 refleja un poco la actitud con la que, en cierto modo, nos vemos reflejados:velocidad, frenesí, vivir desubicado..., y estar siempre buscando algo. El soliloquio del final de Trainspotting sugiere que «elijamos vida», y eso nos representa. Creemos que somos parte de una generación que pese a estar extremadamente bien formada, tiene que pluriemplearse para salir adelante (si es que lo consigues...), y, aún así, siempre parece que tenemos la culpa de todo. ¿Estamos en medio de un fuego cruzado constante? Parece que sí. Pero al final ese mensaje de coger la bolsa con el dinero y elegir vivir es un poco la meta, es un poco el espíritu del disco.

En Dangerous echáis mano del inglés y de una amalgama de estilos. ¿Algún tipo de pudor? ¿Hacer algo menos explícito lo explícito?

Cantar en español para un público español es un ejercicio de nudismo emocional. Y tiene que ser así. Pero en Dangerous jugamos a ocultar ciertas palabras que en nuestro idioma nos daría vergüenza decir y que sin embargo en inglés parece que nos cuesta menos. Es una canción sugerente sobre el momento más explícito de la historia y, como bien dices, lo elegante en ese caso es hacerlo lo menos explícito posible. A todo ello le vamos incorporando matices del hip-hop y acaba apareciendo la canción que originó el sonido de todo el álbum.

Un factor clave de vuestro sonido es lo eclécticos que resultáis. ¿Hay mucho que aprender de Kanye West y de Bad Bunny, incluso si quieres hacer rock?

Nosotros hemos tenido muy presentes a Kanye y a Bad Bunny mientras componíamos este álbum. Igual que a Dua Lipa, a Billie Eilish o a J Balvin. Al final son los autores de gran parte de la banda sonora de nuestras noches de fiesta como chavales de veintitantos, y aparecían todo el tiempo al buscar referencias. Nadie ha experimentado tanto en beat-making dentro del mainstream como los grandes productores de hip-hop o reguetón. También utilizan las palabras como dinamizadores de los temas de una forma magistral, y juegan con los momentos de pegada de una canción de formas muy originales. Y desde luego llenan las pistas de baile (las que haya abiertas). Así que sí, desde luego, hay mucho que aprender de todos ellos si quieres hacer rock.

¿Es cierto que Carlos Cano fue el origen de todo, o es un bulo que ha llegado hasta nuestros días?

Carlos Cano cantando en un escenario era más rockero que AC/DC, y El último bolero es la canción más importante para esta banda, por lo que sí, es el origen de todo.

En Millennial habláis de futuro y amor. ¿Es esperanzadora vuestra visión?

Desde nuestro trabajo en El tiempo y la actitud decimos que nosotros hablamos de futuro y amor porque seguramente sean los temas que más nos preocupan ahora mismo, por eso nuestra visión quizás no es tan esperanzadora... Pero para nosotros el ‘dramita’ está en la incertidumbre, y Millennial es un tema que habla mucho de eso. A los cuatro, y a la mayoría de nuestros amigos, nos pasa que cargamos con el peso de no saber qué va a ser de nuestra vida en dos semanas, y esa incertidumbre es la que nos genera dudas sobre cuál es nuestro rol o qué podemos hacer (el anuncio de compro oro, el plan a punto de salir fatal, etc.). Y la solución que proponemos es la única que se nos ocurre frente a ese futuro tan abstracto: procrastinar (ten fe, confía en mí y mañana lo arreglamos). Pero bueno, puede que haya un punto de esperanza ahí, sí.

¿A qué hace referencia El Dorado?

Habla sobre hacer una apuesta, sobre arriesgarse por algo que crees que puede salir bien, y jugártela porque es lo que te hace feliz. La canción usa la metáfora de El Dorado porque es el nombre del aeropuerto de Bogotá, un sitio lleno de gente con la esperanza de que el viaje que hacen les lleve a algo mejor, y como además le pusieron ub nombre que hace alusión a la promesa de encontrar oro, pues... Súper poético.

¿Cómo os habéis adaptado durante la pandemia? ¿El aislamiento os ha ayudado a concentraros en vuestro trabajo como banda?

La pandemia nos ha jodido a todos, y hemos tenido que emplearnos a conciencia para crear nuevas vías de escape. Durante el confinamiento tuvimos la suerte de participar en varias iniciativas que nos ayudaron a conseguir visibilidad, aprovechando la cercanía que te otorga el mundo del streaming. Pudimos utilizar también el tiempo de encierro para crear y definir el disco, pero como mejor trabajamos es en el local de ensayo y cara a cara.

¿Tuvisteis que hacer un esfuerzo para saber qué queríais decir y cómo queríais sonar? ¿Os ha ayudado alguien a encontrar ese camino?

Sí, desde luego. Cuando empezamos como banda invertimos mucho tiempo en definir cómo queríamos sonar, y con este disco hicimos un proceso similar. Conforme se fue creando el concepto del álbum, fuimos encontrando un sonido más oscuro y contundente que en El tiempo y la actitud, y que fue la guía de composición del disco. Además, nuestro sonido también sale de nuestro productor y amigo Lalo GV, que ya sabía trabajar con nosotros, conocía nuestras particularidades y enseguida entendió cómo queríamos que sonara La noche. Sin duda ha tenido que ver muchísimo en este sonido que se encuentra en el álbum.

¿El tiempo y la actitud os han hecho cambiar?

Claro, como a todos. El cambio es bueno y necesario en muchos aspectos. Lo importante es no dejar que ciertas cosas se echen a perder por el paso del tiempo o por la actitud de los demás.

