Quienes visiten estos días el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy de Cartagena se toparán, cuando accedan a la primera, con una exposición de pintura dedicada al Mar Menor. No es la primera ni será la única muestra pictórica que, sobre los paneles y paredes de esta sala rinda un tributo pictórico a la laguna, pero ésta tiene algo especial. Bajo el título El paraíso perdido, que recibe a los visitantes como advirtiéndoles del mundo en el que se van a adentrar –casi mágico–, su autor, ‘Oleksa Nogach’, exhibe una serie de amaneceres y puestas de sol a orillas del mar que, con una mezcla de óleos y acrílicos, provoca, por un lado, un magnético estallido de color, y, por otro, presenta una mirada diferente de las playas, las aguas y sobre todo los cielos de nuestra costa. Porque hay algo diferencial en esas pinturas..., desprenden auténtica devoción por estos paisajes, y quien se esconde tras el lienzo, tras el pincel, lo confirma.

«En la vida buscamos lugares misteriosos, lugares con sonidos especiales, colores... Esos lugares se llaman ‘lugares de poder’. Yo he visitado más de una treintena de países, estudié ciencias complejas, y he visto muchos lugares extraños y misteriosos –apunta Nogach–, por lo que puedo decir con confianza que tenemos un lugar de poder junto a nosotros». El artista habla, por supuesto, de la zona del Mar Menor, de esa que ha inspirado sus cuadros y que es «el quinto elemento de nuestro entorno», dice, el que «limpia nuestras almas y nos ayuda a conocernos a nosotros mismos». «Y hay que cuidarlo», añade. Porque Oleksandr Nohachevsky –nombre real del artista– lleva poco tiempo en la Región, aunque el suficiente como para sentir como suyo el problema que azota desde hace algún tiempo sus aguas.

En concreto, este ucraniano lleva viviendo en La Manga desde hace cinco años. Nacido en 1967 al oeste de la exrepública soviética, estudió Matemáticas e Ingeniería en la Academia Militar, y durante quince años sirvió en el ejército destinado en diferentes países del mundo. Posteriormente, amplió sus estudios cursando Economía y Administración de Empresas Global en la prestigiosa Universidad de Harvard y trabajó en varias empresas internacionales y alguna de su propiedad en Ucrania. Como docente, enseñó Economía y Franquicia en varias universidades. 

Sin embargo, Nohachevsky inició una campaña de denuncia de la corrupción gubernamental en su país, y por esta razón, se vio obligado a abandonar su patria en 2016. Es por ello que actualmente reside en La Manga con su hijo como refugiado, y aunque siempre ha sido un gran aficionado a la pintura, no ha sido hasta su llegada a España cuando ha podido comenzar a dedicarle tiempo a esta disciplina artística. ¿El resultado? Las piezas que hasta el 15 de marzo pueden disfrutarse en el Luzzy, su declaración a un mar del que se ha «enamorado» y que, dice, no ha dejado de «impresionar su retina y sensibilidad artística» desde que llegó.