Un hotel en Benidorm; una amistad desde el instituto, un spa que aumenta la tensión; creerse Beyoncé en un karaoke; perder la cuenta de la cerveza, el vino y el tequila; confesar a deshora lo que está prohibido y revivir la angustia vital que todos tenemos dentro... Cualquiera diría que el guion de una noche antológico (y, en cierto modo, lo es), pero no que el germen sea un desengaño amoroso, el abandono por parte e la persona amada. Pero esa la premisa de Despedida de casada, de la compañía murciana Doble K, que regresa hoy al escenario del Guerra de Lorca con un equipo artístico íntegramente femenino.

Y es que desde la dirección (Encarna Illán) hasta la iluminación (Paula Alemán), esta comedia con un toque de limón y sal será puesta en escena por mujeres casi exclusivamente. Ahí están Natalia Y. Rodríguez, autora del texto, y las cuatro protagonistas del montaje (Rocío Bernal, Inmaculada Rufete, Eva Torres y Susi Espín), dispuestas a celebrar la vida «sea como sea y venga como venga».