Con apenas veintidós años, María Yfeu se ha convertido en una de las sensaciones de la nueva escena nacional. Su primera canción, Grudges, y los dos siguientes singles (Let it grow (up) y All these days) han llamado la atención de crítica y público, y eso que todavía no ha presentado su primer disco largo... En cualquier caso, parece estar llamada a ser una de las nuevas voces más interesantes del circuito independiente español y europeo, y ya se está haciendo un hueco en el mercado con unas temas que, por lo pronto, se decantan por combinar el soul y la bossa nova. Su eclecticismo, sin corsés ni ataduras, le permite sumergirse en su pasión desde varios prismas, con referencias que van desde Billie Holiday y Amy Winehouse hasta Aute y Caetano Veloso, pasando por artistas más actuales como Lianne Le Havas. Y en sus directos, influencias de jazz, MPB, tropicália y pop son una de sus armas de seducción más contundentes de Yfeu, ya sea en formato dúo (acompañada del pianista Julio Martín), o rodeada de su banda , que es como dice que viene hoy al Teatro Bernal de El Palmar.

¿Hubo un día en el que se dio cuenta de que esto iba en serio? ¿Espesso le proporcionó el empujón necesario?

Hubo un día sí. O varios... Pero fue antes de sacar siquiera la primera canción, así que no hubo realmente un ‘empujón’ o un incentivo, sino más bien una necesidad. Colaborar en ese disco fue un placer.

Extraño nombre artístico el de María Yfeu.

Feu es el apellido de mi abuelo. La ‘y’ la añadí de manera simbólica.

«El jazz es una palabra blanca para definir a la gente negra. Mi música es música clásica negra», dijo Nina Simone. ¿Qué música hace María Yfeu? ¿Qué estilos confluyen en este proyecto?

Diria que hago ‘música de autor’, porque no sabría bien cómo llamarla... Pero hasta el día de hoy lo que hago son canciones, y las hago juntando todo lo que me ha influenciado y sin ser consciente de qué cosas traigo de cada género o de cada músico. Desde luego no hago jazz; el jazz es un mundo en sí mismo. Entiendo lo que quiere decir Nina Simone, y es toda una autoridad. Me hace pensar que es importante reconocer de dónde vienen las cosas, dónde nacen y cómo las moldeamos con el tiempo.

Son ya muchos logros populares y artísticos para alguien tan joven. ¿Qué utiliza para mantener los pies en la tierra?

Pues justo hoy me decían que soy bastante ‘pinchaglobos’ con las cosas que me van pasando... Soy muy crítica, y casi siempre miro el lado malo de las cosas (aunque solo en lo que está relacionado con el proyecto; en las demás esferas de mi vida soy más positiva). Quizá esa negatividad es lo que me mantiene la cabeza sobre los hombros. Y que estos logros de los que hablamos tampoco son como para cegarme, la verdad. En general, dedicarse a esto absorbe mucho, hace que expongamos intimidades y es constantemente un riesgo, así que tengo un afán por no ilusionarme de más para evitar que la caída, si la hay, sea demasiado grande.

¿Recuerda el día en que murió Amy Winehouse? ¿Sentía algún vínculo?

Pues sí, porque fue en verano. Estaba en la playa y lo vi en la tele. Yo era pequeña, tendría unos 13 años, y estaba empezando a cantar de forma más constante y consciente digamos. En ese momento era una enorme influencia.

Ha habido mucha autodestrucción en el jazz. ¿Se puede ser genial desde la calma y la placidez?

Sinceramente creo que no, pero también creo que ser genial no es tan importante como cuidar la salud.

Otra frase: «La vida es como el jazz: funciona mejor cuando improvisas», de George Gershwin. ¿Improvisa en su vida?

Improviso todo el tiempo. Soy muy desordenada con mis ideas y muy poco constante con mis responsabilidades, así que siempre tengo que inventarme algo para salvar la situación.

