Es, junto con Nacho Vilar, el principal responsable del proyecto Pedro Cano, pintar el viaje, un homenaje en tres etapas al artista blanqueño que incluye un documental, una obra de teatro y una invitación a la fundación del creador. La cinta y el montaje se estrenarán los días 29 y 30.

Jorge Fullana

Hay quien dice que todo reconocimiento a la figura y obra de Pedro Cano –para muchos, «el artista vivo más importante de la Región de Murcia»– se antoja escaso. Y eso que hablamos, según dicen los que le conocen, de un hombre humilde, ajeno al autobombo, la pompa y la grandilocuencia. Pero quizá sea eso lo que convierta al blanqueño en un personaje magnético; misterioso incluso. Entenderle a él, además, es entender sus acuarelas, sus cuadernos. O viceversa. Esa relación, precisamente, ese tránsito entre vida y obra, es lo que suscitó la atención de Nacho Vilar y Jorge Fullana hace meses. De ahí que el productor y el director escénico se embarcaran en un ambicioso proyecto en tres etapas: la primera es una entrevista-documental al pintor en su estudio de Blanca que se podrá disfrutar el 29 de este mes, a las 21 horas, en la Filmoteca Regional. La segunda, un montaje teatral titulado Pedro Cano, pintar el viaje que se despega de la realidad, de la biografía, para «buscar la poesía y la estética que le acompaña». Se estrenará al día siguiente (30 de abril) en el Teatro Romea a las 19 horas. Finalmente, la tercera etapa, «indispensable para cerrar la experiencia», es una invitación a realizar una visita a Blanca para ver la Fundación Pedro Cano y gozar con la obra del artista. Hablamos con el propio Fullana para conocer un poco mejor el proyecto.

¿Cómo surge este proyecto, que mezcla un documental con un monólogo teatral?

El año pasado, en plena pandemia, el Ayuntamiento de Murcia convocó unas ayudas a la producción teatral, los ‘Reactivos Culturales’. Nacho Vilar contactó conmigo para presentar un proyecto. Nos pareció interesante hablar de Pedro Cano en un montaje donde los audiovisuales tuvieran mucha presencia. También creímos adecuado hacer un proceso de documentación extenso, grabando las visitas a su estudio en Blanca. De esa primera idea difusa surgió la propuesta de un proyecto basado en tres viajes para el espectador: una obra de teatro (primer viaje) que lo introdujese en el mundo de Pedro Cano y les invitase a ver el documental (segundo viaje), y hacer una visita a la Fundación Pedro Cano en Blanca (tercer viaje).

¿Por qué Pedro Cano?

Porque es el artista plástico vivo más importante de la Región de Murcia, además de una bellísima persona. Tuve la oportunidad de conocerle en una intervención artística que hicimos en la Fundación con los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático. Ya me habían impresionado sus cuadros, pero no conocía sus cuadernos de viaje... y me parecieron piezas únicas y misteriosas. Piensa que de los cuadernos solo se expone una hoja abierta (para verlo completo te lo tienen que dejar y eso es más complicado)... Además, en la visita con la ESAD quedé fascinado por la oratoria de Pedro y su capacidad de explicar su obra narrando historias a través de ella. Cuando le escuché explicar un cuadro muy interesante sobre Nápoles que tienen expuesto en Blanca pensé que había que crear un personaje llamado Pedro Cano y subirlo a un escenario. Y desde la primera llamada, Pedro ha sido muy generoso con nosotros; nos ha abierto las puertas de su casa y de su estudio y siempre ha llenado de entusiasmo nuestras conversaciones.

¿Tuvieron claro desde el principio que para comprender su figura del todo, para trazar un retrato completo, había que mezclar la rigurosidad de un documental con un punto de vista más poético?

Fue una idea inicial que nos ha llevado de cabeza durante todo el proceso de creación. Teníamos claro cómo hacer el documental para mostrar a Pedro Cano desde una perspectiva biográfica. Además, la realización técnica venía de la mano de Twin Freaks [los murcianos Juan y Pedro J. Poveda], y eso siempre es garantía de calidad. La verdadera dificultad llegó cuando nos pusimos a plantear una obra de teatro que no fuese independiente del documental y que, a la vez, mostrase la figura de Pedro Cano desde un punto de vista dramático.

Si no me equivoco, parten de un texto de Montoro Lara. ¿Cómo se acomete el proceso de llevar a escena los cuadernos de viaje de un artista?

El proyecto parte realmente de los cuadernos de viaje, de las entrevistas y conversaciones con Pedro Cano y de la investigación documental sobre su obra y su vida. No es un proceso al uso donde un texto precipita una puesta en escena, sino que desde el principio ya hay un concepto de puesta en escena donde imagen, sonido, luz, palabra e interpretación intentan ser parte de la narrativa.

