Concha Velasco regresa este fin de semana a la Región –hoy al Nuevo Teatro Circo de Cartagena y mañana al Teatro Guerra de Lorca– para protagonizar La habitación de María, un monólogo dramático sobre una ganadora del Premio Planeta (la escritora ficticia Isabel Chacón) que vive en un rascacielos y padece agorafobia; trastorno por la cual lleva 43 años sin salir a la calle. La obra, de 75 minutos de duración, es el último texto estrenado por su propio hijo, Manuel M. Velasco, con quien ya hizo tándem la pasada temporada con El funeral.

Se trata, según palabras de la propia intérprete vallisoletana, del monólogo «más difícil» que ha realizado en su dilatada trayectoria artística, y esto es así por culpa de la agorafobia del personaje. Velasco reconoce que ha tenido que documentarse a fondo para conocer en profundidad esta enfermedad y dar vida así a una mujer que ni siquiera puede levantarse de la silla, pero que tiene el apoyo del portero y goza de la compañía de un pájaro llamado Sallinger, el mismo apellido del escritor de El guardián entre el centeno (J. D. Sallinger), que ha sido un referente para su hijo a la hora de escribir esta obra.

Sin embargo, Isabel Chacón se tendrá que enfrentar a su enfermedad durante una de sus solitarias noches: un incendio obligará a los inquilinos a evacuar el rascacielos. Este dilema llevará al límite a la protagonista, igual que la covid-19 ha hecho con los responsables de La habitación de María –con el productor Jesús Cimarro al frente–, que debió haberse estrenado meses atrás pero que actualmente goza de sus primeras representaciones. Sin embargo, la legendaria intérprete es de las que reivindica la importancia de la cultura en estos tiempos de crisis sanitaria, ya que gracias a la ella «hemos podido sobrevivir los que hemos estado encerrados».

Su futuro

Tal vez eso ha sido lo que haya hecho a la veterana actriz replantearse su futuro. Y es que Concha Velasco aseguró durante el estreno de La habitación de María que ésta sería su última obra de teatro, algo que ahora ya no tiene tan claro. Quién sabe lo que puede pasar cuando, como dice la intérprete castellano-leonesa, subirse a las tablas de un escenario es «lo único que me ha sacado del confinamiento». «Siempre digo que va a ser la última representación, sobre todo por la edad», asegura y lamenta, recordando la personalidad del personaje: «Si no fuera por el teatro, yo tampoco me movería de casa».

De hecho, nada más estrenar la obra en San Sebastián, llegó el confinamiento y se tuvo que suspender la gira. «Estuvimos dos meses encerrados, hasta tal punto que mis hijos no solo no me dejaban salir, sino que no dejaban entrar a nadie», recuerda, lamentando que, «como a todas las personas mayores, que nos dejen en casa recluidas me ha afectado enormemente».