Verónicas ya se prepara para la inauguración de una nueva temporada, y lo hace de la mano del artista alemán Rainer Splitt, que se encuentra en Murcia supervisando la fase final del montaje de Chromotopía, su última exposición y una de las que mejor define al berlinés. No obstante, el público aún tendrá que esperar unos días para visitarla, ya que las puertas de la sala abrirá el día 17.

Quien sí ha podido disfrutar ya del arte de Splitt es el director del Instituto de las Industrias Culturales y las Artes, Juan Antonio Lorca, quien pudo conocer ayer el trabajado del alemán en primera persona. «Las obras de Splitt tienen un fuerte compromiso con el color y es difícil clasificarlas en la categoría de pinturas o esculturas... Podríamos hablar de 'esculturas pintadas', piezas que, pese a su indecisión formal, exhiben la claridad que siempre ha caracterizado al artista desde sus inicios a mediados de los ochenta», indicó Lorca.

Y es que el trabajo de Splitt ha evolucionado gradualmente desde 1988, cuando empezó con objetos tridimensionales, para pasar a sus primeras pinturas vertidas en 1990: manchas de color, mezcla de pintura y emulsiones sintéticas que se derraman sobre una superficie y emergen como intensas formas de una gran luminosidad. Por fortuna para los murcianos, dos de las 33 obras que acogerá Chromotopía son 'vertidos' -como él les llama-, uno de ellos el más grande que ha realizado el berlinés en su carrera y que se convierte en la pieza central de la muestra.

Estas piezas híbridas, a medio camino entre la pintura y la escultura, aunque parezcan ser el resultado casual de un proceso de vertido, son el fruto de un estudio pormenorizado de las cualidades del líquido, su potencial para extenderse y el proceso gradual de secado, cuestionándose la relación de sus proyectos con el espacio y con la materia, la línea, el color, y, en este caso con arquitectura de la Sala Verónicas.