Como con tantos otros artistas, el coronavirus puso patas arriba los planes del cantautor murciano David Moya, que tenía previsto sacar al mercado su séptimo disco, El tiempo lento de las cosas, producido por Rocío Ramos y con la colaboración de Diego Cantero (Funambulista), varios años después de su última referencia, Las horas invisibles (2013). Pero el murciano se ha tenido que quedar en casa esperando una nueva fecha... Por suerte, ahora le llega la oportunidad de presentarlo en el Teatro Bernal (El Palmar). Y atentos, porque dice haber mudado de piel.

Lo que viene de la mano de este cantautor tan humilde como brillante -que dice que canta «para llenar el pecho de aire y devolverlo al ambiente cargado de emociones, de historias vitales y veraces»-, promete. «Tan cantante como autor, tan maestro como musicoterapeuta. Padre e hijo, eterno aprendiz en esto de vivir. Pero es concretamente como cantautor que aquí me encuentras. Seis discos a la espalda y un séptimo debajo del brazo», dice. Moya continúa revelándose fascinante; es un poeta que sabe contar historias, autor de canciones con alma, y en su nuevo disco reina el tiempo lento de las cosas. «Que tal vez estoy loco porque me pegó el siroco, porque soy del mar, como el viento, como el polvo, como todo lo que tiene que pasar».

Está claro que no se dan las circunstancias ideales en las que a un músico le apetece presentar un nuevo trabajo (y menos uno tan especial), pero David Moya no deja espacio a nada que lo aleje de la esencia. Y lo esencial para él es cantar. Cantar y contar todas esas historias. Cada día, confiesa, tiene más cosas que decir.

¿Qué tal la vuelta al cole?

De momento, bien. Crucemos los dedos. Los niños necesitan a sus maestros y a sus compañeros. La presencia no es sustituible.

El tiempo lento de las cosas quizás tenga, aunque no intencionadamente, algún significado premonitorio, ¿no?

A la vista está que sí. ¡A ver quién prevé una pandemia mundial!

El disco tenía prevista la salida cuando llegó el confinamiento. ¿Jarro de agua fría?

Un poco sí, la verdad. Me hacía mucha ilusión. Pero no ha estado tan mal, finalmente. He podido darle otra vuelta al repertorio, y replantear algunas cosas y aprender otras.

Llevas ya siete discos desde que publicaras Sueñografía 1978-2003 . ¿Cada uno es un paso necesario para el siguiente?

Sin duda. Son los capítulos de una autobiografía, a fin de cuentas.

Las horas invisibles , tu último disco, salió en 2013. ¿Has dejado que pase el tiempo? ¿Sequía creativa o reserva de energía?

Reparto de tiempo y energía priorizando la crianza y traer el pan a casa. ¿Sequía creativa? Todo lo contrario. ¡Cada día tengo más cosas que decir! Y, además, cada vez me siento más libre para decirlas como me plazca en cada momento.

¿ El tiempo lento de las cosas reúne composiciones de estos seis últimos años?

Así es. La primera, Por encima de los truenos, surge mientras se mezclaba el disco anterior durante el verano de 2013. La más reciente que recoge es Un cielo abierto, que se compone a final de 2018.

¿Cómo nacen tus historias? ¿Cómo describirías musicalmente este disco? ¿Qué cuentas?

Mis historias nacen de aquello que me toca profundamente. Este disco es muy diverso en cuanto a temática: la espera de mi primera hija, un alegato por la reparación de la memoria de las víctimas del franquismo, una llamada a la empatía con respecto a la situación de los refugiados, cuestiones relacionadas con el desarrollo personal, un desahogo sobre mis desengaños con el mundillo musical? Me guardo poco dentro, la verdad.

¿Echas de menos los tiempos de AMCA (Asociación Murcia Canción de Autor)? Han salido varias generaciones: Rozalén, Muerdo, Funambulista?

Sí. Echo de menos la 'tribu'.

« ?Porque soy del mar, como el viento, como el polvo, como todo lo que tiene que pasar», cantas con un espíritu mediterráneo. ¿Le debes algo a Serrat?

Puede ser. Pero mi lazo con el mar tiene más que ver con mi mujer y con mi hija mayor.

Tras tu actuación en 'Los miércoles + jóvenes', te preguntabas sin reproches: «¿Dónde está el público? ¿A qué tenéis miedo?». ¿Tienes ya alguna respuesta?

La semana que viene te lo diré, tras la presentación. Pero ya te adelanto que me faltan respuestas a casi todo, especialmente en estos tiempos tan extraños, instalados en la cultura del miedo, por un lado, y en la dejadez y la falta de responsabilidad individual y colectiva.

¿Qué ha supuesto para ti eso que denominan 'la nueva normalidad'?

Me ha pillado justo con el nacimiento de mi segunda hija, así que? tampoco iba a salir demasiado. En el trabajo sí es más lío. Trabajo en un centro de día para personas con discapacidad intelectual. A nivel musical, sólo he dado un bolo y ha sido un poco frío. Poca gente en un recinto grande y con mascarilla; cuesta tener feedback. Pero vamos, que 'nueva normalidad' no hay. De momento sólo puedo tocar en Murcia. Las otras cinco fechas programadas eran en lugares que de momento siguen cerrados o con prohibición de conciertos, o con aforo tan reducido que no merece la pena abrir la taquilla.

