A punto de dar a luz, muy presente en redes sociales y en pleno apogeo de su sello discográfico Mont Venoux, la cantante y compositora Alondra Bentley pasa el confinamiento por el coronavirus en Madrid acompañada por su pareja, Nacho Ruiz, con quien también comparte profesión.

¿Cómo estás llevando esto?

Estoy en Madrid, en casa. Justo hace unos días que pudimos empezar a salir a dar un paseíto, que no es poco. Hacía muchísimo que no salía de casa. Yo creo que bien, que todos tenemos circunstancias y situaciones peculiares en este estado, pero bien, llevándolo bien.

Una de tus circunstancias peculiares es que estás embarazada. Vas a dar a luz este verano.

Sí, en un par de meses, y claro, eso genera un poco de incertidumbre, porque es verdad que tengo que ir bastante al hospital y a revisiones y he estado yendo con un escepticismo muy grande, de decir "uy, ¿cómo va a ser esto?". Y si además vas pensando "que no me pase nada, que mi bebé esté bien", y te encuentras un panorama un poco de ciencia ficción futurístico extraño, piensas "me quiero ir a mi casa".

¿Estás preocupada porque vas a ser madre en breve y por la vulnerabilidad que sugiere este panorama?

Sí, y además como no hay una información tampoco que sea concreta, y cambia todos los días, no sabes muy bien hasta qué punto es una información duradera, todo parece un poco efímero. Un día te dicen una cosa, otro día te dicen otra y tienes un poco de incertidumbre. Piensas: "¿Esto lo sabemos o es una hipótesis que va a cambiar dentro de dos días?".

¿Te atenaza esa preocupación también en los sueños? Estamos aquí en plan diván. Es una entrevista confinada, con ese espíritu lacaniano del diván.

[Risas] Me parece muy bien. Estoy teniendo sueños extrañísimos. Bueno, los sueños lo suelen ser. Pero con mucha riqueza en el detalle, y muchos en relación con el parto, que llega un ser nuevo y de repente es un ser muy extraño y muy pequeño de tamaño, y cosas así un poco desconcertantes, pero creo que es lógico dada la situación.

Sé que te gusta el cine, no hace mucho estuviste poniendo banda sonora a la película Doctor Jekyll y Mister Hyde aquí en Murcia. ¿Alguna recomendación? Un consejo de antiguo estudiante de medicina: cambia el género de las películas. Deja las de ciencia ficción sobre contagios, y pásate a la comedia.

[Risas] Pues una película que para mí ha sido mi favorita durante muchísimos años me la puso mi padre cuando era adolescente: Los niños del paraíso, de Marcel Carné, de 1945.

Menos mal que no son los niños de Brasil o los del maíz.

Es una película chulísima para ver en confinamiento. Ahora mismo, más todavía, porque el metraje es largo; son tres horas de película. Una serie de personajes hablan sobre el tipo de amor y relaciones que quieren tener, y todo gira en torno al mundo del espectáculo en París. Son mimos, o trabajan en el teatro, en el mundo de la farándula, el circo incluso. Además tiene un montón de anécdotas esta peli; hay escenas de carnaval, y la rodaron durante la ocupación nazi en París. Es un poco también de "mira, da igual que estemos viviendo una situación tremenda", con unas restricciones horarias y sociales, que eso sería como la ocupación nazi, y aun así consigue Marcel Carné rodar esa película, y con escenas muy difíciles de rodar en esas circunstancias. Yo la recomiendo. Es una peli maravillosa.

También estás recomendando discos a través de tus redes sociales. Al menos te fotografías con algunos de tus discos favoritos.

Lo más difícil es elegir, porque en casa, si eres un melómano, tienes un montón de discos.

En las redes sociales estás últimamente envuelta, no sé si tú sola o con Nacho Ruiz, tu pareja -con quien también compartes el sello Mont Ventoux-, en una iniciativa que viene de Londres. Se trata de una especie de fiesta de escuchar discos. Creo que la puso en marcha Tim Burgess de los Charlatans, y Nacho la ha importado.

Sí, Tim Burgess puso en marcha esta idea. Él hace muchas cosas, y en Inglaterra, cualquier idea que tenga que ver con el mundo de la música tiene una acogida muy grande. Él, claro, conoce a todo el mundo, y empezó a escribir a todos sus amigos: "Vamos a hacer una escucha colectiva". Es una cosa muy sencilla: si se va a hablar del Different class de Pulp, todo el mundo a una hora determinada en su casa le da al play, y lo va comentando por Twitter, con el añadido extra de que a lo mejor están los miembros de la banda comentando, añadiendo información, poniendo fotos, contando anécdotas... El disco se escucha de una manera super entretenida.

Y más si tienes ahí a los autores.

