Jaime Lorente vuelve a casa. El del barrio del Carmen vuelve a Murcia, pero también vuelve al que es su hábitat natural: el teatro. Aunque esta vez no será el TCM el que le reciba como tantas otras veces, sino el Romea, el escenario principal. Es obvio: la pasión por el murciano ha crecido mucho en toda España, y eso no exime a su ciudad natal. De hecho, es curioso: pese que la obra que presenta este domingo tuvo que ser suspendida por culpa de la pandemia –el 30 de enero era su fecha de presentación oficial por estos lares–, nadie soltó su entrada: cuando la tercera ola obligó a cerrar los teatros ya no quedaban localidades para ver a Lorente sobre estas tablas, y cuando hace unas semanas se anunció su nueva fecha, tampoco.

La obra en cuestión, por cierto, es Matar cansa, un monólogo escalofriante de Lorente que está dirigido por Alberto Sabina y firmado por Santiago Loza. El cineasta y dramaturgo argentino se mete n la cabeza de un hombre que reconstruye –en un espacio desprovisto de objetos–la historia de un tipo al que admira incuestionablemente: un asesino en serie que busca a través de la muerte el significado de su vida. Lorente, que es Denver y es El Cid, es también ese hombre. Un hombre que, dice ha supuesto «toda una revolución» en su ‘yo’ más artístico, pero también en el más personal.

Y es que la obra funciona como una suerte de «confesión», aseguran sus responsables. La confesión de un «cobarde», más concretamente. La de un tipo incapaz de sacar a la luz su cada vez más acusado lado oscuro (afortunadamente) y que encuentra en las atrocidades cometidas por otro un consuelo. Un hombre que narra ante el público con frialdad y minuciosidad las ‘hazañas’ más sórdidas del asesino, hasta el punto de que incluso, en ocasiones, «las líneas que separan al narrador y al personaje narrado, llegan a confundirse». De hecho, como espectadores nunca llegaremos a saber quién es este chaval tan... ¿apasionado? ¿Es su mejor amigo? ¿Es una de sus víctimas?