¿Qué supuso para vosotros estar nominados al Premio Odeón al Mejor Artista Revelación de Rock?

Estar nominados a un premio que concede la industria musical española fue totalmente inesperado, pero también un honor. Queremos pensar que al final es una forma de reconocer todo el trabajo y esfuerzo que le estamos dedicando a esto. Pese a no ganar, nos quedamos con la categoría en la que nos metieron, que nos gusta bastante. Eso de ‘Artista Revelación de Rock’ suena muy bien.

Por El año del descubrimiento, Cartagena está en boca de todos. Vosotros decís: «Fundaremos Cartagena en otro sistema solar» (Exoplaneta). ¿Otra Cartagena es posible? ¿Qué creéis que necesita vuestra ciudad para salir adelante?

Exoplaneta es una canción de esperanza que habla sobre tener la oportunidad de enmendar nuestros errores en otro lugar, en otro futuro. El año del descubrimiento retrata muy bien una parte fundamental de nuestro pasado como comunidad, mostrando lugares que hemos visitado de pequeños, como el Bar Tana, e incluso a la abuela de Jota. Seguramente de las lecciones del pasado del documental de Luis López Carrasco y de los deseos de futuro que hay en nuestra música se pueda sacar la conclusión de que sí es posible otra Cartagena o una Cartagena mejor, pero lo que hace falta para mejorarla es algo que hay que decidir entre todos, como comunidad. Por nuestra parte, lo que pediríamos son locales de ensayo y espacios para tocar en directo: hay mucha música en la ciudad que necesita lugares para sonar y crecer.

«Ten fe, confía en mí y mañana lo arreglamos». ¿Procrastinar es lo único que se os da bien?

Es una buena solución cuando no sabes lo que va a pasar al día siguiente. Y, ojo, también tiene su lectura positiva, porque la canción invita a procrastinar como ejercicio de fe, porque hay confianza en el otro como para esperar al día siguiente. Esa mezcla entre incertidumbre y optimismo nos gusta.

La grabación del disco ha sido muy dilatada en el tiempo. ¿Ha servido para despojaros de algún tipo de lastre por el camino?

Realmente la grabación duró dos semanas, y el proceso compositivo se alargó por el confinamiento, que tampoco permitía trabajar como hubiésemos querido. Más que lastres, a lo que nos hemos enfrentado es a hacer un disco en pandemia, que, como casi cualquier proyecto hoy en día, es aún más difícil de lo que debería.

«¿Se ha muerto el rock ya o me lo tengo que cargar? ¿Se ha pasado la moda del trap o me tengo que apuntar?». ¿Tenéis alguna respuesta? ¿Estáis listos para añadir algo nuevo al rock?

El rock se murió hace mucho tiempo, y no hay ningún problema con eso. Al contrario, es motivo de celebración. El rock dejó de ser una música mayoritaria hace años, pero eso permite que se convierta en un lugar de experimentación y de crecimiento, y que las personas que lideran su creación no sean politoxicómanos idolatrados por romper televisores, sino por su talento y su originalidad. El trap no es ninguna moda, pero es divertido incorporar ese tópico tan casposo a la reflexión que se hace en esa letra.

Parece que lleváis velocidad de crucero. ¿Cómo estáis viviendo tanta intensidad? ¿Qué pensáis del hype? ¿Cómo estáis viviendo esta etapa con una multinacional?

Desde dentro de la banda se vive con mucho menos hype. Al final estamos lanzando un disco sin poder presentarlo tal y como nos gustaría, y los cuatro compaginamos la banda con nuestros trabajos. Seguimos emergiendo poco a poco. Hay mucha intensidad en el trabajo y un equipo grande detrás con el que estamos súper felices, pero desde luego nos aplicamos aquella frase de ‘don’t believe the hype’.

Esta semana ha visto la luz vuestro primer disco. ¿Cuál es la sensación? ¿Qué balance hacéis de vuestra trayectoria?

Estamos muy contentos porque hemos hecho el disco que queríamos hacer. La noche suena como queríamos que sonara, y eso no es algo fácil de conseguir, por eso estamos muy orgullosos de presentarlo y de compartirlo con la gente. Hace un año sacamos nuestro primer EP, y hace dos debutamos con Antiaéreo. Publicar ahora este trabajo significa que avanzamos y que vamos en la dirección que queríamos. Con eso solo podemos estar hiperfelices.

Con el disco en la calle, y dada la situación, ¿cuáles son los planes de promoción y gira?

Rodarlo hasta quemarlo, con o sin pandemia. La cultura se ha demostrado valiente y segura, siempre cumpliendo todos los protocolos que se dictaban y permitiendo a la gente disfrutar. Bajo esa situación, haremos una gira de ‘normalidad adaptada’ en la que daremos conciertos en festivales que han evolucionado a un formato seguro. La presentación por todo lo alto será el 8 de junio en la Plaza de Toros de Murcia.

Tras el paso por la LAMC 2020 (Latin Alternative Music Confrence), ¿qué frutos os ha dado en Latinoamérica? ¿Qué planes hay (edición, giras)?

La LAMC fue una iniciativa muy guay que nos permitió mostrar un poco nuestra música más allá de España. Lástima que no pudiera celebrarse presencialmente, pero aun así nos ha servido para hacer algún contacto y sonar por allí.

«Si nuestra vida laboral es un timo, por qué no lo decimos». ¿Estáis dispuestos a gritar bien fuerte, o lo resolvéis con una canción para bailar?

Hemos sufrido la vida laboral como un timo, eso es así. Lo gritaremos en forma de canción, y queremos que la gente lo baile como forma de protesta.