Claro, esa es la cosa, que se mete el autor, o la banda, o si son varios miembros, cada uno desde su cuenta, o desde la cuenta del grupo, y van contando cosas, y la gente va opinando o preguntando. Nacho dijo: "Qué cosa más chula, vamos a hacerlo aquí", y lo puso en marcha. Le puso de nombre Fiesta Escuchadiscos, y no es más que una escucha colectiva. Es por Twitter, porque te permite seguir un hashtag y abrir un hilo de conversación, y que la conversación sea mucho más fluida. En Instagram todo está relacionado a una imagen, pero eso limita mucho. Puedes comentarla, pero no puedes añadir más información, más imágenes o vídeos. Yo por ejemplo hice uno con Resolutions. Dije: "Aquí voy a meter, para quien le interese, fotos de la grabación del disco en Richmond, vídeos". Todo eso Instagram no te lo permite. Twitter es la red social más apropiada para una cosa así.

Supongo que tú misma también, en este feedback continuo entre lo que tú aportas y lo que aporta la gente que escucha, descubrirías cosas o percepciones que te habían pasado inadvertidas de tu propio disco.

Totalmente. Es que además, lo más chulo es elegir un disco que no es tu último disco, que digas: "Vale, han pasado unos años, hace mogollón que no lo escucho", y cuando te lo pones, te da una sensación de: "¡Ostras! ¿Te acuerdas de esto?". Para el propio músico también es muy entretenido. Hay quien escucha sus discos. Yo no los escucho jamás. Cuando me lo puse el otro día fue guay, me acordaba de la grabación, de cosas de las letras, la gente pregunta. Se ha apuntado mogollón de gente, un montón de grupos indies que han comentado discos míticos. El niño gusano fue divertidísimo. Amaral, Coque Malla, Vetusta Morla... Lo pasa muy bien todo el mundo: el músico y también el que tiene las típicas dudas de melómano.

Últimamente ha surgido la monetarización de conciertos o festivales a través de las redes. Se cobra la entrada para asistir a un concierto festivalesonline

Mi duda respecto a esto es si realmente interesa al público, o le cansa, o le da pereza, porque es difícil. Técnicamente, el audio, cualquier técnico de sonido diría que es lamentable. Poder, se puede, pero es gente muy pro. De conciertos online hay de todo. Mi duda es si a la gente le sigue gustando lo mismo que hace un mes, porque de un mes a aquí me da la sensación de que el público se ha cansado un poco de este formato, con medios mejores o peores. Yo he hecho conciertos desde casa desde que comenzó la cuarentena, nada pro en cuanto a sonido. Es una medida temporal. No tengo la sensación de que sea algo que esté aquí para quedarse, puede ser una solución temporal. Lo que me gusta a mí es obviamente ir a un concierto y verlo en vivo. Los conciertos que a mí más me han impactado en mi vida han sido conciertos en los que la calidad del sonido ha sido brutal, y ha sido una experiencia muy envolvente. Todas esas cosas, evidentemente, ahora mismo no se pueden conseguir, por muy bien que suene el apaño.

Aquello era la normalidad. Ahora estamos en la 'nueva normalidad'. Ya veremos cómo se desarrolla todo. Se busca el encuentro, el acercamiento. Somos seres sociales, necesitamos ese sentimiento de comunidad.

Sí, además hay quien dice que el término 'distancia social' no es el adecuado, porque es una distancia física, pero no es un distanciamiento social; al contrario, precisamente todos estamos en unas circunstancias muy particulares y muy parecidas. Lo que hay es un acercamiento social. Cada uno desde su casa, pero hay un acercamiento social. Obviamente luego hay de todo. Sales a la calle y yo me he encontrado en general que todo el mundo ha sido muy cívico, muy considerado, ha cumplido las normas.

A mí me ha ocurrido otro tanto, pero he visto fotografías y comentarios de otra gente en sentido contrario.

Hay de todo. Ayer tuve una experiencia horrible con un señor en un supermercado. Un bruto que decidió que iba a estar pegado a mí, por supuesto sin mascarilla, y además iba a estar haciendo aspavientos, montando el número porque no quería hacer la cola.

Por cierto, vuestro sello discográfico, Mont Ventoux, vive un momento de gran actividad, ¿no? Habéis hecho algunos lanzamientos. ¿Cómo lleváis lo de manejar un sello en estas circunstancias?

En el aspecto artístico y creativo, muy bien. Lo que hay es una sensación de incertidumbre brutal. En la gestión cultural en general, ahora mismo el signo de interrogación es gigantesco. No solo en cuanto al tiempo. Miras festivales, ciclos, salas incluso un poco más pequeñas, y todas las situaciones son muy complicadas para los artistas, para volver a salir a tocar. Se nos ha quedado mucha gente que ha tenido que cancelar un montón de conciertos. Y tampoco hay la sensación de "no pasa nada, porque en octubre todo se retoma". Poco se sabe; hemos hablado con mucha gente, y para todos es muy difícil. Hay un montón de complejidades que no se sabe cómo van a ir. En el aspecto creativo es muy distinto; la parte creativa está ahí siempre floreciendo, pero es más complicado para cualquier sello discográfico o cualquier empresa de gestión cultural.

El arte influye en la vida y viceversa. ¿La situación actual está influyendo en tus composiciones?

Sí, totalmente. Es muy difícil que no te influya la vida a la hora de expresar cualquier cosa. No somos islas, aunque ahora un poco más, encerrados en casa. Es imposible que, con esa conexión social que existe, todo eso no se cuele en las canciones. Ojalá no desaparezca esta solidaridad.