Para su primer largometraje, Daniel Bernal ha contado con el actor y cómico vasco Gorka Otxoa, conocido por su papel en la exitosa película de Netflix Fe de etarras y por su nominación a Mejor Actor Revelación en los Goya 2010 por su papel en Pagafantas.

¿Cómo ha sido trabajar con Daniel Bernal?

Ha sido una gozada, la verdad, tanto conocerlo como trabajar con él. Cualquier director siempre pilla su primera película con mucha ilusión y con una energía especial. Además, en esta todavía más, si cabe, porque es suya, escrita por él mismo. Es un proyecto con el que él llevaba ya bastante tiempo trabajando, entonces lo tenía todo muy claro en su cabeza.

Nos ha contado Daniel Bernal que no le hizo mucha gracia tener que grabar en México...

¡Qué va! [Ríe]. No sé por qué te ha dicho eso, pero qué va. Me encanta viajar y en cuanto me dijeron que sería en México me emocioné muchísimo. Fusionar mis dos grandes ‘hobbies’, viajar y mi trabajo, fue un regalazo. Tal vez lo diga por el terremoto que hubo, pero la experiencia vivida allí no la cambio por nada. Vi toda la solidaridad que se vivió en la Ciudad de México y, realmente, fue muy bonito. Nos pusimos manos a la obra y también ayudamos como voluntarios humanitarios.

¿Cómo vivió aquellos momentos? Fue el segundo terremoto más grande que ha sufrido México a lo largo de su historia...

Sería el segundo o tercer día de rodaje y justo nos pilló grabando. Fue una locura. Yo nunca había presenciado un terremoto. Nosotros estábamos surfeando en el suelo del plató. Salimos corriendo a la calle y el edificio bailaba, tambaleándose de un lado a otro. A mi lado había una furgoneta y también bailaba como si la empujaran varios camiones. Fueron momentos de mucho pánico, de muchos nervios... Había mucho ruido de helicópteros, alarmas, sirenas de ambulancias... Aquello parecía la guerra. Fue una experiencia bastante cruda, pero lo bonito de aquello fue la solidaridad que vino después: ver cómo se organizaba todo el mundo para ayudar fue increíble. Pusieron puestos de recogida de alimentos en cada esquina. El rodaje de El ascensor lo recordaré toda mi vida.

Al terremoto se le ha sumado la pandemia del coronavirus, ¿diría que El ascensor es una película maldita?

La pandemia en 2020 y, ahora que estamos en Madrid, la nieve de 2021 con la borrasca de Filomena [ríe]. La película habla también de algo maldito que es un bucle espacio/temporal, con lo cual yo creo que está todo muy bien conectado.

¿Cómo ha sido para usted trabajar en esta película?

Como actor ha sido una gozada porque me daba la posibilidad de interpretar al mismo personaje en diferentes géneros, porque la película es una mezcla de estilos... Es más, cada bucle temporal tiene un toque distinto que obedece a un género en concreto. Así que, cuando leí el guion, me di cuenta de que esta peli era como un caramelo y un viajazo (nunca mejor dicho). Lo disfruté muchísimo.

El filme se estrena directamente, y como tantas otras, en una plataforma de ‘streaming’. ¿Cree que esto desvirtúa el concepto del cine?

No, simplemente es otra forma de vivirlo. Es verdad que no es lo mismo ver una película en casa que en una sala de cine con todo lo que ello implica (el silencio, la pantalla grande, el sonido…), y eso que hoy en día hay proyectores y televisores grandes de muchísima calidad... Pero es otra manera de vivir la experiencia. Está claro que los hábitos están cambiando y la pandemia no está ayudando en absoluto porque han cerrado muchísimas salas, pero gracias a estas plataformas se están produciendo películas que igual de otra manera no se harían. Así que, por ese lado, bienvenido sea.

¿En qué proyectos está metido actualmente Gorka Otxoa?

Este 28 enero estrenamos en Valencia la obra de teatro La coartada, con María Castro y Miguel Hermoso, dirigiendo Bernabé Rico. Es un ‘thriller’ psicológico, casi policial, y lo estoy disfrutando muchísimo porque el mío es un personaje muy distinto a todos los que había hecho hasta ahora. También estoy rodando una serie de aventuras para Amazon con Jean Reno, Aura Garrido y Ángela Molina ambientada en los años cuarenta. Y la temporada pasada también grabé otra serie, Paraíso, que dirige Fernando González Molina para Movistar+ y que se estrenará en breve.