Ocho de la tarde del 29 de abril en el Teatro Villa de Molina. No había mejor lugar y manera de terminar el Día Internacional de la Danza que asistiendo al ‘vuelo’ de Get no.

Un aeropuerto cualquiera, luces de señalización que nos indican que despegamos (o que aterrizamos), una marquesina que nos lanza mensajes, una azafata y las personas que viajan. A través de una puesta en escena minimalista, un lenguaje adscrito a la danza contemporánea –y de forma ocasional a la danza clásica– y un pequeño texto narrado por la propia azafata (y ampliado por el flipboard), la compañía catalana La Quebrá nos muestra dos mundos en esta pieza: uno real y uno onírico, en un espectáculo en el que el humor y la ironía guían toda la narrativa creando una obra viva, divertida y creativa que el público disfruta de principio a fin.

Su principal responsable es la coreógrafa murciana Irene García, que nos adentra en su universo, surgido de los viajes realizados, de su vivencia personal y de los no-lugares (o ‘lugares efímeros’) que habitamos o se habitan, que cuentan una historia y que desaparecen cuando desaparecen los actores principales, pero que dejan un regusto en la memoria que nos hace plantearnos todo lo real que hay a nuestro alrededor.

En esa mirada a la vida aparece el lobo, que representa el miedo y la muerte. Música, cuento y personaje que suma al conjunto de la obra ese contrapunto que hace que no nos fiemos de lo alegre y divertido que parece todo, de lo que a simple vista nos transmiten los intérpretes, de la historia de esa azafata que soñaba con altos vuelos, pero que en realidad se siente como una camarera.

El movimiento generado por los intérpretes y dirigido por Irene García, es de una factura impecable. Repeticiones, unísono, canon, movimiento coral..., todo está dispuesto para que coreográficamente se disfrute de una creación pensada y enmarcada por el ambiente sonoro (generado por ruido ambiente, fragmentos de Pedro y el lobo y soundscape de Kato), estos aspectos, unidos al vestuario y las luces (que juegan al despiste con el público, puesto que un mismo vestuario cambia de color a merced del momento del vuelo) hacen crecer a esta pieza y enmarcan un producto final de exquisito y divertido cierre.

Get no es un trabajo que no hay que perderse, porque te hace pasar un buen rato, te lleva a lugares inesperados y porque crea la ocasión de meditar sobre lo que realmente vives de la vida. Y porque cuenta con una coreógrafa con un gran futuro por delante, y a la que esperamos ver en pronto con nuevos espectáculos y universos, porque te quedas con ganas de más.