Una cucharadita de chocoalegría, una pizca de harina de autoestima... Con estos y otros inversosímiles ingredientes preparará Zaida Díaz un multivitamínico plato para todos aquellos que se acerquen este sábado al Teatro Bernal de El Palmar. Será de la mano de su inseparable socia Marika Pérez y bajo el paraguas de la compañía que ambas fundaron en 2018, Cocos al Aire. ¿Los requisitos para acudir al banquete? Asistir Con el coco abierto, tal y como reza el título de la obra en cuestión. Porque sí, aunque la gastronomía esté estos días de moda en la Región, hablamos de teatro, y de alimentar, más que nuestros cuerpos, nuestras mentes. O al menos eso es lo que tratará de hacer la murciana en su vuelta a casa –cuatro años después–, para lo que tirará de repertorio (canto, baile, improvisación...) en la que es su primera producción con (co)autora. Hablamos con ella para conocer un poco mejor esta pieza.

 

Este fin de semana estrena en la Región su primer espectáculo como autora (coautora) en el Teatro Bernal de El Palmar. ¿Ilusionada por volver a casa, aunque sea en estas circunstancias tan especiales (de aforos reducidos y mascarillas)?

¡Mucho! Hacía como cuatro años que no venía a Murcia, a mi tierra, e incluso he querido viajar unos días antes para poder pasear por estas calles, ver a mi gente... Pero, sobre todo, estoy muy feliz de volver por motivos laborales y con nuestra primera producción como Cocos al Aire. Venir por placer está bien, pero hacerlo con una obra y con las entradas prácticamente agotadas es genial. Estoy muy feliz.

La obra en cuestión es Con el coco abierto, que, en la práctica, es un monólogo teatral. No sé si es la primera vez que se enfrenta a algo así, pero... ¿es difícil ser la única actriz sobre el escenario?

Sí... Y sí, a nivel profesional es la primera vez. De hecho, esta obra es un reto que me autoimpuse como actriz. Con el coco abierto fue mi Proyecto Final de Carrera en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), en Madrid. Quería algo con lo que pudiera crecer, así que me puse las cosas difíciles; y no solo por tratarse de un monólogo, sino también de una comedia (que para mí es siempre más complejo que el drama) y de una obra ‘viva’ en el sentido de que cuenta con partes muy abiertas a la improvisación, de modo que siempre te ofrezca algo nuevo como espectador aunque ya la hayas visto. Y, bueno, por los requisitos del trabajo, tenían que tener ingredientes del teatro musical y llevar baile, canto... 

Vamos, que hace un poco de todo en este montaje.

[Ríe] Sí, es una especie de cóctel molotov teatral.

¿Qué similitudes hay entre cocinar y abrirse en canal o, más bien, ‘abrirse el coco’, como hace la protagonista de esta obra?

[Ríe] Esto viene porque para mí, para Zaida, la alimentación es muy importante. Desde hace unos años, comer bien es un tótem, una filosofía clave en mi día a día; y no solo a nivel personal, sino también desde un punto de vista global, de compromiso con el planeta. Ya sabes, intento consumir productos ecológicos y esas cosas. Y quería que esta obra fuera también, en parte, un llamamiento en esta dirección; pero no desde la critica, sino desde el amor, por medio de una mirada positiva, preguntándonos qué podemos hacer nosotros para cuidar del planeta. Quería que la obra tuviese ese matiz, y se nos ocurrió hacer una receta en la que cada ingrediente es una emoción (chocoalegría, harina de autoestima...). Porque estarás de acuerdo conmigo en que no es lo mismo comer bien –que te hace sentirte bien– que estar comiendo mal, que es algo que nos suele restar energía, producir un cierto decaimiento... En este sentido, Con el coco abierto es también una oda a la alegría de vivir.

O sea que para cuidar al planeta primer debemos cuidarnos nosotros.

Eso es. Como te decía, hablamos de sostenibilidad, pero no solo de cara al exterior... Todo esto empieza por los autocuidados: cuando uno está bien y en equilibrio, lo que hay a su alrededor también lo está. Por eso en esta obra hay un personaje que se abre en canal y muestra sin tapujos su lado más vulnerable: «Esta soy yo y estas son las emociones que me mueven». Y por eso, conforme ella se va arreglando, va pudiendo solucionar los problemas que aparecen a su encuentro y, sobre todo, acaba aprendiendo a dar gracias por la vida y por su entorno, por la naturaleza. En este sentido, la obra es como un acercamiento a lo salvaje y una invitación a ir quitándonos todas esas capas superfluas que nos hemos ido creando con el tiempo y que solo sirven de cara a la galería.