El proceso de creación dramatúrgica ha sido muy colaborativo, gracias sobre todo a la generosidad y capacidad de adaptación de Juan Montoro Lara a la puesta en escena. No queríamos que los elementos fuesen independientes unos de otros y que los cuadernos fueran meras decoraciones. Ha sido complicado llegar a una dramaturgia en la que todos los elementos sean parte de la narrativa, pero, afortunadamente, estamos muy contentos con el resultado.

¿Qué han encontrado al explorar metafóricamente el interior de Pedro Cano?

Los cuadernos de viaje son algo muy especial: contienen acuarelas pintadas en muchos lugares del mundo (eso es lo que vemos nosotros), pero para Pedro Cano son puertas a sus recuerdos y experiencias. Ese ha sido el lugar de exploración: cómo una obra de arte abre un mundo independiente a quien la mira y, en especial, al artista. En esa exploración, como no podía ser de otro modo tratándose de arte dramático, nos hemos aventurado en lo personal, y hemos intentado tejer esas acuarelas con las emociones de este personaje que mostramos encima de las tablas.

Aún así, es inevitable que el resultado sea una interpretación (más o menos concreta) de la vida y obra de Pedro Cano. ¿Esta interpretación, esta visión, fue más o menos consensuada con el equipo o ha tenido libertad total?

Tengo un equipo inmejorable y todos trabajamos en la misma dirección: Juan Montoro con el texto, David Terol fundamental como adjunto a la dirección y diseñador de sonido, Roberto Lorente con el diseño de iluminación y la edición de audiovisuales, José Ruiz Saura con la construcción escenográfica, Jessica Cerón como adjunta a la producción, Emmanuel Vizcaíno en la distribución, Roberto Gea como auxiliar de escena, Nacho Vilar en los mandos de la nave como productor y, en primera línea, un maravilloso Sergio Alarcón sobre las tablas.

En relación a la visión de Pedro Cano, es inevitable que el resultado sea una interpretación. Cualquier intento, desde cualquier ángulo, sería una interpretación. La propia obra hace una reflexión sobre esa cuestión. Lo que mostramos encima del escenario es un personaje y todo es ficción. Hacemos esa reflexión inicial porque creemos que es algo que últimamente se suele olvidar y también porque está íntimamente atado a los cuadernos de viaje: son acuarelas que parten de lugares reales pero que se emancipan del objeto pintado para ser arte.

Seguramente no se haya publicado jamás un texto sobre Pedro Cano sin hablar del ‘viaje’. Imagino que es un concepto en el que inciden en el montaje, sea de una manera más o menos explícita.

El viaje es el argumento (si pensamos en la línea de acción del personaje) e impregna todos los elemento escénicos, sobre todo porque el punto de partida son, específicamente, los cuadernos de viaje. Lo que me resultó muy curioso e interesante cuando conocí a Pedro Cano fue esa mezcla de nómada y sedentario: cómo una persona puede ser de tantos sitios a la vez, cómo puede viajar y hacer hogar allí donde va. Pedro no visita los lugares, los habita.

Los escritores que se acogen al ‘método de la brújula’ dicen que solo conforme avanza la historia saben dónde desemboca. ¿Cómo ha sido el montaje en ese sentido? ¿Sabía ya lo que quería transmitir sobre Pedro Cano o ha sido el desarrollo del propio proyecto el que le ha dejado clara la visión de su obra?

Creo que cualquier creador no puede hablar de nada que no le atañe. Pedro perdió a su hermano hace muy poco, un hermano que había sido como un padre para él, ya que su padre murió cuando él era muy pequeño. Mi padre y la madre de Sergio fallecieron meses antes del inicio del proyecto, David perdió a su padre cuando era un niño y el padre de Juan está gravemente enfermo. Se conjuga un momento vital en la vida de Pedro Cano con la del equipo que hace que ese dolor resuene en todos nosotros. Inicialmente no esperaba que ese fuese a ser un tema principal en el montaje, y aunque aparentemente existen otros muchos elementos, este juega un papel esencial.

Dice que está satisfecho con el resultado.

Nos quedan algunos ensayos generales por hacer, pero sí, puedo mostrar mi satisfacción con el resultado. Pedro me comentó que lo más importante para él era que la obra gustase al público. La verá el mismo día del estreno y para nosotros es muy importante que le guste a él.

Considero que la intermedialidad entre artes es muy interesante y ofrece al público una experiencia amplia y gratificante. Estoy seguro de que una persona disfrutará, plástica e emocionalmente, asistiendo a la obra de teatro, viendo el documental o viajando a Blanca a visitar la Fundación; cada viaje enriquecerá el siguiente, se hagan en un orden o en otro.

¿A qué otro artista le gustaría ‘someter’ a este doble análisis, documental y teatral?

Me cuesta pensar ahora en algún proyecto futuro de manera específica... Soy bastante obsesivo y mi cabeza se amarra a una idea hasta que se estrena. Pero sí, no solo el documental, sino que los audiovisuales en la escena abren un mundo muy interesante para adentrarnos en la obra de un pintor y ver su mundo desde otro punto de vista.