«El mito y la lógica son antitéticos, pero a lo largo de la historia universal han demostrado ir unidos en la literatura, el arte?», señala María José Cárceles, artista visual y comisaria, en este caso. «Nosotros, a través de la lógica, hemos comprendido el mito -explica-, y es por eso que en esta exposición podemos ver e interpretar las reveladoras imágenes personificadas por cada uno de los artistas que la componen». La también periodista murciana habla de una exposición colectiva que mañana se inaugura a las diez de la mañana en las salas Tomás Rico y Víctor Beltrí del Palacio Consistorial de Cartagena y que, bajo el título Mito y lógica -cómo no...- recoge el trabajo de dieciséis artistas en torno a ambos conceptos; eso sí, siempre bajo el inspirador paraguas de la cultura clásica.

En concreto, los artistas elegidos para homenajear a las antiguas civilizaciones grecorromanas son ocho creadores españoles -la mayoría de ellos formados en la Región de Murcia- y otros ocho italianos, a fin de aprovechar las tendencias plásticas y escultóricas cultivadas a ambos lados del Mediterráneo. Los cartageneros Salvador Torres, Antonio Vidal Máiquez y Virginia Bernal lideran al primer grupo, del que también forman parte el mazarronense Antonio Cifuentes López, el murciano Ginés Vicente, el albaceteño Antonio Requena Solera y los valencianos Xavier Ferragut y Pau Pellín. Del lado transalpino, los artistas que forman parte de Mito y lógica son: Lucio Afeltra, Diana D´Ambrosio, Alessandro del Gaudio, Carlo de Lucia, Marco Pili, Nunzia Re, Enzo Treppicione y Vittorio Vanacore.

Ellos son los encargados de mostrar en el Ayuntamiento de la ciudad portuaria su particular reinterpretación de distintos mitos de la cultura clásica. «Las raíces mediterráneas de todos ellos se podrán observar en los trazados, los colores y las formas, también en su expresión de aquellos relatos con los que nuestros antepasados dieron explicaciones lógicas a aquellas cosas que eran incomprensibles para la mente humana», apunta la alcaldesa Ana Belén Castejón en un texto que acompaña a la muestra. El objetivo es rendir homenaje a las antiguas civilizaciones grecorromanas, «interpretando esa época y sus valores artísticos con los diferentes estilos existentes en el arte actual», señala Cárceles. «Entre todos -apunta la comisaria en alusión a Homero, Apuleyo y todos aquellos intelectuales que dejaron testigo de una época- han trazado el camino que nos ha llevado al raciocinio, pues es esencial comprender que, para llegar a nuestra era, nos hemos basado en los paradigmas epistemológicos y en los empíricos de nuestros ancestros». Y de ahí esta muestra, en cierto modo una forma de agradecimiento a todos ellos: «Los artistas contemporáneos pueden expresar esos tiempos no vividos pero sí conocidos y meditados filosóficamente solo tras introducirse en la historia de la cultura clásica a través de los escritos eruditos».

La antigua Grecia y la antigua Roma se mostrarán así ante los cartageneros en distintas interpretaciones abstractas, conceptuales o simbólicas -pero siempre contemporáneas-, a través de lienzos, acuarelas y esculturas. De este modo, Alessandro del Gaudio, por ejemplo, apuesta por la ironía y la figuración, articulada ésta sobre una inagotable vena desmitificadora acerca de nuestra abigarrada sociedad urbana. Mientras que Carlos de Lucia trabaja con las ideas de sueño, identidad y cultura popular para construir una alternativa a la realidad, «un lugar donde se es libre, donde es posible otra forma de vida»; algo muy parecido a lo que pretende con sus pinturas Nunzia Re.

En la obra aparentemente naif de Enzo Trepiccione se desarrolla toda una simbología y un agrarismo que evoca mitos y certezas ancestrales, y Vittorio Vanacore especula con el protagonismo del hombre -el centro de su investigación estética- en la vida de nuestro planeta. Por último, Diana D´Ambrosio, artista conceptual, retorna al análisis de la tercera dimensión, del espacio y de la memoria; Lucio Afeltra sumerge a los espectadores en un viaje en espiral de caminos creativos infinitos, y Marco Pili parte de unos orígenes Dadá para llegar a un rito de lo telúrico de la materia, mezclada como un juego de sabiduría y plasticidad matérica.

En cuanto a los españoles, Antonio Cifuentes presenta una figuración simbolista escultórica que tiene su origen en la obra del pintor Tomás Raja, y de Virginia Bernal, como de costumbre, trabaja inspirada por cierta apariencia doméstica añeja, acompañada por la estética de los daguerrotipos y los camafeos antiguos. Por su parte, Salvador Torres sigue fiel a ese camino entre el pop y la figuración lírica que tanto le caracteriza, situando al visitante ante una narración plástica entre la ficción y la realidad.

En cuanto a Ginés Vicente, el murciano basa su obra en un principio en la figuración metafísica que ha derivado en los últimos años hacia componentes claramente basados en la ciencia ficción, mientras que Pau Pellín presenta en Mito y lógica un polidíptico con hojas de higuera. Por su parte, el acuarelista valenciano Antonio Requena exhibe un particular y casi irreconocible bodegón; un gran ejemplo de ese baile entre la tradición y la vanguardia que propone la muestra, visitable hasta el 24 de enero.