Hace apenas unos días que Murcia saldó su particular deuda con Pedro Flores. En concreto, fue el pasado viernes cuando se puso fin a una etapa de casi 25 años desde la última gran exposición a nivel institucional dedicada al que probablemente sea nuestro artista más internacional. Pues hablamos de un pintor que, además de decorar la cúpula y posteriormente el coro del Santuario de la Fuensanta –algo que hizo en el ocaso de su carrera pero que es quizá su obra más conocida en la Región–, fue miembro destacado de la llamada ‘Escuela de París’; sí, aquella que en su vertiente española lideró Picasso, pero que además contó con figuras de la talla de Francisco Bores, Hernando Viñes, Ismael González de la Serna, Pancho Cossío... Una generación única que, como no podía ser de otra forma, tenía a un importante activo murciano.

El hito que marcó la semana pasada el fin de la tensa espera fue la inauguración en el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) de la exposición Pedro Flores: Obras y recuerdos de un artista en París. Hasta el 25 de julio, quienes lo deseen podrán contemplar allí más de un centenar de obras del artista, incluidas algunas piezas nunca expuestas hasta el momento, así como la práctica totalidad de sus Costumbres murcianas –una serie de cuarenta pinturas dedicadas a la Región– y un importante número de objetos y documentos procedentes de su archivo personal, como su correspondencia con el coleccionista y mecenas José Ródenas Moreno, tal vez su principal valedor. Se trata, pues, de una completísima muestra orquestada y comisariada por el galerista Darío Vigueras Marín-Baldo que permitirá incluso a quienes desconozcan la producción del murciano salir de este espacio con una perspectiva bastante solida sobre lo que fue y quién fue Pedro Flores (Murcia, 1897 - París, 1967).

Pero, por si no fuera suficiente, el Museo Ramón Gaya inauguró este martes la exposición Pedro Flores sobre el papel, un «complemento» perfecto (y casi necesario) a la que estos días copa las salas del Mubam. «Nos referimos a que son indivisibles, pues ambas completan y elaboran un perfecto retrato de la vida y obra del artista», aclara Vigueras, de nuevo al frente del proyecto. Pues es en el espacio de la Plaza de Santa Catalina donde vamos a encontrar a un Flores más ‘desconocido’, pero igual de interesante; ajeno al lienzo y el óleo, pero fiel a su forma particular de entender la pintura, ya sea a lápiz, acuarela o por medio de la impresión.

El comisario de la muestra lo explica: «Es en el Museo Ramón Gaya donde vamos a descubrir al pintor de mano suelta, al artista que dibuja y esboza cuadros en rápidas impresiones que luego retoca, colorea, compone y define, hasta dar con la idea que plasma en un lienzo. También descubriremos al Pedro Flores maestro de la litografía, oficio que aprende de muy joven de la mano de Salvador Gaya, padre del insigne artista que lleva por nombre este museo. Y, por último, nos acercaremos a los gouaches, esa técnica entre la acuarela y el óleo que tan bien dominó este artista y que le sirvió para realizar, entre otras composiciones, una gran cantidad de escenas del Quijote, de las cuales dejamos constancia en esta exposición de algunas de ellas».

De ahí que Vigueras –que ostenta una galería de arte y antigüedades con su nombre en la Plaza Yesqueros de Murcia– afirme sin titubeos que, «con estas dos muestras, el visitante podrá hacer un perfecto recorrido por la obra y vida del pintor, contemplando tanto lo que se podría considerar como su obra más destaca, los óleos sobre lienzo y tabla –en alusión a la muestra del Mubam–, como su obra sobre papel. Ambas de vital importancia, por cierto. Pues si bien los óleos de paisajes, bodegones y músicos callejeros le procuraron el prestigio merecido, fue la obra sobre papel la que le posibilitó el vivir día a día con encargos y ventas tan necesarias en una sociedad de posguerra, donde el hambre y la miseria acampaba libremente por las calles de Montparnasse», explica el comisario, que es claro en cuanto a los planes que debe hacer el interesado en conocer a Flores: «No podemos ni debemos quedarnos solo con una visión unilateral de este pintor, sino que debemos hacer obligada parada tanto en el Museo de Bellas Artes de Murcia como en el Museo Ramón Gaya; solo así podremos obtener una visión completa de Pedro Flores».