Desde su fundación en 1902, el Círculo de Bellas Artes de Murcia tuvo como objetivo convertirse en referente para los artistas murcianos y ser parte activa en el fomento de las actividades culturales y artísticas. Organiza veladas, certámenes artísticos y literarios, participa en los festejos ciudadanos, en sus salones imparte cursos, talleres y conferencias. Moderadamente aspiró a emular las actividades que organizaban los Círculos de Madrid y Barcelona.

Los concursos de carteles para publicitar los bailes de carnaval son una de esas actividades. Los premios que otorga el Círculo de Madrid al anunciador del baile de carnaval son sustanciosos; en 1911 eran 1.000 pesetas al ganador y 250 a los accésits; la fama que podía alcanzar el artista era un incentivo importante: Varela, Penagos, Bartolozzi o Federico Ribas cimentarán su prestigio triunfando en estos concursos.

Los premios que otorga el Círculo de Bellas de Artes de Murcia son más magros: 100 pesetas para el ganador y 50 como premio de consolación. Gil de Vicario da cuenta en El Liberal, con un artículo titulado «Nuestros artistas, la exposición de carteles carnavalescos», del concurso de 1922. Comenta los premiados y el nivel de calidad alcanzado. Doce son las obras expuestas. Garay resulta ganador con la obra presentada bajo el lema 'Guiñol'; Pedro Flores obtiene segundo premio por 'Plata'; y se otorga accésit al joven Ramón Gaya por 'Capricho'.

Vicario describe las piezas expuestas. «La obra 'Guiñol', ganadora del concurso, posee todas las buenas cualidades que debe reunir un cartel. Son dos muñecos caricaturescos de trapo, danzando entre serpentinas. El equilibrio de las masas está logrado en la obra€ la expresión de los rostros de gamuza es de una gracia inmensa, y el ritmo total elegante y sobrio. Uno de los aciertos de Garay es la Minerva del Círculo (que aparece enmascarada como un ladronzuelo) por la simplificación lineal de la caricatura de esta diosa€ Todo en este cartel es buen gusto, distinción€ hasta la leyenda fue sabiamente calculada». Para Vicario, Garay conoce bien la necesidad de simplificación, no exenta de humor, para ejecutar un cartel.

El cartel de Garay, que aquí reproducimos, no está muy alejado del realizado por Bartolozzi para el Baile de Máscaras del Teatro Real que organizó el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1919, que supuso escándalo y movió a polémica, pues lejos de elegantes propuestas Bartolozzi recurrió a la imagen de una harapienta comparsa, La Destrozona, colgando del varapalo de su escoba el símbolo del Círculo. La relación con Guiñol, y el sentido de lo popular en ambos carteles es evidente. Vicario continuó describiendo otros carteles y dando pie a una agria polémica.

Aunque a pesar de las duras polémicas el Círculo hace público la labor desarrollada el año anterior que tenía cifras apabullantes: veinte conferencias, doce conciertos, nueve exposiciones, concursos y otros actos, concesión de pensiones; el pintor Joaquín, recibiría una por un año dotada con 3.000 pesetas.