Cien años se cumplirían de su nacimiento el próximo 17 de octubre, mientras que en marzo, en plena explosión del coronavirus, las letras españolas lloraron una década sin uno de sus mejores aliados. Parece obvio, por tanto, que 2020 -con todos sus males- es un año para recordar a Miguel Delibes (1920-2010); para releerle, para profundizar en su ingente producción -incluidos sus libros de viaje y caza-, para adentrase en su biografía... Pero también, por qué no, para descubrirle; para hacer por una vez al profe de Lengua o saldar una deuda pendiente con un clásico no tan lejano. Cualquier excusa es buena para acercarse en estos días raros al vallisoletano, y no hay mejor lugar para empezar a buscar que en la sala de exposiciones de La Glorieta.

Y es que la cercanía de tan redonda efeméride (su centenario) ha hecho imposible a la organización de la III Semana Internacional de las Letras de Murcia, 'ExLibris', obviar a tan señera figura; y dado que Delibes debía ser protagonista casi que por imperativo, mejor que fuera a lo grande. Para ello, Victorio Melgarejo, director de las jornadas, y su equipo se pusieron en contacto con la fundación que lleva el nombre del escritor. Y así, junto a ellos -representados en la figura de su máximo responsable, Fernando Zamácola Feijoo-, y con el apoyo del Consistorio murciano y de la Consejería de Cultura, inauguraron ayer dos muestras de visita obligada: Cinco horas con Mario. 50 años de historia y Los dibujos del camino.

La primera, impulsada por la Biblioteca Nacional de España junto a la Fundación Miguel Delibes, se realizó con motivo de la de celebración del cincuenta aniversario de una de las más representativas novelas del acaémico y novelista vallisoletano, publicada en 1966. Cuenta con numerosos documentos relacionados con Cinco horas con Mario, desde la correspondencia mantenida entre Delibes y su editor, antes de que la novela llegase a las librerías, hasta el manuscrito de la obra, pasando por las cartas personales dirigidas al escritor, a propósito de su nuevo libro, de algunas de las personalidades más relevantes del mundo de las letras.

También se pueden contemplar ejemplares de un gran número de ediciones de la obra de diferentes años, colecciones y formatos, y publicados por distintos sellos editoriales. Y se conservan alrededor de cien reseñas críticas referidas a la novela en el momento de su aparición, tanto en prensa nacional e internacional, como en revistas culturales.

El material seleccionado se agrupa en cuatro secciones temáticas: primeros pasos de una novela distinta; muchas ediciones y muchas traducciones, lecturas y relecturas de la novela; libros y artículos sobre Cinco horas con Mario, y la novela en escena: una obra teatral, el origen de una película y el argumento de una ópera, que abarcan desde las primeras referencias al texto por parte de su autor y editor, hasta las numerosas y distintas manifestaciones artísticas originadas por la novela.

Los dibujos de 'El camino'

Aunque quizá resulte casi más interesante la segunda muestra, aunque sea por su 'novedad'. Y es que quizá es poco conocido el hecho de que en 1941, el primer trabajo de Miguel Delibes en El Norte de Castilla, el periódico de Valladolid al que estuvo ligado toda su vida y del que fue director entre 1959 y 1963, fue el de caricaturista. Pues bien, esa es la faceta que explora esta exposición, que recoge más de una veintena de dibujos.

En concreto, de los 21 dibujos que pueden verse en esta muestra, veinte fueron realizados por Delibes para una edición norteamericana de El camino, su tercera novela, que se publicó en 1960. Poco tiempo después, añadiría una nueva ilustración -la número seis de esta exposición- para la edición de la obra publicada en Londres en 1963.

Las ilustraciones que el autor hizo para El camino se caracterizan por su trazo limpio y seguro, y por un cierto aire naif que se acomoda perfectamente con el contenido de una novela que tiene como protagonista a un niño, Daniel, el 'Mochuelo', que recuerda experiencias, juegos y travesuras con sus amigos de infancia.

El objetivo principal de esta exposición es mostrar esta faceta poco conocida del escritor vallisoletano, la de dibujante o, más exactamente, 'ilustrador' de su propia obra. A cada uno de los dibujos que Miguel Delibes hizo para El camino le acompaña el pasaje de la novela al que hace referencia.