Con tan solo 23 años, Víctor del Árbol comenzó su carrera como Mosso d'Esquadra, a la que dedicaría 20 años de su vida, tras haber estudiado Historia en la Universidad de Barcelona. A pesar de ello, desde pequeño siempre había tenido claro que quería llegar a ser el escritor de sus propias novelas, y a partir de mañana a las 21:00 horas, presentará en Mazarrón, en el Mirador de Bahía, su último trabajo Antes de los años terribles.

P¿Cuándo empezó a escribir?

R Empecé a escribir desde que era un chiquillo, pero mi primera publicación fue a los 37 o 38 años. Sabía desde muy temprana edad que la manera que tenía de relacionarme con la realidad de una forma más próxima era a través de la escritura. Fui consciente de mi vocación a partir de los 14 años y, la posibilidad de serlo, me llegó aproximadamente en 2004, cuando publiqué El peso de los muertos.

P Desde los 23 años fue policía. ¿Qué le llevó a dejar de serlo y empezar su andadura como escritor?

R Mi prioridad en la vida siempre ha sido intentar cumplir mis sueños ,y uno de ellos siempre fue ser escritor, lo que pasa es que una cosa es lo que quieres y otra lo que la vida te impone. El hecho de trabajar tantos años como policía me ha servido como una atalaya muy privilegiada, una manera de ver la vida, las relaciones con los demás, desde un punto de vista que para un escritor es muy interesante.

P ¿La profesión de policía le ha influido de alguna manera en su carrera como escritor o en alguna de sus novelas?

R Sí, porque todos los escritores tenemos un cierto grado de autoreferencia en lo que escribimos, y ser policía ha sido una parte muy importante de mi vida y de mi experiencia profesional y personal. Me ha influido a la hora de crear personajes, de afrontar ciertas temáticas, como el origen de la violencia o la relación entre la justicia y la ley, que no siempre es tan evidente como parece. Desde el punto de vista anecdótico no, porque no me parece que lo autobiográfico tenga que ser necesariamente literario, pero sí para tener una visión del mundo que intento trasladar a través de mis libros.

P ¿Dónde o cómo busca la motivación y la inspiración para sus novelas?

R Escuchando lo que me rodea, pulsando la realidad de una manera que va más allá de la superficie. Además, busco mucho en mi interior, escucho el mundo y la riqueza que tenemos en teoría los escritores para desarrollar historias que puedan interesar a los demás, basándonos en muchos recuerdos, vivencias, lecturas y, sobre todo, estando muy conectado a la realidad de manera permanente.

P ¿Por que considera tan importante el intercambio de culturas en la literatura?

R La literatura lo que intenta hacer es precisamente tejer puentes entre las personas y, al final, lo que pretende mostrar es que pese a las diferencias geográficas, culturales o identitarias existen una serie de parámetros universales que atañen a la humanidad; es decir, el amor es el amor en todas partes y, el odio, el odio. La literatura, precisamente por eso, es capaz de calar en cualquier sitio. Podemos leer a un escritor japonés como Murakami, cuyos referentes culturales no tienen nada que ver con la cultura occidental, y, sin embargo, sentirnos interpelados y pensar que estamos leyendo, por ejemplo, a Gabriel García Márquez, que utiliza otra forma de realismo. Pienso que esta es la riqueza de la literatura, que no hay que conformarse con leer unicamente a escritores patrios, sino que hay que explorar otros lenguajes, idiomas y expresiones.

P En alguna ocasión ha hablado de acercar a nuestro país el concepto de la novela negra ecológica. ¿De qué trata éste género?

R La idea es que la literatura siempre aborda temas relacionados con la problemática humana. Hoy en día, en pleno siglo XXI y con las generaciones que están por venir, el mayor reto que se van a encontrar es el cambio climático y el problema medioambiental. Estamos concienciados de que la realidad y nuestro entorno es muy frágil y de que tenemos que convivir de manera pacífica con esto. En ese sentido, estos problemas generan conflictos económicos, políticos o sociales, y la novela negra se mueve muy bien en ese terreno de explorar las dificultades para alcanzar un nuevo paradigma, por lo que me parece que es un género muy útil para hablar de una nueva filosofía o manera de entender la vida que va a acabar imponiéndose por necesidad.

P ¿Cómo diría que ha sido el proceso de creación de su último libro Antes de los años terribles?

RHa sido difícil porque era una realidad a la que no me había enfrentado antes y necesitaba contextualizarla muy bien. Conocía muy por encima la historia de los niños soldados y, en particular, de la Guerra Civil en Uganda, y el hecho de meterme en esa realidad de modo que fuera muy verosímil me ha hecho hacer un trabajo emocional e intelectual, de búsqueda muy profunda. La verdad es que es una novela que me ha dejado una huella muy poderosa.

P Es uno de los escritores españoles, junto a Antonio Pérez Reverte y Miguel Delibes, que ha sido honrado por la Academia Francesa. ¿Qué significó para usted ser consagrado como escritor en Francia antes que en su propio país?

R Un orgullo porque, además, tu no escribes pensando que estas cosas van a pasar. Cuando llegan, de alguna manera te dan la dimensión de hasta dónde alcanza lo que escribes. Sobre todo, me parece muy curioso porque yo soy un escritor español, en el sentido no solo del lenguaje, sino en el uso de la realidad que trato, que suele ser sobre temas de nuestra historia y contexto, y pensar que eso puede calar en una cultura como la francesa es un motivo de orgullo.

P La crítica ha hablado de usted como un autor que impresiona con «la habilidad que maneja las idas y venidas de diferentes épocas». ¿Cómo le llegan estos comentarios?

R Me parece muy interesante porque el paso del tiempo y su narración son elementos fundamentales en mi escritura. El tiempo es algo ficticio, es una invención que nosotros hacemos y los que pasamos somos nosotros, no él. De ahí me viene esa obsesión por los recuerdos, los deseos, el pasado y el futuro, siempre me han interesado mucho, y también cómo construimos un relato como individuos y como sociedad. Esta manera de no contar una historia lineal, desde el principio hasta el final, sino haciendo saltos temporales, es una manera de reflejar mi interés sobre que el tiempo es todo uno, y que todos vivimos presente, pasado y futuro cada día, mediante recuerdos, nuestro día a día y nuestros sueños.

P ¿Cree que las críticas, tanto las buenas como las malas, pueden hacer mejores escritores?

R Las críticas sí, las opiniones no. Hay una tendencia muy acentuada a la opinión. Ésta se basa en la subjetividad, mientras que la crítica es una análisis serio basado en criterios teóricos. La crítica, sobre todo si es mala, te ayuda a entender que es lo que no llega al lector, ya sea tu lenguaje, no tener la ideas claras o, quizás, que tus personajes son poco sólidos.

P Por último, ¿cuál de sus obras dirías que ha cambiado más su vida?

R A nivel práctico, Un millón de gotas ya que ha sido la que más éxito ha tenido comercialmente, sobre todo en el extranjero. Además, me ha consolidado ante Estados Unidos que para mí es un mercado muy importante. Pero emocionalmente, Antes de los años terribles ha marcado mucho mi vida por el alcance que ha tenido, por el compromiso que uno tiene que adquirir consigo mismo y por la capacidad de cuestionar el mundo a través de la literatura.