¿Cómo descubrió el jazz?

Principalmente a través de cantantes que interpretaban standards de una forma más fácil de digerir para alguien que no está todavía dentro de ese mundo. Luego me fui introduciendo en otros muchos músicos hasta llegar a una zona bastante más radical.

Está haciéndose un hueco en el mercado con unas canciones que, por lo pronto, se decantan por combinar el soul y la bossa nova. Además, ha declarado que algunas de sus referencias son Billie Holiday, Aute y Caetano Veloso. ¿Cómo es que a su edad no le ha dado por el trap?

Bueno, yo creo que es porque mi camino se fue creando de otra manera. Me introduje en la música de una forma más solitaria. En España el trap nos llega porque grupos de amigos se juntan para hacer música como pueden y como les surge. Si yo hubiese estado ahí, quién sabe, igual estaría en esa escena. Además es algo que oigo y me gusta, y que tiene muchos matices. La gente los mete a todos en un saco y lo llama trap, y se queda tan gusto, pero es algo más complejo...

Buscar una línea común de todas sus canciones, en cuanto a sonoridad, es complicado. ¿Se trata de un proyecto aún por definir?

Es un proyecto versátil, e intento no imponerme una línea estética. Me gusta ser sincera con las cosas que hago; y si no lo fuera, estaría muy tensa. Así que he optado por hacer las cosas que me gustan, independientemente de si hay un hilo conductor. Realmente yo soy quién hace las canciones y como nexo creo que es suficiente.

¿Algún estilo que se le resista o se niegue a interpretar?

Creo que no, aunque es cierto que no suelo sumergirme al completo en ningún género. Soy muy de mezclar, y quizás por eso no encuentro esa barrera.

¿Han cambiado las reglas en la industria musical para la gente joven? ¿Hace lo que quiere, o lo que puede?

No sé cómo eran las reglas antes. Ahora hacemos un poco las dos cosas: lo que queremos, pero con los límites que cada uno tenga. Supongo que si tuviera medios o más posibilidades, haría las cosas de otra manera, pero es cierto que no hay mucha gente fingiendo o metiéndose en un papel que no quiera. Quizás en el mainstream sigue habiendo este tipo de casos, pero no me resulta algo muy común.

¿Esta pandemia ha paralizado sus proyectos o le ha brindado un espacio y un tiempo compositivo? ¿Ha podido hacer muchos bolos en esta nueva normalidad?

Nos ha paralizado bastante, sí, pero hemos retomado con fuerza, y no merece la pena castigarse pensando cosas que no se pueden cambiar. De momento no puedo quejarme, estoy teniendo conciertos y estoy disfrutándolos mucho.

No parecen buenos tiempos para apostar por lo artístico. ¿Cómo hace para que no se apodere la angustia o la frustración?

A veces creo que voy como un caballo con anteojeras. Solo miro en una dirección y, para mí, ahora mismo a los lados no hay nada, no hay más opciones. La angustia y la frustración están ahí, pero yo siempre he convivido con ellas.

Ha cantado una versión de Cuatro rosas. Aún no había nacido cuando se publicó la canción. ¿Qué le empujó a hacerla? ¿Ha conocido a Urrutia?

Me gustaba mucho esa canción, y me salió un poco sin pensarlo. Conforme la cantaba, le fui cogiendo un cariño especial y quise grabar esa versión en acústico para que no se perdiera. Y sí, a Urrutia tuve la oportunidad de conocerlo personalmente y mostrarle la versión, pero fue un momento que se queda para mí .

Es su estreno en Murcia, ¿actuará a dúo con su pianista Julio Martín o rodeada de su banda al completo?

Con la banda al completo. Estoy rodeada de unos músicos increíbles que confían en el proyecto y que lo enriquecen muchísimo. A la guitarra, Lucas de Mulder; al bajo, Sergio Fernández, y a la batería, Mario Carrión.