Cuentas con la colaboración de Funambulista en Por encima de los truenos . Con él compartes generación junto a Manzanero o Aarón Sáez. ¿Te interesa recuperar algo de esos tiempos?

Me conformaría con verlos de vez en cuando con una guitarra de por medio y una botella de vino. Con Manzanero mantengo una relación más estrecha actualmente.

En su momento formamos parte de un jurado que dio el primer premio a Road Ramos. La niña se ha hecho mujer y produce tu disco. ¿Cómo ha sido vuestra relación mientras grababais este disco?

Nos hemos conocido bastante. Me ha fascinado su talento. Tiene un coco inquieto, hiperactivo y creativo a reventar. Yo soy más lentito y estructurado. Ha sido interesante encontrar un punto de encuentro. Y como el disco se ha hecho largo, hemos compartido también bastante a nivel personal.

Antes es una reflexión sobre la memoria histórica, un tema sensible. ¿Cuál es tu punto de vista?

Es un tema casi tabú. España necesita reparar el daño hecho por el franquismo, empezando por llamar a las cosas por su nombre y siguiendo por cortarle las alas a los neofascistas, que algunos tienen hasta escaños en el congreso.

En este disco se nota una mayor implicación en temas sociales. De la sociedad, ¿qué es lo que más te duele?

La mediocridad y la hipocresía; la incultura. El machismo, el paternalismo y otras herencias negativas del espíritu nacional católico? ¿Sigo? El individualismo, la cara dura, la confrontación política como medio para no ocuparse de lo importante? El blanqueo de lo reaccionario, y mil cosas más.

Este verano parece que has recuperado la vida tranquila de los pueblos. ¿Cómo lo has vivido? ¿Sientes que el reloj lleva acelerado mucho tiempo y hay que levantar el pie del acelerador?

Soy lento. Es un descubrimiento relativamente reciente. Ahora lo digo en voz alta. No es malo, pero sí un poco desadaptativo por ese ritmo frenético del que hablas. No va conmigo. Me violenta. De eso habla mi canción El tiempo lento de las cosas: es una canción sin verbos en forma personal. Un cuadro, una foto fija. No concibo la vida sin contemplación, y eso requiere tiempo. No se pueden percibir los matices de nada a ritmo de Instagram.

Escribir es a veces y, ante todo, elegir dónde posar la mirada. ¿Dónde la has puesto en este disco? ¿Todo es distinto, aunque la incertidumbre es la misma?

Mi mirada es más madura. La he puesto en lo esencial, en lo cercano. Esto es muy personal, pero el viaje hacia dentro es curiosamente lo que acaba por acercarnos a los otros.

¿Crees que va a haber una 'reconversión' motivada por los tiempos que corren? ¿Cómo ves tu futuro en la industria musical?

Ni p*ta idea. La industria lleva años perdida. No espero nada, pero a la vez tampoco renuncio. Seguiré haciendo canciones mientras se me retuerzan cosas por dentro. Lo necesito para vivir, aunque no para comer.

La cultura es segura, pero parece que está siendo el chivo expiatorio de la crisis de la pandemia. ¿Tú qué piensas de todo esto?

[Suspira] Venderle que la cultura es segura a una masa inculta e insegura es complicado. Pretender que unos políticos incapaces del sosiego y la reflexión lo apoyen a muerte, imposible. Conseguir que un sector con tantos egos superlativos como el artístico se organice colectivamente para luchar, es difícil, pero no va a quedar otra.

Cultivas todo tipo de géneros: la poesía, la narrativa? No sé si la aportación de la literatura te ha hecho sentirte más libre a la expresar todo lo que tienes en tu interior.

Sin duda. Las canciones, en cuanto a poesía musical (por llamarlo de algún modo), son algo muy condensado. Requieren de una economía del lenguaje de la que la prosa poética o el género narrativo están más libres.

Tras cuatro meses de demora por la pandemia presentas en vivo El tiempo lento de las cosas en el Teatro Bernal. ¿Cómo has planteado este concierto?

Llevo casi un año apostando por un formato de trío acústico al que le tengo mucha fe. Me apetece compartir lo que hago con gente que lo ame, si no tanto como yo, por lo menos que lo valore lo suficiente. Y este formato, con las personas que me acompañan (Juan y Natalia), me permite desde ensayar en la buhardilla de casa a viajar en un solo coche llegado el momento. Ambos son excelentes músicos y mejores personas, y, sobre todo, están ilusionados con formar parte de esto. No puedo pedir más.

Por encima de los truenos ¿es una canción de superación (volar por encima de la tormenta)? ¿Cómo nació esta canción?

Surgió en un momento en el que estaba en tremendo conflicto conmigo mismo. Sentí que caía, que perdía un poco el control de mí. La compuse durante un encuentro compositivo que organizamos un grupo de cantautores entre los que estaban Marwan, Jesús Garriga, Fran Fernández, Pez Mago, Alejandro Martínez... Fue como la patada con la te impulsas desde el fondo de la piscina o del mar para salir a flote. Luego inicié un proceso de trabajo personal, me formé como musicoterapeuta? y casi se convirtió en un himno personal.