Se trata, por tanto, de una obra con mensaje, pero ni mucho menos de un sermón; la gente que acuda al Bernal va a pasárselo bien. ¿Es de las que piensa que con humor las cosas entran mejor que a la fuerza?

Sí. Esto es algo que me han enseñado mis hijos, que también son protagonistas en Con el coco abierto... Piensa que, en el fondo, lo que nosotras le estamos enseñando al público es algo que puede parecer doloroso (sobre el escenario no deja de haber una mujer que está desnudándose emocionalmente...), pero no lo hacemos desde el drama, sino desde el amor y la alegría, y eso ayuda. Porque creo que cuando nos ponemos a la defensiva nos ‘endurecemos’ aún más, nos encerramos, y ante esa postura no hay una transformación posible; en cambio, mi personaje es capaz de evolucionar porque se muestra vulnerable (propenso), y es ahí donde está su poder renovador, su fuerza. Y como el ser humano se ríe del mal ajeno y ella de sí misma (lo cual es muy sano), lo que nos queda es una comedia.

Entiendo que su personaje acaba encontrando la receta y, por lo que me decía, es evidente que esta obra le ha servido profesionalmente para crecer como actriz. ¿Pero también ha ayudado a Zaida Díaz, como mujer más allá de las tablas, a nivel personal?

¡Por supuesto! Mira, para empezar, ‘encontrar’ el texto fue un trabajo de muchos meses ahondando en la parte más oscura de mí, en mis sombras... Como te decía, fue un proceso de ir quitando capas, ir añadiendo algo de luz e ir abrazando esas sombras poco a poco. Fue un proceso sanador, catártico. Y eso a nivel personal. A nivel interpretativo ha sido un antes y un después en mi carrera, una ocasión para verme sola ante el público y para encontrar recursos y registros actorales que no sabía que tenía.

Zaida Díaz con Marika Pérez, su socia en Cocos al Aire.

Tras esta obra está usted, pero también Marika Pérez, su socia en este y en muchos otros proyectos. ¿Qué tal con ella? Tengo entendido que tienen un historia que es casi de película...

[Ríe] ¡Sí! Nos conocimos en un aeropuerto por medio de nuestras parejas, que son músicos, y la conexión fue inmediata. Enseguida dijimos de hacer algo juntas, pero ya sabes cómo son las cosas... Los años pasaban y no hacíamos nada, hasta que un día se presentó esta oportunidad. Yo tenía fecha para presentar esta obra, pero no tenía con quien, apenas tenía algo escrito..., y me dijo: «Pues te ayudo». Y hay veces que tú puedes tener muchas ganas de trabajar con un amigo pero, a la hora de la verdad, te das cuenta de que no hay feeling (y no pasa nada), pero lo nuestro fue inmediato. Conectamos a la primera porque ambas entendemos que lo primero es la persona; y somos muy trabajadoras y responsables (no me vayas a malinterpretar), pero tenemos claro que la parte humana va y debe ir siempre por delante. Además, tanto Marika como yo pensamos que dejando libre la creatividad es como emerge con más fuerza, con lo que me dio mucha libertad para improvisar; y de ahí nace esta obra y Cocos al Aire, nuestra compañía, con la que ya estamos trabajando en la producción de una nueva obra que se llamará Transformers y con la que espero que podamos volver a Murcia. 

¿Cuál es la filosofía de la compañía?

Pues, al hilo de lo que te decía de poner por delante siempre a la persona, el factor humano, queremos hacer un teatro consciente; que la gente que vaya a vernos reciba un mensaje, ¿sabes?, un algo más, un despertar. Y que cada uno lo interprete como considere, pero que no salga de la obra igual que entró. Hay espectadores que, tras ver Con el coco abierto me ha dicho: «¡Ha sido terapéutico!», y yo les digo que no, que no hay que pasarse [Risas], pero es verdad que el arte tiene esa capacidad, esa función sanadora.

Más allá de este colectivo –como también le llaman a Cocos al Aire–, ¿hay algún proyecto a la vista del que nos pueda hablar? Además de su formación en danza, sabemos que tiene interés por la pedagogía y que ha hecho sus pinitos en el audiovisual... 

[Risas] Es un momento de bastante incertidumbre para cualquiera de los que nos dedicamos a la actuación, la verdad..., aunque yo siempre estoy tocando puertas. No obstante, además de mi trabajo con Marika, doy clases para niños y adultos dirigidas al autoconocimiento. Hacemos danza, teatro, conciencia corporal..., y todo enfocado hacia el despertar de uno mismo mediante el juego, el placer y el gozo.

Fecha: Sábado, 19.00 horas.

Lugar: Teatro Bernal, El Palmar (Murcia).

Precio: 6/8 euros.